Discursos dados por Sai Baba
{SB 20} (31 discursos 1987)
16. 23/07/87 El ascenso del hombre
( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 20 cap. 16 )
El ascenso del hombre
23 de Julio de 1987
Con proezas físicas y fuerza intelectual, sin ayuda divina queda uno indefenso y débil.
No olviden el destino de aquel que, como el valiente Karna, murió sin gloria, y aprendan la lección.
Cada uno conoce el mundo de Dios, ¿pero de qué sirve?
Dicen adorar a Dios, pero no tienen ninguna comprensión de su mensaje.
Si no se libran de la ignorancia, no pueden experimentar la conciencia del Supremo. El conocimiento supremo (jñana) es la encarnación del Atma Supremo (Param Atma). Es autorrefulgente. Solo cuando el hombre es consciente de que él es ese Conocimiento y esa Luz, puede tener la experiencia de la unidad con lo Divino.
¿Qué es la luz? Es el medio que nos permite ver los objetos.
Durante el día vemos las cosas con la luz del sol y, a la noche, con la luz de la luna, de las estrellas o de lámparas. ¿Qué es lo que nos permite saber que vemos las cosas con la luz del sol y de otras fuentes? Los ojos. En el estado de ensueño, vemos muchos objetos aunque nuestros ojos estén cerrados. En ese estado, ¿quién es el que ve y quién es el que experimenta el sueño? Es la inteligencia (buddhi) que ve las cosas por su propia luminosidad (tejas).
Los tres aspectos del principio del No Dualismo (Advaita) En el estado de sueño profundo (sushupti), hasta el intelecto deja de estar presente, pero se experimenta una sensación de felicidad.
¿Quién siente esta bienaventuranza? El Espíritu Interior o Atma. “Yo soy el Atma y el Atma soy yo”, es la verdad que cada uno debe reconocer. Es el Atma que activa el intelecto, que permite a los ojos percibir los objetos. El Atma es la verdad, y ustedes son el Atma. Cuando se experimenta esta verdad, el hombre puede reconocer la unidad trascendental que lo subsume todo. Con este fin, deben investigarse los tres aspectos del no dualismo. Estos son:
bhava advaitam, kriya advaitam y padhartha advaitam.
Bhava Advaitam: Es la indagación que lleva al reconocimiento de la base común de diferentes objetos, por ejemplo, el algodón es común a la tela y al hilo. Reconocer al Uno que subyace tras los muchos es bhava advaitam. Esto implica reconocer el Espíritu interno Uno, que es común a todos los seres.
Kriya Advaitam: Se relaciona con la realización de las acciones con pureza de mente, palabra y cuerpo, con un espíritu de dedicación a Dios.
Padhartha Advaitam: Exige reconocer los elementos que son comunes a todos los objetos y a todas las cosas vivientes. Los cinco aires vitales (pancha pranas) y los cinco elementos básicos –tierra, agua, fuego, aire y éter (pancha bhutas)– se pueden encontrar en todos los seres.
Hay una sola Divinidad en todas las cosas Comprender estos tres aspectos de unicidad lleva a reconocer la unidad básica del cosmos. Como no ven esta divina unidad, los hombres están atrapados en las diferencias. Hay una sola Divinidad en todas las cosas. Brilla refulgentemente en cada uno. Pero, al igual que las cenizas que cubren el fuego en el carbón ardiente, esta luz está cubierta por la propia ignorancia del hombre, que no reconoce esa luz dentro de sí. Para ver el fuego en las brasas, hay que quitar la ceniza que las cubre. De la misma forma, la luz del Atma en el individuo está cubierta por el sentido de separatividad y multiplicidad. Cuando, por medio de las prácticas espirituales, ese sentido de multiplicidad desaparece, se puede reconocer la verdadera naturaleza del Ser.
Hay cinco tipos de seres humanos. Uno es el humano divino (manava daivatvam); el segundo, el humano humano (manava manavatvam); el tercero, el humano demoníaco (manava danavatva); el cuarto, el humano animal (manava pashutvam); el quinto, el humano envilecido (manava hinatvam).
El tipo humano divino está representado por aquella persona que es consciente de la divinidad dentro de ella. Reconoce que el Atma es su verdadero Ser y considera el cuerpo un instrumento para realizar lo Divino. Se esfuerza por llevar una vida pura y sagrada, teniendo siempre pensamientos puros y dedicándose a actos de caridad y rectitud. Concentra su mente en lo Divino y llena su vida con el amor de Dios.
El término Manava tiene dos significados Al tipo humano humano pertenecen aquellos que cumplen los deberes establecidos en la vida de acuerdo con las diversas etapas –celibato (brahmacharya), jefe de familia (grihasta), anacoreta (vanaprasta) y renunciante (sannyasa)– y llevan vidas puras y santificadas.
Esas personas se esfuerzan por adherirse a los valores humanos básicos de la verdad, la rectitud, la paz y el amor, y viven de acuerdo con la verdadera naturaleza humana.
El término manava (humano) tiene dos significados. Uno es ma (“no”), nava (“nuevo”), o sea, “aquel que no es nuevo”. Esto significa que el hombre tiene una larga historia detrás. El otro significado es: “el que está libre de ignorancia” (ma: “ignorancia”; na: “sin”; va: “viviendo”). La verdadera humanidad consiste en alejarse del mal camino y seguir la senda correcta.
El tipo humano demoníaco (manava danavatvam) corresponde a esa clase de personas que actúan mal, no solo en cuanto a la alimentación y la recreación, sino que se dedican a cometer actos de crueldad y violencia. Llevan vidas carentes de moralidad y justicia.
Son inmensamente egoístas y no tienen intenciones de prestar servicio a nadie. La cualidad demoníaca se identifica con el egoísmo y la crueldad. Si la rectitud es la marca de una persona verdaderamente humana, la maldad es la marca del ser demoníaco.
El tipo humano animal (manava pashutvam) está representado por la persona que se dedica solo a comer, a dormir y a los placeres sensuales. Estas cualidades animales se describen en hindi como “khana, sona, marna”, o sea, comer, dormir y morir. Esas personas no tienen metas elevadas y por eso llevan una existencia animal.
Una sola cosa es peor que esa existencia humana animal: el ser humano envilecido, que llega hasta el extremo de someterse al sufrimiento con el fin de hacer daño a otros. Estará dispuesto a perder sus dos ojos para que el otro pierda uno. Les hará daño a los que le han hecho un bien. Este es el ser humano más degradado.
La grandeza de un ser humano no consiste en devolver un bien por un bien, sino en hacer el bien al que nos ha hecho un mal. Es suficiente con que traten de ser por lo menos verdaderamente humanos, si no pueden elevarse al nivel del humano divino. No importa qué estudios tengan, qué títulos puedan obtener. Nunca dejen de vivir de acuerdo con su verdadero estado de ser humano. Si no desarrollan verdaderas cualidades humanas, toda su erudición es como el aullido del chacal en un cementerio. Adquirir toda clase de conocimientos sin hacer el esfuerzo de poner en práctica siquiera una pequeña parte es simplemente un atentado contra la memoria.
Discurso pronunciado en el Auditorio del Instituto Sri Sathya Sai, el 23 de julio de 1987.