Discursos dados por Sai Baba – 04. 28/01/75 Narayana Seva

Discursos dados por Sai Baba

{SB 13} (39 discursos 1975 a 1977)

04. 28/01/75 Narayana Seva

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 09 cap. 37 )

Narayana Seva

28 de Enero de 1975

Aldea de Sore Hunise

DAR ALIMENTO ES el más noble de todos los regalos. Hoy han hecho preparativos para alimentar a un gran número dé personas y, de este modo, han justificado el nombre de este pueblo. Los años de vida que se le conceden al hombre son muy pocos; el mundo en el que vive es muy grande; el tiempo se extiende lejos hacia atrás y hacia delante de él. Lo que este pequeño hombre ha de hacer aquí, tiene que hacerlo con rapidez, en el lugar que se le ha asignado y dentro del tiempo que se le ha concedido. El hombre tiene una tarea formidable frente a sí y es justamente para cumplir con ella que ha venido como hombre, habiendo cambiado todo el mérito adquirido durante muchas vidas pasadas por esta morada humana. Esa tarea es nada menos que la manifestación de la divinidad latente en él. La manera más fácil y más agradable de realizarla, es prestando servicio al hombre con espíritu de dedicación y devoción. Además, en aldeas como ésta, el servicio representa una disciplina poderosa y benéfica. Y el mejor tipo de servicio es alimentar a los hambrientos. El primer paso en esta disciplina lo constituye el establecimiento de la ayuda mutua y la cooperación en todas las actividades de servicio entre los residentes. Esto le asegurará paz, seguridad y prosperidad a toda la aldea.

Un hogar aislado no puede constituir una aldea: para ello se necesita que muchos hogares se establezcan juntos y vivan como una sola familia. Y para un servicio como el que están realizando, cada hogar y cada uno de sus miembros tiene que prestar sus manos para el éxito de la empresa en común. Habrán de conjugarse la fuerza física, los recursos financieros y la inteligencia de todos, para que tenga éxito el proyecto. Esta guirnalda no se ha formado con una sola flor: muchas flores de distintos colores y fragancias se han ensartado en el hilo para lograr el objetivo común de adornar una fotografía de una persona. Nadie en el pueblo puede aislarse y decir: «Éste no es mi trabajo; es la responsabilidad de aquel hombre o aquel grupo».

Hoy en día, las ciudades viven en la confusión y el conflicto; no hay paz ni seguridad ni serenidad en ellas. Todo es agitación, ansiedad, temor, antagonismo y sospecha. Solamente en aldeas como la de ustedes se puede encontrar un poco de quietud, compañerismo, tolerancia y verdad. La contaminación del carácter que se extiende en las ciudades está invadiendo rápidamente a los pueblos. Éstos no deberían ceder a la tentación de la imitación y atraer la catástrofe sobre ellos. Deberán apreciar los antiguos ideales indios de la sencillez y la sinceridad, del servicio y del vivir orientado espiritualmente. Deben dominar la codicia, la ira, la envidia y el orgullo y vivir en la armonía y el espíritu de la hermandad. Entonces, la India será feliz y próspera. Cada uno habrá de cumplir con los deberes del papel que desempeñe con actitud de adoración.

Veo que solamente algunos jóvenes y algunos mayores están apurándose para cumplir con las diversas labores que exige este acto. Éste es el caso en la mayoría de las aldeas. Si no comparten todos el esfuerzo, la aldea no podrá beneficiarse. La vida no les ha sido otorgada sólo para comer y digerir, para vagar y descansar, sino para un propósito muy superior: la realización de la divinidad en nosotros, en todo lo que existe a nuestro alrededor e incluso más allá de todas las cosas que perciben nuestros sentidos. El desperdiciar una vida en persecuciones vanas y en placeres sensoriales, no es signo de una persona inteligente. Háganse merecedores de la gracia de Dios ayudando a los débiles y los pobres, enfermos e impedidos, afligidos y oprimidos. No se rían de otros ni se complazcan en ofenderlos o en participar en habladurías o historias que los rebajen a los ojos de los demás. No hay pecado más infame que el herir los sentimientos de otros.

El hombre debe desarrollar dos cualidades: el temor al pecado y la devoción por Dios. Para cultivar la devoción por Dios, empéñense siempre por convivir con buenas personas, dedíquense a la repetición del Nombre. En las tempranas horas del día únanse a los grupos que cantan los nombres de Dios y caminen por las calles gozando de la alegría que surgirá en ustedes cuando lo hagan. Tienen algunos templos en el pueblo; restáurenlos, reactívenlos y háganlos vibrar de nuevo. Reúnanse allí diariamente por una hora y canten bhajans. ¿Para qué querrían perder el tiempo o incluso corromperlo, hablando mal de otros? El ojo, la mano, la nariz, la cabeza, el estómago son todos diferentes, cada uno realiza una tarea especifica, cada uno tiene un nombre y una función diferente, pero todos ellos están supeditados a los intereses del cuerpo al que pertenecen. No trabajan con objetivos contrarios, ¿no es cierto? Del mismo modo, cada uno de ustedes es un miembro de un cuerpo que se llama pueblo. Realicen su trabajo sin quejarse; trabajen colaborando plenamente con todos los demás. Sólo así podrá el pueblo ser saludable y feliz. El amor, solamente el amor los puede unir a otros y a Dios, que es la encarnación misma del amor.

Se refieren a la donación de alimentos como annadana, la caridad del alimento, pero nadie tiene autoridad para donar en caridad lo que le ha sido dado por Dios, ni sentirse orgulloso por ello o incluso sentir que él ha dado algo en caridad. Dios dio las lluvias, Dios hizo crecer las plantas y maduró el grano; ¿qué derecho tienen para llamarlo suyo y entregarlo en caridad? No es caridad lo que están haciendo; solamente le ofrecen gratitud a Dios, están santificando el grano que han cosechado al ofrecerlo preparado como alimento a estos dioses (Narayana) en forma humana. ¡Llámenlo Narayana seva! Eso es más correcto. En todo caso, puesto que lo están haciendo con amor y con humildad, con espíritu de adoración divina, he venido hasta su aldea para bendecirlos. No le dejen toda la responsabilidad a un comité o a un grupo de entusiastas; únanse a ellos de todo corazón y ofrézcanse para compartir la carga. Quiero que todos se unan a este Narayana leva y que no se haga una vez al mes como hasta ahora, sino con más frecuencia.

Aldea de Sore Hunise

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