Discursos dados por Sai Baba – 27. 23/11/86 Hereden la Riqueza de Sai: Amor

Discursos dados por Sai Baba

{SB 19} (30 discursos 1986)

27. 23/11/86 Hereden la Riqueza de Sai: Amor

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 19 cap. 27 )

Hereden la Riqueza de Sai: Amor

23 de Noviembre de 1986

Esta gran Madre Patria nuestra, que ha dado origen a hombres de gran alma, quienes derramaron su gloria por los continentes.

Esta heroica tierra que ganó su libertad de los aventureros occidentales.

Esta sagrada tierra que logró eminencia en la música, la literatura y las bellas artes.

Habiendo nacido en esta tierra de belleza resplandeciente de logros artísticos, es el supremo deber de todos ustedes, devotos, proteger el tesoro del Dharma legado a ustedes por la Madre Bharat.

¡Encarnaciones de lo Divino! La tierra de Bharat se parece a una naranja. Las religiones y comunidades son los gajos en ella.

Las numerosas ocupaciones perseguidas por la gente son como las semillas. Nacer en un país con una variedad tan rica es en sí una bendición. Es una tierra que debería brillar en toda su gloria manifestando unidad.

Desde tiempos muy antiguos, Bharat ha estado proclamando al mundo su fe en Dios y en la vida santa. “¡Que todos los mundos sean felices!”, ha sido el manifiesto ideal de la sociedad hindú. La buena fortuna de aquellos que han nacido en un país tal, va más allá de toda alabanza.

Tanto el dolor como el placer son impostores El hombre es esencialmente Divino por naturaleza. Debido a varios factores, tiende a olvidar su Divinidad inherente que es Sat-chit-ananda (Ser-Conciencia-Bienaventuranza). El velo de ignorancia que oculta la Divinidad en él no puede ser removido fácilmente. Ni la riqueza, ni la posición ni la erudición pueden librarlo de este malestar. Sólo el conocimiento del Ser (Atma jñana) puede proveer el remedio.

No deben dejarse engañar por los placeres derivados de las posesiones, posición o prosperidad. Éstas son cosas transitorias que vienen y van. El dolor y el placer son incidentales a la existencia humana, como sus parientes. El hombre debe esforzarse por realizar su verdadera naturaleza, por experimentar su Divinidad inherente y no ceder a las tentaciones del momento. Tanto el dolor como el placer son impostores. El hombre no debe permitir que lo arrastren a la perdición.

El Ser trasciende el tiempo y el espacio, es eterno e inmutable.

La indagación en la naturaleza del Ser es el mensaje de la filosofía perenne. Es también el deber primordial del hombre.

Los sabios declararon que el cuerpo es una perecedera bolsa para trapos, en la que pululan los males. Abandonando su apego a ese cuerpo, el hombre debe refugiarse en Dios. Los cinco elementos pueden afectar sólo el cuerpo, pero no pueden tener ningún efecto sobre el Espíritu.

Pureza y Divinidad El cuerpo, la mente y el espíritu (Atma) constituyen un ser humano.

Los tres demuestran la naturaleza del hombre y le permiten crecer hasta su verdadera estatura. Representan los tres conceptos de Acción, Conciencia y Realización. El cuerpo es el instrumento para la práctica del dharma o rectitud; el medio para desempeñar todos nuestros propios deberes. La mente es la fuente de los buenos y malos pensamientos. El mundo se entiende sólo a través de la mente. Es el instrumento para juzgar entre lo correcto y lo erróneo, lo impermanente y lo duradero. Representa la conciencia o comprensión.

El Atma representa la pura, refulgente, eterna e incambiante Conciencia. Brilla dentro del hombre como una llama iluminadora.

Los Shastras la han caracterizado como lo Divino. Los Upanishads han declarado que Dios mora en la cueva del corazón. La Biblia ha declarado que lo Divino puede ser experimentado sólo por medio de la pureza del corazón. El Corán también declara que la pureza de corazón es esencial para experimentar a Dios. Guru Nanak afirmó que sólo por medio de los buenos pensamientos, buenas palabras y buenas acciones se puede realizar lo Divino. Todas las fes se unen en proclamar la importancia suprema de la pureza de corazón.

El hombre, sin embargo, ha olvidado su verdadera naturaleza Divina y está inmerso en la vana persecución de los placeres materiales. En el proceso, ha ignorado la conducta correcta y es presa de muchos males. Los hombres consideran que el dharma es una mera conducta ética en la vida diaria. Pero no es así. El dharma realmente significa el reconocimiento de la Conciencia Universal que está en cada individuo y el actuar sobre la base de la unidad de esa conciencia. Cuando esta conciencia en el hombre está envuelta en el ego, asume la forma de las tres gunas: sattva, rajas y tamas, que entendemos por bondad, pasión e inercia. Cuando la naturaleza divina de esta conciencia es realizada, se transforma en Atma Dharma, dharma del Ser. El verdadero dharma es la realización de la unidad del Omni-Ser.

Atmadharma y Paradharma Todos los deberes y actividades mundanos llevan la impronta de las tres gunas. El Svadharma se refiere al Atmadharma (el dharma del espíritu). El Paradharma es el dharma, los deberes relacionados con el mundo. Los deberes mundanos son efímeros y sujetos a cambio. Han estado cambiando durante todas las edades. Éstos no deben ser tratados a la par del Atmadharma. Entre estos deberes mundanos, hay deberes como el varnadharma (deberes funcionales), el ashramadharma (deberes relativos a la situación de uno en la vida) y otros.

Tales deberes han sido establecidos para ayudar al hombre a llevar su vida mundana. Pero más allá de ellos está el Atmadharma que ha de ser observado para la autorrealización. Sin embargo, adhiriéndose solamente a los deberes mundanos, el hombre permanece en el nivel animal. Por medio de la disciplina mental, puede elevarse al nivel humano. Sólo cuando los deberes físicos y mentales están unidos a la disciplina espiritual puede observarse el Atmadharma. El cuerpo realiza acciones, la mente distingue entre lo correcto y lo erróneo; el Atma funciona como el testigo. Aunque estos tres parecen diferir entre sí, están interrelacionados. Sólo cuando los tres están integrados y armonizados, puede el hombre lograr la plenitud.

Las cuatro purusharthas: la acción correcta (dharma), la riqueza legítima (artha), los deseos moderados (kama) y la liberación (moksha) son las metas de la vida. Sólo cuando la adquisición de riqueza (artha) y el cumplimiento de los deseos (kama) están unidos a la rectitud (dharma), puede la liberación (moksha) ser fácilmente alcanzada. Pero si artha y kama están divorciados del dharma, no es posible que haya paz ni felicidad. La liberación (moksha) es la liberación del engaño.

“Todo esto está impregnado por lo Divino” La palabra manava, hombre, significa “aquel que no es nuevo”.

El hombre ha estado naciendo muchas veces y se encuentra atrapado en el interminable ciclo de deseos, diferencias y discordia. Él debe salirse de este círculo vicioso, reconociendo que lo Divino es inmanente en todo. La sociedad misma debe ser considerada como una manifestación de lo Divino. El Upanishad ha declarado: “Todo esto está impregnado lo Divino” (Ishavasyam idam sarvam).

Las estrellas son Brahman; el sol es Brahman.

La luna es Brahman; el agua es Brahman.

El cielo es Brahmam; Vaikunta es Brahman.

El padre es Brahman; la madre es Brahman.

Toda la riqueza es Brahman; Brahman es el creador, el protector y el destructor.

El tiempo es Brahman; el cuerpo es Brahman.

La naturaleza es Brahman; la vida es Brahman.

Esta asamblea es Brahman; la verdad es Brahman.

El Sai que está declarando esto, también es Brahman.

Brahman lo impregna todo en el Cosmos. No hay nada que no sea Brahman. Si Brahman es inmanente en todo, ¿cómo podemos buscarlo? ¿Dónde se puede encontrar? Si el universo entero es su morada, ¿cómo podemos ubicar la carretera o la entrada a ella? El Señor del Universo es el Señor engastado en el corazón. Si tocan las fibras de su corazón con éxtasis, el corazón se convertirá en el propio Vaikunta.

La Divina Riqueza del Amor El Señor
los ha provisto con toda su riqueza y todas sus potencialidades divinas. Son los herederos de esta riqueza. Deben descubrir cuál es esta riqueza.

La riqueza de Sai es el Amor puro, desinteresado e ilimitado.

Ésa es la verdad.

No son los edificios que ven aquí los que constituyen la riqueza de Sai. Es sólo el Amor puro y desinteresado. Deben heredar este amor, llenarse de él y ofrecerlo al mundo. Ésta es su suprema responsabilidad como devotos de Sai.

¿Qué es lo que pueden ofrecer al Señor que es omnipotente, omnipresente y omnisciente? Las varias cosas que se le ofrecen a Dios son dadas debido a un engaño.

¿Puede el Señor que impregna el Universo estar confinado en un templo?

Al que tiene la refulgencia de un billón de soles, ¿qué lámpara le pueden encender?

Su verdad está más allá de la comprensión de Brahma y de Hara.

¿Cómo pueden otros comprenderlo?

¿Qué nombre puede dársele a alguien que es todas las cosas?

¿Qué alimento pueden ofrecer al que contiene el cosmos en su estómago?

Se vuelven devotos para su propio bien. Cualquiera que sea el nombre o forma en la cual adoren al Señor, Él responderá. Él es el proveedor de todo, el que cumple cada deseo. Sea el devoto una persona afligida o que anhela algún objeto, o un buscador o un sabio, Dios responde de acuerdo con la medida de su devoción.

¡Encarnaciones de la Divinidad! Para realizar lo Divino, el amor es el camino más fácil. De la misma forma en que pueden ver la luna sólo por la luz de la luna, Dios, que es la Personificación del Amor, puede ser alcanzado por medio del amor. Consideren al amor como su aliento vital. El amor fue la primera cualidad que emergió en el proceso creativo. Todas las demás cualidades vinieron después de él. Por lo tanto, llenen sus corazones de amor y basen sus vidas sobre él.

¿Quién puede considerarse como el más grande conquistador?

Los pensamientos del hombre están llenos de varios tipos de apegos y aversiones. El apego y el odio son cualidades dominantes en él. Son los planetas malvados los que endemonian la vida del hombre.

Una vez, Totaka, un discípulo de Sri Shankaracharya, le preguntó a su gurú: “Maestro, en este mundo, ¿quién puede ser considerado como el más grande conquistador?”. Sri Shankaracharya respondió: “Sólo la persona que ha adquirido dominio sobre sus sentidos es el más grande conquistador; no los que conquistan reinos, escalan los Himalayas o dominan todos los conocimientos”.

Prahlada le dijo a su padre Hiranyakashipu: “Tú quieres conquistar los tres mundos, pero no eres capaz de conquistar tus sentidos”.

El que no ha dominado sus enemigos internos como la ira, el odio, etc., ¿cómo puede esperar conquistar sus enemigos externos?

Los enemigos internos pueden ser conquistados por un solo medio: por medio del amor. Es esencial que merezcan su vida. Lo harán si practican el amor, someten los seis enemigos internos (ira, envidia, etc.) y dedican todas sus acciones a Dios.

El mundo está en confusión, por eso el deber de los devotos es tomar plena conciencia de la paternidad de Dios y de la hermandad del hombre y contrarrestar las fuerzas del mal, las cuales están atrayendo innumerables problemas sobre la humanidad.

Recurriendo a la poderosísima arma del amor, deben procurar servir a la humanidad y erradicar las fuerzas de la violencia y la maldad que prevalecen hoy en día.

Aunque no puedan hacer ninguna otra clase de ejercicio de adoración o práctica espiritual, el servicio a la sociedad los ayudará a santificar sus vidas. Una de las nueve formas de devoción, el servicio (seva) es la más importante. Por medio del servicio, se puede lograr la entrega total del ser.

Discurso en el Auditorio Purnachandra, el 23-11-1986.

Nuestros semejantes y el mundo deben ser siempre vistos en el espejo de Sat-Chit-Ananda (Ser-Conciencia Bienaventuranza). Sólo el parentesco basado en este reconocimiento será duradero. Ése es el parentesco de Sai.

—BABA