Discursos dados por Sai Baba – 05. 20/02/66 El amor, fuente de amor

Discursos dados por Sai Baba

{SB 06} (28 de 45 discursos 1966)

05. 20/02/66 El amor, fuente de amor

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 05 cap. 32 )

El amor, fuente de amor

20 de Febrero de 1966

Prashanti Nilayam

Shivaratri

Ayer y anteayer tuvieron la oportunidad de beber el néctar de la bienaventuranza aquí. Me alegro de que hoy tendrán la oportuni dad de beber el dulce néctar de los discursos espirituales. Los veo a todos como las olas del océano cuando la luna se eleva en el cielo.

Claro está, el amor que tienen por la fuente de todo amor es la verdadera razón de esta felicidad que veo brillar en sus caras. Mi advenimiento y mi voluntad divina de restablecer el Dharma son ambos consecuencias de este amor, como bien podrán comprender.

Pero esta felicidad debe ser canalizada hacia actividades útiles.

El valor de la vista se conocerá solamente cuando tengamos que ir a ciegas; el valor del agua se puede conocer sólo cuando hay escasez, no cuando todos los grifos la entregan en abundancia.

Cuando los tanques y pozos se secan, los hombres claman por un vaso de agua. Así también sucede con esta felicidad. Reúnanla, acópienla, desarróllenla e irriguen con ella sus corazones sedientos mientras puedan.

En el pasado, Shankara se esforzó por establecer en el corazón del hombre la fe de que él es el Ilimitado Todopoderoso; trató de remover los viciosos rasgos que se habían aposentado allí, para que el hombre pudiera moverse hacia su Realidad.

Al tener al menos un vislumbre de esa Realidad, el hombre se libera de ego, orgullo y desaliento, de manera que la alabanza no lo complace ni la burla lo entristece. Se vuelve estable y seguro, como la cumbre de una montaña que ninguna tempestad puede sacudir. Como la pantalla de cine, incólume ante las batallas o desastres que se proyectan sobre ella, no es afectado por el fuego de la calumnia ni por la lluvia de los halagos. Buda una vez dijo en Budhagaya que lo bueno y lo malo, el honor y la deshonra, la alabanza y la calumnia, son los dos pies: uno no puede moverse sin ellos. Son inevitables en el proceso de la vida. El alimento y el excremento están ambos dentro del hombre; tiene circulación para la sangre roja así como para la azul. Una ciudad tiene tuberías para el agua potable y para las aguas negras. Un ateo se acercó una vez a Buda y lo retó con un lenguaje violento, insultándolo y derramando calumnias sobre él y sus compañeros, mostrando unos modales muy reprensibles. Buda lo escuchó pero no reaccionó en absoluto.

La lengua del pobre hombre se agotó y se puso furioso de ira y final mente se alejó bufando. Cuando se le preguntaron las razones por las cuales no había dicho ni una sola palabra en respuesta, Buda dijo: «Cuando alguien se acerca a tu puerta con la intención de ser tu huésped, la menor indicación de que te has dado cuenta de su llegada, una palabra como “¿qué tal?” o “¿cuándo llegaste?” es suficiente para que se acomode en la casa. Pero si no lo notan ni reaccionan a sus palabras, se irá sin problema».

Muchos de ustedes están dolidos por las calumnias que algunos periódicos están publicando acerca de mí, y muchos están llaman do a que se haga algo al respecto, pero yo estoy deteniendo a todos, pues es la mejor manera de tratar tanto la alabanza como la calum nia. El océano no conoce crecida ni sequía. Está siempre pleno, siempre majestuoso, siempre despreocupado.

Yo les he estado aconsejando que hagan bien a los demás, que hagan a otros felices, que ayuden a otros a vivir confortablemente.

Esto se llama satkarma, actos benéficos. Ahora bien, estos periódicos que viven de la falsedad son capaces de ganar un poco de dinero de personas de bajos gustos. Éste es un acto beneficioso; de nuevo, la gente que difunde esos fantasiosos absurdos sabiéndolos falsos y sabiendo que los han fabricado sus propios cerebros, reciben alegría de esta acción. No los detengan, pues sin gastar ni un solo céntimo, ahora pueden ustedes darles alegría.

Dejen que disfruten en su propio lodo. La alegría es lo que uno obtiene de su propia mente; cuando la mente es viciosa, deriva alegría de cosas viciosas. Cuando es pura, sólo la pureza puede darle alegría.

Hiranyakashipu declaró que Dios no está en ninguna parte, pero Prahlada dijo que Dios está aquí ahora(1). El padre sufrió humillaciones y destrucción; el hijo se elevó a las alturas de la beatitud.

El hijo sabía que todo esto no es sino Dios apareciendo en muchas y variadas formas. Una joven nuera, recién llegada a la familia, estaba sirviendo la comida a sus nuevos parientes. Uno pedía ghi (mantequilla clarificada), otro, mantequilla, otros más, cuajada, y ella resolvió la situación dándoles leche, pues pensaba que la leche incluía todo lo que ellos querían.

Si están inmersos en la bienaventuranza del Señor, serán dueños también de todas las felicidades menores. Si se sumergen en el mar, deben buscar las perlas; cuando vayan al Kalpavriksha (Árbol que concede los deseos) pidan la bienaventuranza más alta.

No anhelen lo pequeño cuando lo más grande está al alcance, con sólo un poquito más de esfuerzo. Hay un anhelo natural en el hombre de volverse uno con lo vasto, lo supremo, lo ilimitado, pues en el fondo de su corazón, allí mismo reside el Supremo. Es como el becerro mugiendo por la vaca. Cada becerro conoce a su madre.

Pueden tener mil becerros y mil vacas, pero dejen a los becerros sueltos y encontrarán a la madre. Así, también, deben saber dónde pueden recibir sustento y apoyo: se pueden obtener sólo de Dios, de quien vinieron.

Debe haber un sentido de urgencia en ustedes cuando emprenden el camino espiritual, pues la muerte está al acecho para agarrarlos.

En una orilla del Ganges, cientos de personas estaban esperando que la balsa regresara de la ribera opuesta. Cuando llegó, se subieron precipitadamente, y mientras el barquero rema ba, discutían entre sí y se daban de golpes. Estaban enfrascados en pleitos y discusiones, regateando por el pasaje y exigiendo unas pulgadas más de espacio, inconscientes del peligro en que se ha llaban sus propias vidas. Pero uno más sabio entre ellos les advirtió y dijo: «¡Hermanos! ¡En diez minutos llegaremos a tierra firme, por favor, manténganse quietos, olviden estos mezquinos deseos, oren a Dios!». Ésta es la triste condición de la humanidad en el presente. Al borde de la muerte, la gente pelea y malgasta preciosos momen tos en placeres vanos.

La falta es debida a la identificación con el cuerpo. El cuerpo no es sino un lugar de residencia, un vehículo, una envoltura. Véanse a sí mismos como un residente en él y la mayoría de su aflicción desaparecerá. Se volverán menos egocéntricos, pues sentirán su parentesco con los demás, que son residentes en aquellos otros cuerpos. Vivekananda se encontraba una vez en cierta ciudad durante sus peregrinaciones. La gente lo reconoció como un gran monje y un profundo erudito, y así, durante tres días consecutivos, una verdadera corriente de visitantes se acercó a su presencia.

Algunos preguntaban acerca de sutiles puntos en la práctica espiritual, muchos discutieron con él sobre temas de lógica, gramática y ética que se encuentran en los Shastras. Los estudiantes buscaban conocer acerca de los problemas de la regeneración nacional y las soluciones que podía sugerir. Pero había una anciana que, sentada en un rincón, observaba a Vivekananda con avidez y que no hablaba ni una sola palabra. Estuvo allí durante los tres días, esperando una oportunidad de acercarse al monje. Cuando finalmente la tuvo, le preguntó: «Hijo, ¿puedo traerte algo de comer?

Estas personas no te dieron nada, ni siquiera unos minutos para ir a pedir alimento en el pueblo. Sólo dímelo e iré corriendo a buscarte algo de comer y beber». Vivekananda se alegró muchísimo ante el tierno corazón de aquella madre y le dijo: «En verdad eres bendita. ¿Qué pueden hacer la mera erudición o el serio deseo de se
rvir para salvar al hombre? La compasión, el servicio, el ponerse ustedes en el lugar de su vecino y tratar de aliviar el dolor y la aflicción, eso es lo que gana la gracia». A través del amor y el servicio la mente es limpiada de ego y Dios se refleja en ella.

Un hombre pidió prestado a otro y le prometió devolverle el dinero a la salida del sol el día siguiente. El otro preguntó: «Pero, ¿cómo puedes estar seguro de que el sol se levantará mañana?».

A esto el que había pedido respondió: «¿Y cómo puedes estar seguro de que yo viviré para devolverte el dinero o de que tú vivirás para cobrarlo?». Todo acerca de la vida es inseguro. Por eso, caminen hacia adelante, a partir de este momento, den por lo menos algu nos pasos hacia la meta mientras puedan. Ese solo intento puede inducir al Señor a extender su permanencia en la Tierra hasta que logren la meta.

El amor por el Señor no debe degenerar en fanatismo y odio por otros nombres y formas. Esta clase de cáncer está afectando hasta a hombres eminentes hoy en día, pero ustedes deben evitarlo.

Crean que todos aquellos que reverencian al Señor y viven en el temor al pecado son sus hermanos, sus más cercanos parientes.

Su ropaje externo, su lengua o el color de su piel, o hasta los métodos que adoptan para expresar su reverencia y temor, no son importantes en absoluto. Los animales de dulce son valorados por el azúcar, no por las formas que les da el fabricante. Su dulzura es lo que hace que los compren. Formas de elefante, perro, gato, rata, chacal o león, no importa; eso depende del gusto individual.

Todos son dulces, eso es lo esencial. La dulzura atrae al hombre a Dios; pravriti, la ac ción, lleva a nivriti, la dedicación; Ananda, la felicidad, atrae hacia Sat-Chit-Ananda, la más alta bienaventuranza.

Cuando el apetito por éstas aumenta, todos los bajos deseos y anhelos cesan.

Prahlada conocía la verdad de: «Todo este mundo está lleno del Dios inmanente». Lo sabía por el estudio y por la experiencia; lo sabía como un hecho siempre presente; por eso, cuando le dijeron que pidiera un don que le fuera otorgado por el Señor que se había manifestado delante de él, no pidió la resurrección de su padre ni la restauración de su reino, o una larga vida, riqueza o fama; ¡pidió la oportunidad de aliviar el dolor y la aflicción de todos los seres! Él sabía que Dios estaba manifestado como estos seres y que la mejor forma de servir a Dios era servir a esas manifestaciones y darles alivio y alegría. La lengua debe justificarse con palabras dulces; la mano, con actos suaves e inofensivos. El cuerpo debe de dicarse a upavasa, estar en la presencia de lo Divino. Muchos de ustedes malinterpretan esta palabra, upavasa, con el significado de “ayuno” y sé que exageran en este sentido. Ayunan el lunes para complacer a Shiva, el martes para complacer a Lakshmi, el miércoles para propiciar a algún otro dios, el jueves en mi nombre, el viernes para Gauri, el sábado, por temor al planeta Sani, y el domingo para obtener el favor del Sol. Lal Bahadur Shastri les pidió que ayunaran un día para ayudar a resolver la crisis alimen taria, pero ustedes están dispuestos a ayudarlo mucho más. Ahora bien, todos estos ayunos no los llevarán más cerca de la gracia de Dios. Upavasa significa que todos sus pensamientos, palabras y acciones en estos días santos deben ser acerca de Dios y por él, deben pasar el día cerca de Él, en Él, por Él. Significa que el comer, el dormir y otras ocupaciones corporales deben tomar un segundo lugar, y que la meditación y la repetición del Nombre deben tomar el lugar principal. Si su cuerpo se consume como resultado de estos ayunos, culparán a Dios; con eso, lo único que hacen es atraer la calumnia de la gente sobre el Dios que adoran. Vendrán a ustedes y dirán: «¡Qué! Antes de que empezaran ese culto a Baba, estaban mucho mejor; ahora se han vuelto tan del gados y delicados que apenas pueden moverse!», y siguen hablando mal de mí de esta forma.

No exageren en nada: sean moderados y sensatos. Pueden hablar de mí como el Motivador Interno de todos los seres, pero se mo lestan cuando tienen algún impedimento para venir aquí al Navaratri o Shivaratri. No deben desmentir la fe que tienen en la Omnipresencia. Las mujeres especialmente deben ser obedientes con sus mayores y sus esposos. No piensen que el marido o los hijos son impedimento; no deben albergar el más leve rasgo de disgusto por ninguno de ellos. Adoren a su esposo como a Dios; sirvan a sus hijos como Yashoda sirvió al Señor Krishna. Vean en ellos al Señor que reverencian.

En los días del Emperador Krishnadeva se desató en Vijayanagar una enfermedad contagiosa que se expandió rápidamente.

Se supo que la enfermedad se contagiaba por medio de las ratas y así, cada casa recibió un gato, junto con una “mesada para gato” para alimen tarlo. Pero el número de ratas no mostraban ninguna señal de declinar. Después de algunos días, se descubrió que la “mesada para gatos” la estaban usando mal y estos animales estaban tan débiles que no podían perseguir a las ratas ni atraparlas para comérselas. Los gatos deben ser alimentados para que puedan comer se a las ratas. Así también, el cuerpo debe ser alimentado para que las tendencias, los apetitos sensuales y las malas inclinaciones pue dan ser atacados vigorosamente y eliminados.

A menos que se haga este trabajo, lo divino en el hombre no puede florecer. La tierra alrededor del tronco de ciertos árboles debe ser removida de vez en cuando para que las raíces puedan fortalecerse; las ramas deben ser podadas, para que puedan aparecer las flores y darse las frutas. Así también, el hombre debe cavar alrededor de su mente, podar los rasgos negativos de carácter y cuidar el árbol de la vida.

Practiquen la actitud de ofrecer cada acto a los pies de Dios como se ofrece una flor en el culto. Hagan de cada aliento una ofrenda a él. No se dejen afectar por las calamidades; tómenlas como actos de gracia. Si un hombre pierde su mano en un accidente, debe creer que fue la gracia del Señor lo que le salvó la vida. Cuando tomen conciencia de que nada sucede sin su voluntad, todo lo que suceda tendrá un valor añadido. Pueden descuidar una enredadera en su jardín trasero, pero si un sabio pasa y dice que es una planta medicinal muy rara que puede curar las mordeduras de serpiente, pondrán una cerca a su alrededor y no permitirán que los niños le corten hojas ni siquiera jugando. Cuando tengan conciencia de que el Señor es la causa, la fuente de todo, tratarán a cada quien de una manera humilde y reverente. Ése es el camino que los llevará rápidamente a la meta.

Prashanti Nilayam, Shivaratri, 20-II-66 (1) Juego de palabras en inglés, en que “en ninguna parte” se dice no where y “aquí y ahora”, now here.