Discursos dados por Sai Baba – 26. 15/09/63 Construyendo o mendigando?

Discursos dados por Sai Baba

{SB 03} (35 de 42 discursos 1963)

26. 15/09/63 Construyendo o mendigando?

15 de Setiembre de 1963

Ciudad de Mysore

Reunión de los Tesoreros

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Yo mismo le he pedido a Sunandamma que los llame a todos aquí esta noche, para poder hablarles de la grandísima obra social a la que están dedicados. Esta mañana coloqué la piedra angular de su institución: bendije la empresa, porque ustedes están sirviendo a mujeres y niños, especialmente a niños mental y físicamente impedidos. Comprendo que tienen la ayuda de expertos en sicología que pueden comprender los problemas especiales de los niños subdesarrollados. Hasta ahí, todo está bien.

Como tesoreros que se han comprometido a ayudar a Sunandamma en esta misión de misericordia, quiero aconsejarles que emprendan primero la construcción de las habitaciones para los pacientes y para las clases. El salón de oración puede esperar; la atmósfera de un lugar donde se realiza esta clase de trabajo no puede ser sino piadosa. Lo que ustedes están haciendo puede considerarse como austeridad (tapas) y los niños y adultos que los observan, a ustedes y a sus esfuerzos, no requieren nada más inspirador que esto. El salón de oración puede esperar hasta que lleguen mejores tiempos.

Sunandamma me estaba diciendo que algunos de ustedes querían que los edificios fueran inspirados en la antigua arquitectura hindú, una especie de templo, en realidad, mientras que otros prefieren el estilo más moderno, sencillo, utilitario y barato, sin elaborados motivos decorativos. No se puede revivir las hermitas ahora, en el siglo XX; tienen que encontrar un punto medio entre lo antiguo y lo moderno. Además, quiero que el espíritu de lo antiguo esté en el corazón, no en los ladrillos y el cemento.

Si los niños son todos en esta edad moderna afectados por sus atracciones y actitudes, ¿cómo puede el estilo del edificio en el cual viven cambiar su punto de vista? Y ¿qué me dicen de los maestros? Están imbuidos con las pasiones y los prejuicios de la edad moderna. Conviertan más bien sus corazones en parnasala (moradas de santos), llenos de los ideales y aspiraciones de los sabios de esta tierra, cargados de sencillez y sinceridad, movidos por el impulso de expandirse en amor hacia todos los seres; entonces, el estilo del edificio no importa. Es la arquitectura de la mente lo que importa. Si las necesidades de la edad moderna requieren un cambio, cambien las cosas no esenciales. No diluyan la verdad de tal modo que pierda su autenticidad.

Si a alguien le gustan más las bebidas de un color azul o rojo, no viertan tinte azul o rojo dentro de la botella; viertan más bien la bebida en un vaso azul o rojo, y entonces ofrézcanlo . Esto sería suficiente. Así también, si un estilo de edificio ha de preferirse, edifiquen la estructura, pero no cambien las cosas esenciales del trabajo a ser hecho dentro del mismo ni el punto de vista de los trabajadores.

Agradable y moderado… éstas deberían ser las ideas básicas. No construyan algo que sea demasiado chillón, ni destartalado, ni demasiado costoso, ni demasiado frágil. Tomen el término medio; esto producirá el máximo de beneficios. El desear los objetos materiales es algo que no puede ser abandonado plenamente; así, transfórmenlo en un instrumento de adoración. Dediquen todos sus esfuerzos al Señor, acepten todos los logros y los fracasos como pruebas de la gracia del Señor, pues su voluntad decretó que así sucedieran. Transformen las seis pasiones en instrumentos para la elevación espiritual.

Sé también que están preocupados acerca de los fondos para la terminación de sus planes. ¡Sunandamma hasta me ha pedido que les enseñe el camino! Bien. Aquel que les indicó el camino durante tanto tiempo, lo seguirá haciendo. Esto se terminará; de otro modo yo no hubiera colocado la primera piedra. Las buenas obras nunca languidecen por falta de fondos; el Señor vendrá en su socorro. Sólo que puede tomar algún tiempo; no desfallezcan. La naranja es muy amarga cuando está verde, pero el tiempo gradualmente la endulza y la vuelve una fruta deliciosa. La paciencia y el esfuerzo arduo serán recompensados.

Debo decirles, sin embargo, que para una causa tan noble como ésta no deben recolectar dinero por medios engañosos. La ayuda debe venir de corazones devotos, con dinero bien habido, de personas que conozcan y aprecien el objeto para el cual dan. Es por esto que me opongo a todos los espectáculos benéficos, donde tientan a la gente con una danza o un drama o una película y recolectan dinero para sus planes preferidos. También me opongo a las loterías en las cuales se usa, para la recolección de fondos, la tentación de ganarse el premio gordo, un premio recolectado de dinero sacado de las ganancias de otras personas, por el cual no se hace nada.

Dejen que cada uno dé, de la plenitud de su corazón, de su propia iniciativa, lo que él pueda dar de buena voluntad después de estudiar bien la obra actual y las futuras posibilidades de la institución. Su deber es sólo de informar; no traten siquiera de persuadir; el mendigar por una obra que es inherentemente buena es un insulto a la naturaleza humana; el hombre que pide y el hombre a quien se pide son ambos disminuidos.

Quiero darles este valor y esta confianza. Sigan adelante con espíritu de humildad y fortaleza y tendrán éxito.