Discursos dados por Sai Baba – 10. 20/02/64 Un peso o cien centavos?

Discursos dados por Sai Baba

{SB 04} (52 discursos 1964)

10. 20/02/64 Un peso o cien centavos?

20 de Febrero de 1964

Venkatagiri

El Shastri Pichaya de Nellore habló emotivamente de su ansiedad de conocerme, la cual había sentido durante muchos años; habló también de la felicidad que representa para él el hecho de haber realizado su deseo. Desde luego, para que un deseo se vuelva realidad deben coincidir el tiempo, la causa y la circunstancia. Hoy, en su caso se dio esa coincidencia. Yo lo conozco desde hace muchos años y conocía de su anhelo por llegar a mí, especialmente durante los últimos cuatro años, por eso hoy lo llamé para que se cumpliera su deseo.

Suryaprakasa Shastri habló de la característica de los Vedas de no tener a ninguna persona como autor y Varanasi Subrahmanya Shastri del dharma reflejado en las acciones de Rama tal como lo describe el Ramayana de Valmiki. Éstos son temas de gran interés para todos ustedes, pero debo regañarlos por no haberles dado la atención que se merecen. Están inquietos y preocupados y no se concentran en la enseñanza; esto es parte de la atmósfera que hoy en día llevan con ustedes dondequiera que van. Hay una falta de seriedad, de atención centrada.

El problema es que se están moviendo en la dirección equivocada, lejos de la meta apropiada. Han venido al mundo para realizarse, plenamente equipados con todos los instrumentos necesarios para esta empresa: discernimiento (viveka), renunciación (vairagya), deseo de indagar (vichakshana) el impulso de ampliar su amor, de enriquecer sus emociones, de ennoblecer sus acciones.

Sin embargo, han perdido el camino, están atrapados en un pantano, confundidos con espejismos y sueños a los que toman por realidades; corren detrás de las falsas imágenes y sustitutos sin valor.

El Shastri Subrahmanya, valiéndose de su erudición, seleccionó del Ramayana algunos incidentes adecuados para demostrar que Rama es la encarnación perfecta del dharma. Con cada acción Rama practicaba y proclamaba el dharma al mundo. Él declaró que todos los seres provistos de discernimiento están obligados al dharma y que si lo ignoran encontrarán su castigo. Él estaba conciente de todas las aplicaciones del dharma en los variados campos de la actividad humana.

Ahora bien, los Vedas son la fuente del dharma, los Vedas que Suryaprakasa Shastri afirmó que fueron revelados a la conciencia yóguica de los sabios. Y Rama es la personificación de ese dharma; por eso el Ramayana comparte la excelencia de los Vedas; también el Mahabharata, al cual se conoce generalmente como El Quinto Veda, y el Bhagavata, que describe la gloria y la gracia del Señor y su esplendor como el morador de todos. Éstos son tan eficaces como los Vedas para elevar al hombre y liberarlo de las ataduras que lo ligan a lo bajo y lo sórdido.

La propia esencia de los Vedas está contenida en estas tres obras, y las hace igualmente efectivas como medicina para la ignorancia. Sin embargo, ¿por qué promueven ustedes el escándalo y la discordia acusando a estos brahmanes de exclusivismo y codicia acaparadora? Aun ellos, a pesar de toda su sinceridad y sacrificio, encuentran difícil seguir el régimen recomendado por los Vedas. Detrás de ellos hay generaciones de práctica y esfuerzo.

Ellos y sus familias han practicado el estudio del saber védico durante siglos y no obstante encuentran difícil el cumplimiento de las normas védicas del estado brahmánico; ¿cómo entonces podrían ustedes adoptarlo?

Cuatro personas tienen una moneda de un peso por cabeza. Si cada una cambia la moneda en cien centavos, guarda 25 para sí y da 25 a cada una de las otras tres personas, nada pierde. Cada cual sigue teniendo cien centavos en vez de una sola moneda; no ha habido ninguna disminución de la cantidad inicial. De la misma manera, el Ramayana, el Mahabharata y el Bhagavata son cien centavos; los Vedas son el peso: ésa es toda la diferencia. ¿Por qué entonces perderse en esta campaña de odio? ¿Por qué tratar de llevar una carga que está más allá de sus fuerzas? Miren todas las restricciones y regulaciones, las ceremonias y los ritos que los brahmanes han asumido. Su objetivo no es sólo obtener su propia seguridad y comodidad sino, aún más, se trata de asegurar el funcionamiento ordenado de las fuerzas de la naturaleza para beneficio de toda la humanidad, de todos los seres en todos los mundos. Ése es el alto ideal para el cual se han impuesto todas esas fatigas y tribulaciones.

Su deber es concentrarse en el desarrollo de la divinidad latente en ustedes; una vez que lo hagan, todo odio y orgullo desaparecerán, se volverán humildes peregrinos, igual que los brahmanes, hacia la misma meta, no obstante tomar caminos diferentes. Recuerden que estas cosas no pueden ser decididas por la mayoría de los votos o la fuerza del apoyo popular. No pueden juzgar a los pescados más preciosos que los diamantes por el hecho de que acude más gente al mercado y sólo un puñado de clientes visita las joyerías.

La cabaña y el castillo son construidos en la tierra; así también, todas las creencias, todas las religiones, todas las disciplinas tienen a los Vedas como base. El aspecto distintivo de la cultura de la India es que aquí el vestido y la conducta, el idioma y la literatura, la manera de vivir, los ideales y las instituciones se armonizan para el progreso espiritual del hombre, enfatizando la superioridad del espíritu sobre el cuerpo, de lo sutil sobre lo burdo. Cada cosa está subordinada a esa tarea suprema. El cuerpo debe ser alimentado y mantenido libre de enfermedad. ¿Para qué? Para que pueda estar en óptimas condiciones para la práctica espiritual. ¿Para qué? Para la realización de la verdad acerca de uno mismo. Lo sutil es la base de lo burdo: lo divino es la base de lo humano. La cultura india dirige su mira hacia la base, no hacia lo construido sobre ella.

Éste fue durante mucho tiempo el criterio natural para cada hindú; era automático incluso. Lo transmitía la madre en el regazo, el padre en el campo, el maestro en la escuela, el vecino, los amigos y familiares, los viejos y los jóvenes, todo lo que se hacía, escribía o hablaba. Debido a que esta actitud está desapareciendo rápidamente y corre peligro de quedar completamente abandonada, he creado esta Academia de Sabios de Prashanti para recordar una vez más a la India y a toda la humanidad el deber de cultivar aquella actitud espiritual.

Sin duda estarán de acuerdo cuando digo que la felicidad suprema (ananda) es su mayor necesidad, pero no pueden adquirirla en ninguna tienda; debe ser conquistada con trabajo, con buenas obras, frecuentando buenas compañías, desistiendo del mal, manteniendo la mente apegada a la gloria de Dios. Lo bueno y lo malo no pueden ser vaciados en un mismo recipiente sin riesgo de que lo bueno se contamine con lo malo. La noche y la luz no pueden coexistir. Una vez el Sol estaba orgulloso porque no tenía más enemigos; pero alguien le dijo que aún tenía una enemiga: la oscuridad. Entonces el Sol envió sus rayos como emisarios para buscar al enemigo, pero dondequiera que iban veían solamente luz: la oscuridad no aparecía por ninguna parte. Los rayos volvieron y reportaron: «No hay tal cosa como la oscuridad en ninguna parte; hemos buscado rigurosamente».

El Shastri Suryaprakara dijo que los mundos (lokas) de este lado del Sol están todos habitados por seres sujetos a la vida y la muerte, al proceso de involución y evolución, y que los mundos del otro lado están habitados por seres libres de esos aspectos de cambio. También preguntó: «¿Quién puede darnos el secreto para trascender la barrera que divide la región de la muerte de la región de la inmortalidad?» El Señor ha enviado a menudo mensajeros para que enseñen a la humanidad al respecto y él mismo ha venido en forma humana para comunicarlo y salvar a la humanidad de la perdición. Y debido a que esta tarea de guiar al hombre ha sido llevada a cabo de manera regular y consistente, hoy en la India existe, por lo menos, el suficiente empeño por descubrir el secreto y escapar
del círculo de nacimientos y muertes.

Ustedes podrán saborear esta victoria sólo mediante una rigurosa práctica espiritual (sadhana). El sadhana espiritual es más arduo que el físico. Imaginen el tremendo esfuerzo que hace la mujer que camina por un alambre en el aire, entre la arena y el toldo del circo. Después de todo, la ganancia será sólo unas cuantos pesos. Esa misma concentración y esfuerzo sistemático dirigidos hacia una meta mayor pueden dotarlos del equilibrio mental para mantenerse ecuánimes bajo las circunstancias más adversas o más favorables. Los sentidos del conocimiento (jñanendriyas) son más importantes para este tipo de sadhana que los sentidos de acción (karmendriyas); el intelecto (budhi) es más importante que todo el resto de los instrumentos internos dados al hombre. Hagan que el intelecto sea el amo de su mente (manas) y no fracasarán; fracasarán solamente cuando los sentidos establezcan su dominio sobre la mente.

Un paralítico y un ciego se hicieron amigos y anduvieron de lugar en lugar; el ciego cargando al paralítico sobre sus hombros. Un día, cuando pasaban por unos campos, el paralítico vio cientos de calabazas en un terreno y le sugirió al ciego que recogieran algunas para comer. El ciego no acogió la idea de inmediato, pero le preguntó al otro: «Hermano, ¿han cercado el campo?». El paralítico dijo: «No». El ciego preguntó nuevamente: «Hermano, ¿hay un vigilante allí?». El paralítico contestó: «No». «Entonces —concluyó el ciego— sigamos nuestro camino. Las calabazas deben de estar amargas, por eso nadie las vigila». Se sabe que hay calabazas dulces y amargas; pero el ciego, gracias a su intelecto, pudo descubrir que ésas eran amargas aun sin probarlas. Su inteligencia percibió la verdad más rápida y claramente.

Clarifiquen su intelecto mediante el sadhana y así lograrán la visión del Señor que mora dentro; ésa es la visión que salvó a Gajendra, el elefante salvaje (el hombre) atrapado por el cocodrilo (el egoísmo) cuando se metió al lago (el mundo objetivo). Miren la alegría y el dolor como maestros de audacia y equilibrio. El dolor es un amistoso recordatorio, un buen capataz, un maestro incluso mejor que la felicidad. El Señor otorga tanto protección como castigo, pues ¿cómo podría ser el Señor si no insistiera en una rígida observancia y obediencia?

Ustedes están tan distantes del Señor como piensen que están y tan cercanos al Señor como se sientan. Dejen que les diga: la distancia entre yo y ustedes es la misma que la distancia entre ustedes y yo, ¿no es así?; pero se quejan de que estoy lejos aunque ustedes se van acercando más y más. ¿Cómo puede ser esto? Estoy tan cerca de ustedes como ustedes lo están de mí.

Esta cercanía se obtiene por la devoción, que no podrá mantenerse firme si no logran liberarse del «yo» y «lo mío». Cuando un prisionero es llevado de un lugar a otro, va acompañado por dos guardias. Cuando un hombre que está prisionero en esta jaula (el cuerpo) camina de un lugar a otro, también va vigilado por el ego y el apego. Cuando se mueve sin éstos, pueden asegurar que ya es un hombre libre.

Ahora que me he referido a la cárcel y a la vida de prisioneros, dejen que les diga otra cosa: todos están bajo sentencia. De nada sirve esperar recompensa mientras trabajan en la cárcel; deben trabajar porque así se les ordena, y trabajar bien. No pueden argüir que las recompensas no son distribuidas con justicia y no tienen derecho a desistir de la tarea que les han asignado. Si así lo hacen, su sentencia será aumentada o serán transferidos a otra cárcel. Por otra parte. si aceptan quietamente la sentencia y hacen su trabajo sin protestar ni murmurar, el castigo será reducido y los enviarán fuera con un certificado que les garantice una vida feliz, sin que los guardias los molesten. Ésa es la actitud que el individuo debe adoptar si está conciente de su sentencia y si es serio su empeño de liberarse.

Recuerden: la libertad es su derecho de nacimiento. Concéntrense en ella y practiquen los medios de lograrla.