Discursos dados por Sai Baba – 29. 01/03/74 Células del cuerpo de Dios

Discursos dados por Sai Baba

{SB 12} (54 discursos 1973 a 1974)

29. 01/03/74 Células del cuerpo de Dios

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 09 cap. 8 )

Células del cuerpo de Dios

1 de Marzo de 1974

Brindavan

¿Qué tienen que ver la sociología o ciencias sociales con las ciencias del espíritu o la investigación del espíritu humano? Esta es una pregunta que generalmente surge. Así también, muchos preguntan: ¿Qué tiene que hacer el estudiante espiritual y el sadhaka (aspirante espiritual) con la sociedad y sus problemas?

Debe decirse que ambas actitudes están equivocadas.

Ninguna sociedad puede encontrar su realización, ningún ideal puede fructificar sin el florecimiento del espíritu del hombre.

La humanidad no puede darse cuenta de la Divinidad cuya expresión es ella, sin prestar una cuidadosa y constante atención al cultivo del espíritu. ¿De qué otra manera puede expresarse esta Divinidad que en y a través de los individuos? Sólo podemos percibir el jagath (mundo de cambio), esta fantasía cambiante, inconstante; no podemos ver o escuchar, oler o saborear o tocar al Director de la fantasía, Dios. De igual manera, podemos percibir al individuo, pero no a la entidad llamada sociedad.

Pues la sociedad no es un complejo separado, distinto, formado de los componentes elementales. La sociedad es la Divina proliferación producida por la Voluntad Divina.

Piensen, hablen y actúen en la actitud del amor.

El hombre es mortal; polvo es y en polvo se convierte. Pero en él brilla el Atma como la chispa de la llama inmortal. Este no es un término de adulación inventado por los Vedantinos. El Atma es la fuente, es el sustento de todo ser y de toda organización de seres. Es la única y exclusiva Fuente, Sustancia y Sustento.

El Atma es Dios, lo particular a lo Universal, no menos. Por eso, reconozcan en cada ser, en cada hombre, a un hermano, al hijo de Dios, e ignoren todo pensamiento restrictivo y los prejuicios basados en condición, color, clase, nacionalidad y casta. Sai siempre está dedicado a aconsejarles y a guiarlos para que ustedes puedan pensar, hablar y actuar en esta actitud de Amor.

La sociedad no puede justificarse planeando dividir el botín obtenido de la Naturaleza, ya sea en partes iguales o en partes desiguales. El fin que debe inspirar a la sociedad tiene que ser el establecimiento y la elaboración en cada acto y resolución social del conocimiento del Único Atma Universal y la bienaventuranza que confiere ese conocimiento. Sai no indica: “El Atma no tiene muerte, por eso, maten las envolturas físicas, los cuerpos”. No. Sai no alienta las guerras. Sai los dirige a reconocer al Atma como vuestra piel más cercana, más cercana que los miembros de vuestra familia, vuestras relaciones sanguí – neas y vuestros descendientes más queridos. Cuando se hace esto, nunca más se desviarán del sendero correcto, el cual es el único que puede mantener ese parentesco.

El apego familiar opera incluso contra el desempeño de los legítimos deberes de uno. Pero el apego a lo Divino llena a ese Deber con una nueva dedicación, la cual asegura tanto dicha como éxito. Activa al hombre como nada más puede hacerlo:

durante el proceso de cumplir con su deber le confiere la más elevada sabiduría. De ahí el consejo: No ingresen al pakrithi (mundo objetivo) con la esperanza de realizar al Atma; ingresen al mundo objetivo después de hacerse conscientes del Atma; pues entonces verán a la Naturaleza bajo una nueva luz y vuestra vida misma se convertirá en un largo festival de amor.

Hay muchos que utilizan su erudición e inteligencia, incluso la erudición Védica, para debates y contiendas competitivas.

Ellos están enamorados de sus mezquinos triunfos. Declaran que la sociedad es una pista para obtener tales triunfos. Pero Sai les pide que busquen y que fortalezcan otro tipo de sociedad, donde no exista espacio para semejantes deseos triviales.

El hombre es demasiado débil para mantenerse bajo control.

Competidores eruditos Védicos anhelan los frutos de sus intentos y esfuerzos a través de rituales. La naturaleza no anhe la así; las nubes traen lluvia como un homenaje a Dios, Quien es su Señor. Pero ellos lo atribuyen a la eficacia de sus rituales y lo utilizan para inflar su ego. Juguetean entre las extensas ramas del árbol del deseo. Están enredados en las “sogas”: la tamásica, la rajásica y la sátvica (lo ignorante, lo egoísta y lo bueno).

Tienen que ir más allá de las tres “sogas”, las tres cadenas.

Tienen que estar, siempre, en la eterna Verdad inmutable. Deben estar establecidos en el Uno, como el Uno, sin rastro ni sabor de dos. No les deberá interesar ganar u obtener; no deben estar atrapados en la búsqueda del Yoga (Divina comunión) y Kshema (bienestar), pues ya están PLENOS y no tienen necesidades.

El ideal de un elevado nivel de vida, en lugar de un elevado nivel de la forma de vivir, ha causado estragos con la sociedad humana. Un elevado nivel de la forma de vivir insiste en la moralidad, la humildad, el desapego, la compasión; de esta manera, la codicia competitiva por el lujo y el consumo ostentoso no recibe aliento y será destruida. Ahora el hombre es el esclavo de sus deseos; no es capaz de conquistar la sed por el placer y el lujo; es demasiado débil para mantener su naturaleza bajo control; no sabe cómo elevar la Divina Conciencia que está latente en él.

Dejen de depender de los caprichos de la mente.

Las meras prácticas espirituales o la instrucción no pueden ayudarles a conseguir esto. Puede hacerse, únicamente, mediante el sadhana espiritual, pues es una transformación fundamental.

Involucra la eliminación de la Mente, la cual es el máximo obstáculo en el sendero. La Gracia de Dios, si es invocada y obtenida, puede dotarlos de poder. Y la Gracia está disponible dentro de ustedes, esperando el llamado.

El hombre debe dejar de depender de los caprichos de la mente.

Siempre debe actuar en la conciencia de su Divinidad innata.

Cuando se hace esto, su triple naturaleza (compuesta por las Gunas tamásica, rajásica y sátvica) automáticamente se expresará sólo a través de canales sagrados. Esa es la genuina Manifestación.

Otro tema. El argumento puede plantearse: si uno tiene que abandonar el deseo por el confort, el lujo y el placer, ¿por qué debería enredarse uno en la sociedad? Esto presupone la creencia de que la sociedad se justifica sólo por la provisión de esas alegrías mundanas. Pero, ¿qué clase de sociedad puede construir uno sobre semejante cimiento escaso? De construirse, puede ser una sociedad sólo de nombre, no estará relacionada por mucho amor y cooperación. La voluntad fuerte suprimirá a la débil. Las relaciones sociales estarán deslucidas por el descontento. Incluso cuando se hacen los intentos para dividir los recursos de la Naturaleza en partes iguales entre todos, la cordialidad está sólo en la superficie. No será espontánea.

Podemos limitar los recursos disponibles, pero no podemos limitar la codicia, el deseo y los antojos. El deseo implica buscar más allá de los límites de la posibilidad. Lo que tiene que hacerse es arrancar de raíces al deseo; el hombre debe abandonar el deseo por el placer objetivo, basado en la ilusión de que el Mundo es muchos, múltiple, multicolor, etc., y no basado en la Verdad de que todo el mundo, la naturaleza, toda la creación, es UNO. Cuando uno es consciente sólo del UNO, ¿quién desea qué? ¿Qué puede ser adquirido y disfrutado por la segunda persona? La Visión Átmica destruye al deseo por las alegrías objetivas, pues no existe un objeto distinto del sujeto.

Experimenten la unidad: “el mundo entero es una familia”.

Esta es la verdadera función de la sociedad: permitirle a cada miembro darse cuenta de esta Visión Átmica. Los hombres y las mujeres unidos por intereses mutuos en una sociedad no son meramente familias, castas, clases, grupos o parientes; son una ÚNICA Atma. Están muy unidos por lazos fam
iliares; no sólo la sociedad a la cual se sienten vinculados, sino toda la HUMANIDAD es UNA. Vasudhaiva kutukbakam, como los Sastras (códigos morales) declaran: “el mundo entero es una familia”.

Esta unidad debe ser experimentada por todos.

Ahora se está haciendo uso indebido de la riqueza y de los recursos naturales para el incremento del propio ego. Pero, cuando se den cuenta de la Unidad Átmica, promoverán una nueva manera de vida a través del Amor. Lo que ahora es “misericordia” o “ayuda” mutua legalmente impuesta, será transformado entonces en “Amor Divino”, que podrá purificar efectiva mente al beneficiario y al donante. Esta culminación está más allá de la región de la ética, de la economía o de la política comunes.

Ellas no pueden transformar al que recibe y entusiasmar al que da, por más que intenten compensar. No tienen la convocatoria y no tienen poder para sustentar. La igualdad que ellas establecen será perseguida por una sombra, la sombra del ego. Esta sombra sólo puede desaparecer cuando la identidad como UNO es conocida y sentida.

Puede ser que se diga que no todos los deseos son malos, los rajásicos, que dañan y explotan a los demás, pueden ser condenados; pero, ¿debería uno renunciar a los deseos sátvicos? El deseo es deseo, a pesar de que el objeto sea benéfico y puro. El fruto del esfuerzo, la mente que lo busca, la vitalidad que activa a la mente, la vida misma, cada uno de éstos tiene que ser enfocado hacia el Señor, con devoción nacida de la visión del UNO.

La devoción a Dios no condice con el odio hacia los demás.

Aquellos que argumentan que la Fe Espiritual es únicamente para el individuo y que la sociedad no debería estar implicada en ella, están cometiendo un gran error. Es como insistir en que debería haber una gran luz dentro de la casa, y decir que no importa si hay oscuridad afuera. La devoción hacia Dios no condice con el odio hacia los semejantes. Los semejantes y el mundo deben ser siempre vistos en el espejo de Sath-Chith-Ananda (Ser, Conciencia, Absoluta Bienaventuranza). Perdurará únicamente el parentesco basado en este reconocimiento. Ese el Parentesco Sai.

Cuando ustedes profundizan ese parentesco, la Verdadera Presencia, la Constante Presencia de Sathya Sai, será vuestra. No sean arrastrados por vuestras fantasías hacia la selva de palabras y sentimientos.

Sean firmes, leales a vuestra naturaleza más interna.

El bien y el mal están basados en las reacciones de los individuos; no son inherentes a las cosas o hechos. El Vedanta (filosofía védica) o el Ateísmo son aceptados o rechazados cuando a uno le gusta o no le gusta. No dependen de la aceptación o del rechazo lógicos. Sólo la experiencia puede establecer la validez de ellos. ¿Quiénes pueden delinear a la Divinidad como esto y eso?

Aquellos que lo hacen están incurriendo en un ejercicio inútil. No tienen autoridad para declararlo. Si reclaman el derecho, no son sino personas vanidosas que confían en sus limitados intelectos.

La Divinidad es plenamente inmanente a cada uno, es evidente para los ojos que pueden ver clara y profundamente.

Cualquiera que niegue esto, sólo está engañándose a sí mismo acerca de su realidad. No puede desecharlo mediante la negación, ni de él ni de los demás.

La conclusión, por lo tanto, es inevitable: es el deber del hombre ver en la sociedad la expresión de la Divinidad y utilizar todas sus habilidades y todo su esfuerzo para promover el bienestar y la prosperidad de la sociedad. Los hombres deben cultivar: (1) este sentimiento expansivo, (2) este pensamiento inclusivo y (3) esta visión intuitiva. Sin estos tres, el hombre no es sino un ser inerte; si él se burla de estos tres, pierde su título para ser humano.

Todos los hombres son de un linaje divino, El espíritu de renunciación, de adherencia a la virtud, la avidez por cooperar, el sentido de parentesco, estas son las señales características del hombre. La vida que considera a estas como obstáculos, no puede ser apreciada como “vida”.

La hermandad del hombre puede ser trasladada a la vida sólo sobre la base de la Visión Átmica. Todos los hombres están sedientos de paz, felicidad y bienaventuranza. Son la preciosa herencia, lo cual es su derecho, pues ellas son el Tesoro de Dios. Pueden obtenerse únicamente reconociendo el vínculo que une al hombre con el hombre. Todos los hombres son de un único linaje; ellos son del Linaje Divino.

Todos los hombres son células en un Único organismo Divino, en el cuerpo Divino. Esa debería ser vuestra fe, vuestra fortuna, vuestro fuerte, vuestra plenitud. Únicamente la toma de conciencia de esto les da el derecho de llamarse hombres.

Aprendan a vivir como hombres. Este es el sadhana, este es el mensaje de Sai.

Brindavan, 1/3/1974