Discursos dados por Sai Baba – 18. 29/05/96 La grandeza de Rama-Rajya

Discursos dados por Sai Baba

{SB 29} (53 discursos 1996)

18. 29/05/96 La grandeza de Rama-Rajya

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 29 cap. 18 )

La grandeza de Rama-Rajya

29 de Mayo de 1996

Sólo es un verdadero día aquel en el que todos los devotos se reúnen para orarle al Señor; aquel en el que las personas sirven a los pobres y los necesitados en un espíritu de hermandad; aquel en el que se ofrece un banquete a los sirvientes del Señor que cantan Sus glorias; aquel en el que los hombres santos visitan nuestros hogares y nos relatan las hazañas del Señor; todos los demás son días de duelo.

Era el gran día de la Coronación de Shree Rama. La Ciudad de Ayodhya estaba de fiesta, y la gente se regocijaba con las alegres celebraciones. La corona que Manu llevó por primera vez, había sido llevada por sucesivos emperadores de acuerdo con la tradición sagrada. Ese día, los sabios Vasishta, Vamadheva y Jabali llevaron la corona para la coronación de Shree Ramachandhra.

Varios reyes, jefes y gobernantes menores, junto con muchos sabios estaban entrando en el Salón Durbar para participar de la histórica ceremonia. El portón de entrada principal había sido decorado de un modo original con un mensaje gigantesco, en sánscrito, que decía así: “Sathya-Dharmabhih yukthanam nasthi mrithyu bhayam” (Quienes se adhieren a la Verdad y a la Rectitud no temerán a la muerte). El mensaje declaraba que aquel que se adhiriera a la Verdad y la Rectitud no temería volver a nacer. Esto significa que tal persona no necesita temer a la muerte después de esta vida porque no volverá a nacer. Sin nacimiento no puede haber muerte.

Adhesión a Sathya y Dharma en el Rama-Rajya El Ramayana hizo ver claramente a todos la importancia de la Verdad y la Rectitud. La gloriosa historia de Rama extendió el nombre y la fama de Bharat a todos los países. En el Rama-Rajya (reinado de Rama) las dos palabras, Sathya y Dharma (Verdad y Rectitud), resonaban en todo el reino. El Dharma prevalecía en todas partes; jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, eruditos e iletrados, todos se adherían a estos dos principios.

Así como es el gobernante son los ministros. Así como son los ministros son los administradores. Así como son los administradores son las personas comunes. Los ministros se adherían estrictamente a la Verdad y la Rectitud. A Lakshmana, Bharata y Shathrughna se les asignó la tarea de hacer cumplir las órdenes de Shree Rama, en todas las regiones del reino. Ellos observaban atentamente lo que estaba ocurriendo en cada rincón del reino, hasta qué punto las personas se adherían a la Verdad y la Rectitud y cómo les iba en sus vidas cotidianas. Con este propósito, se empleó un cuerpo de oficiales numeroso para recorrer el país.

Estos mensajeros reunían cada día toda la información acerca de las dificultades experimentadas por la gente y su conducta. Este sistema prevaleció durante todo el reinado de Rama.

Rama realizó cien Ashvamedha yagas (sacrificios del caballo) y muchos otros sacrificios. Junto con ellos, Rama propagó entre la gente las cualidades de la verdad y la conducta recta.

Los días dorados del Rama-Rajya Durante el reinado de Rama, todas las mujeres casadas eran Sumangalis (mujeres cuyos esposos estaban con vida). La viudez era desconocida. Es natural que los padres mueran antes que sus hijos. Pero no es natural que los hijos mueran antes que sus padres. En el Rama-Rajya no había un solo caso de muerte prematura.

La muerte de las personas jóvenes era desconocida.

Nadie sufría enfermedades. No había señales de pobreza. Las lluvias llegaban en las estaciones correctas. Las cosechas eran abundantes. No había escasez de comida. La intranquilidad era desconocida. Todas las personas eran felices y pacíficas.

Comparando aquellos días con los tiempos presentes, nos damos cuenta de la indolencia que impera en la actualidad. Bharat disfrutará de Rama-Rajya sólo cuando tenga gobernantes como Rama, ministros como Sumanthra, consejeros piadosos como Vashishta y Vamadheva y hermanos como Lakshmana, Bharata y Shathrughna. Durante el reinado de Rama no había conflictos en ningún lado. Las personas no se complacían en la recriminación mutua. Todos los habitantes del reino sentían gratitud por cualquier acto de ayuda recibido y estaban deseosos de hacer recíproco el acto de bondad.

Rama expresó gratitud hacia todos aquellos que lo ayudaron El primer anuncio que hizo Rama en oportunidad de la coronación es notable. Él dijo: “¿Quién es el principal responsable de que la celebración de hoy sea posible? Hanuman fue el único responsable de la búsqueda exitosa del paradero de Seetha y de ayudarme a recuperarla. Por lo tanto, desde un comienzo Yo expreso mi profunda gratitud hacia Hanuman”.

Rama luego expresó su gratitud hacia Jatayu, quien sacrificó su vida luchando contra Ravana mientras éste se llevaba a Seetha.

Luego Rama manifestó su gratitud hacia Sugreeva, quien lo había ayudado a organizar la búsqueda de Seetha y le había proporcionado las huestes para la guerra contra Ravana. Después, expresó su gratitud hacia Vibheeshana, quien se había pasado a Sus filas, a pesar de las sospechas de los compañeros de Rama, y le había revelado a Éste muchos de los secretos del enemigo.

Por sobre todo, dio muestras de su gratitud a las enormes hordas de monos, que no tenían conexión directa con Rama o Seetha, y que soportaron muchas penurias y hasta sacrificaron sus vidas por Él. De este modo, Rama expresó su gratitud a todos los que lo habían ayudado en la épica batalla Rama-Ravana.

La lección suprema que ha de aprenderse del Ramayana es que uno debe sentir gratitud de por vida hacia cualquiera que lo haya ayudado durante una crisis. Sólo el hombre que muestra tal gratitud puede ser llamado un ser humano. El hombre ingrato es un demonio. El ser humano y el ser demoníaco no son diferentes en apariencia externa. Son las acciones las que le dan a uno el apelativo de humano, demoníaco o divino. Todos aquellos que se complacen en los pensamientos malos, las palabras malas y las acciones malvadas son descriptos como demonios. Del mismo modo, aquellos que hacen daño a quienes los han ayudado son considerados demonios. También, quienes renunciaban a la Verdad y a la Rectitud y estimaban a la falsedad y a la maldad como su aliento vital, eran tratados como demonios.

Cada sustancia tiene su cualidad inherente Actualmente, los hombres sienten fascinación por la falsedad.

Ignorando lo que significa Rectitud, practican la maldad. Nuestros Vedas enseñan: “Hablen la Verdad; sigan la Rectitud”. Hoy, los hombres ni siquiera están calificados para pronunciar estas palabras y mucho menos para practicarlas.

Cada sustancia tiene su Dharma (cualidad inherente). Esta cualidad es independiente de la creencia de uno. Es su naturaleza inherente. Por ejemplo, aquello que posee la cualidad de quemar ha sido llamado Agni (fuego). La cualidad natural del fuego es quemar.

Esta cualidad no está basada en la fe ni en la opinión de nadie. Ya sea que sean conscientes o no de esta cualidad, cuando tocan el fuego éste les causará una quemadura. Del mismo modo, la cualidad del hielo es el frío. Una vez más, esto es independiente de la creencia de alguien. Si el frío está ausente, ya no es hielo.

Ha perdido su naturaleza. Asimismo, la naturaleza del sol es esparcir luz. Quizás uno no pueda ver el sol porque está cubierto por nubes o porque uno es ciego. Pero eso no evita que el sol cumpla su Dharma de esparcir luz.

De igual modo, el hombre tiene un Dharma. Este Dharma (rasgo natural) es llevar a cabo todas las acciones con Thrikarana Suddhi (pureza de pensamiento, palabra y acción). La función natural del hombre es que en su conducta haya armonía entre pensamiento, palabra y acción (unidad de cuerpo, habla y mente).

Cuando hay divergencia entre pensamiento, palabra y acción, el resultado es la maldad. Debido a que hoy no h
ay armonía entre pensamiento, palabra y acción en la conducta de los seres humanos, la maldad se ha difundido por todas partes. Esta unidad trina no prevalece ni entre los educados ni entre los iletrados.

Quien carece de fe, pero actúa como si la tuviera, está destinado a enfrentar la ruina. Dicha persona es de naturaleza demoníaca.

Hoy, la Verdad y la Rectitud han declinado en forma alarmante.

La primera tarea es producir hombres y mujeres jóvenes que estén apegados a la Verdad y a la Rectitud. Sólo será próspera y feliz una nación en la que los hombres y las mujeres se adhieran a estos dos principios. Cuando Bharat tenga tales hombres y mujeres, alcanzará gran prosperidad.

Los gobernantes son los culpables de los problemas actuales La cultura Bharateeya le proporcionó espiritualidad al mundo y proclamó el mensaje: “¡Que toda la gente en todas partes sea feliz!”. En la antigüedad, los gobernantes, los sabios y los jefes de familia se esforzaban por practicar la Verdad y la Rectitud. Los gobernantes establecían el ejemplo y todos los demás los seguían.

Hoy vemos que así como son los gobernantes son también las personas.

No hay que culpar a la gente, en absoluto. La responsabilidad es enteramente de los gobernantes.

Debido a los errores de los gobernantes, la gente sufre todo tipo de problemas. Cada gobernante busca su propio interés y ganancia egoísta. Cada uno va detrás del poder y el dinero. No hay líderes interesados en las necesidades de la gente y su bienestar. Si se ha de promover el progreso de la nación, los gobernantes deben seguir el consejo de los líderes altruistas de la sociedad.

La supervivencia de Bharat, incluso en su condición actual, se debe al hecho de que en el pasado los gobernantes aceptaron la guía de grandes sabios. Éstos no tenían ningún interés personal.

¿Por qué el sabio Vasishta se acercó al Emperador Dhasharatha?

No le interesaban ni la riqueza ni la pompa. Él quería estar presente cuando el Señor encarnara como Rama. Seetha estimaba a Hanuman del mismo modo. Dijo que incluso si ella le ofreciera el poder sobre los tres mundos, aun así no le estaría pagando la deuda que tenía con él. “Tú eres la encarnación del sacrificio. Eres ejemplo de la devoción pura. Gracias a estas dos cualidades, tienes derecho a moverte con libertad en los tres mundos. Los tres mundos experimentarán prosperidad a través de tu presencia”.

La necesidad primaria es el restablecimiento de Sathya y Dharma Lo que necesitamos hoy es el restablecimiento de la supremacía de la Verdad y la Rectitud. Hay quienes ponen reparos capciosos al uso de estos dos términos. Si ellos no saben lo que son la Verdad y la Rectitud, no se los puede considerar seres humanos, en absoluto. La Verdad y la Rectitud son las cualidades naturales inherentes a los seres humanos. La vida humana se basa en la Verdad y la Rectitud. ¿Qué locura es ésa de declarar que uno no sabe lo que son?

La Verdad es la expresión verbal de lo que piensan. La Rectitud es actuar de acuerdo con las palabras. La unidad de pensamiento, palabra y acción es esencial. La Verdad y la Rectitud no son cualidades a ser adquiridas, como sugirió Narasimha Murthy (en su alocución anterior al discurso de Swami). Son inherentes al hombre, nacidas con él, al igual que sus miembros y su aliento vital. No hay necesidad de buscarlas en otra parte. Emanan del propio corazón.

Moran en todos. Lo que se necesita es ver que estas cualidades inherentes no se pierdan. Nadie tiene el derecho de vivir en este mundo si no practica la verdad y la rectitud.

Tomen con ecuanimidad los altibajos de la vida Se ha declarado que para la práctica de estas dos cualidades, Vairagya (la renunciación) es esencial. Renunciación no significa abandonar el hogar y la familia. La verdadera renunciación consiste en tratar la alegría y el pesar del mismo modo. Uno debe poseer un espíritu de ecuanimidad al enfrentar el placer y el dolor, la ganancia y la pérdida. No se exalten ante la alegría ni se depriman ante la tristeza. Traten por igual la alabanza y la crítica. Ésa es verdadera renunciación o desapego. Tomen con ecuanimidad los altibajos de la vida.

Consideren el ejemplo de Seetha. Ella era prisionera en el Ashokavana de Ravana, quien había realzado la belleza del lugar de diversas formas, para hacer que Seetha lo considerara fascinante.

Pero a Seetha no le interesaban en absoluto estos atractivos.

Sin embargo, se sintió profundamente conmovida cuando un pequeño mono cantó las alabanzas de Rama desde la copa del árbol bajo el cual se hallaba sentada (Swami cantó la canción de Hanuman en alabanza a Rama).

Seetha vio más belleza en el mono que en todas las flores de Ashokavana. Fue el canto del nombre de Rama lo que proporcionó belleza al rostro del mono. Ella se llenó de bienaventuranza en ese momento. El nombre era como néctar para ella. La bienaventuranza sin belleza es estéril. El Ramayana enseñó la relación integral entre belleza y bienaventuranza.

¿En qué residía la bienaventuranza de Seetha y Rama? En el bienestar y la felicidad de la gente. Ellos no querían nada de la gente. Sólo les interesaba dar y seguir dando lo que era bueno para la gente. Esto se aplica a todos los Avatares, desde Rama hasta el presente. ¿Qué es lo que Yo pido de ustedes? No les pido ni siquiera un céntimo. Los estudiantes reciben educación gratuita.

Los hospitales ofrecen atención gratuita. Todo lo que Swami ofrece es gratuito. Los estudiantes sólo tienen que pagarse su comida.

¿Dónde ven semejante provisión de educación y asistencia médica?

En ningún lado. No le pido nada a nadie. Experimentaré bienaventuranza si ustedes llevan vidas buenas y se destacan como ciudadanos nobles.

La actitud errada de la gente En el mundo actual ustedes ven que sólo cuando los estudiantes pagan una cuota elevada por la educación, ellos muestran un mayor interés en los estudios. La gente tiene más confianza en aquellos hospitales donde tienen que pagar abultadas sumas de dinero. En los hospitales privados se les pide un depósito por adelantado de 200.000 rupias para una operación de corazón. Los pacientes sienten que recibirán una atención de primera clase debido a los honorarios elevados que abonan. Esto es una insensatez absoluta. Los pacientes reciben muy poca atención, una vez concluida la operación.

En el Hospital Sai de Superespecialidades todo se realiza gratuitamente, se proporcionan los mejores medios y se muestra un interés amoroso por los pacientes. La gente da todo esto por sentado porque no paga honorarios a los médicos. Ésta es una actitud totalmente errada. No hay duda de que se comprenderá el valor de lo que se ofrece gratuitamente a su debido tiempo. Pero me apena que existan impresiones tan equivocadas. Si hasta los estudiantes tienen estos sentimientos, ¿qué beneficio obtendrán de su educación en las instituciones Sai? ¿Acaso están prosiguiendo sus estudios meramente para ganarse la vida? Ganar dinero no es una gran cosa. Hasta los ladrones hacen dinero. Se sabe que incluso algunos mendigos han amasado grandes sumas de dinero, mendigando.

La educación debe adquirirse sólo para obtener Vijnana (sabiduría), y no riquezas. Quien se interesa sólo por el dinero, jamás podrá cultivar buenas cualidades. Todos nuestros estudiantes del Instituto deberán interesarse sólo en cultivar virtudes.

Muchos reyes disfrutaron de riquezas y luego murieron. ¿Dónde están ahora? Únicamente se recuerdan sus acciones malvadas.

El carácter es más importante que las riquezas y la opulencia Durante los diez últimos días habrán oído hablar mucho acerca de Ravana. Las riquezas que poseía eran ilimitadas. Kubera (el dios de la riqueza) era su primo. Su fuerte y su ciudad estaban pavimentadas en oro. ¿De qué le sirvieron sus riquezas y opulencia?

Él no poseía carácter. Finalmente lo perdió todo.

Por lo tanto, cultiven su carácter. La adquisición de buenas
cualidades es el rasgo de la verdadera educación. ¿Qué importa cuánta riqueza posee un hombre si no tiene moral? Un hombre rico difícilmente disfrute de paz mental.

Sin duda el dinero es necesario para seguir adelante en la vida.

Pero el dinero excesivo es perjudicial. Ustedes tienen una obligación para con sus familias. Para ese propósito deben ganar un sueldo. La riqueza excesiva es la causa de todos los malos pensamientos y sentimientos. Pueden ver que en la mayoría de los casos son los hijos de los ricos los que se descarrían.

Las personas deberían recordar siempre que la muerte puede llegar en cualquier momento. Uno debe reformar su vida antes de que llegue el final. La grandeza reside en la virtud y no en la riqueza.

Un verdadero ser humano es aquel que reconoce lo Divino dentro de sí. El hombre debe llevar una vida sagrada. Cada uno ha de esforzarse por reconocer el Espíritu que mora en su interior, que es el amo del cuerpo y los sentidos. La educación más elevada es Athma-Vidhya (el Conocimiento del Ser). El Espíritu es invisible como las raíces de un árbol. Pero es la base de la verdadera bienaventuranza, así como los frutos de un árbol se derivan de sus raíces. Los placeres externos que ustedes disfrutan se basan en el poder del Espíritu interior. El aire que respiran, la luz que ven, el agua que beben se derivan todos de lo Divino.

Cumplan con la palabra dada Los estudiantes deben reconocer el poder Divino que lo sustenta todo en el universo. Fue la fe en lo Divino la que sostuvo a Seetha durante los diez meses que vivió sola como prisionera en el Ashokavana. El poder divino que sostuvo a Seetha en su cautiverio está en todos. Confíen en ese poder. Todo lo que tienen que hacer es volver su visión hacia adentro. Sigan los dictados de su conciencia.

La educación debe enseñarles buenas cualidades, pensamiento correcto, conducta recta, disciplina y devoción por el deber.

Los estudiantes deben desarrollar una fe firme en la Verdad y la Rectitud. Cumplan con la palabra dada. Ése es el mensaje de la vida de Rama. “Una palabra, una esposa, una flecha”. Rama ejemplifica estos tres signos. Deben experimentar el Principio de Rama que reside en el corazón de ustedes.

Rama no es el hijo de un emperador remoto. Es el Espíritu Eterno en el corazón de cada uno. Vivan de acuerdo con su propia conciencia y complacerán a Dios.

Cada ser humano tiene que desarrollar fe en Sathya y Dharma, practicarlos en la vida diaria y llevar una vida digna.

¡Estudiantes! ¡Niños y niñas! Es probable que asuman posiciones de liderazgo en la nación en los años futuros. El futuro de la nación depende de cómo se conduzcan. Estén siempre dispuestos a servir a la nación; sin importar las pruebas que deban enfrentar, háganlo con fe en Dios. Sigan los mandatos divinos. Eso contribuirá al bienestar de cada uno y al bienestar de la nación y el mundo.

Discurso pronunciado en el Sai Ramesh Mandap, el 29-5-1996.

Véanse en Mí, pues Yo Me veo en todos ustedes. Ustedes son Mi vida, Mi aliento, Mi alma. Todos ustedes son Mis Formas; cuando Yo los amo, Me amo a Mí Mismo; cuando ustedes se aman a sí mismos, ¡me aman a Mí! Me he separado de Mí Mismo para poder amarme. Mis amados, Ustedes son mi propio Yo.

—BABA