Discursos dados por Sai Baba – 29. 26/10/81 Nara y Naraka

Discursos dados por Sai Baba

{SB 15} (42 de 59 discursos 1981 a 82)

29. 26/10/81 Nara y Naraka

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 11 cap. 32 )

Nara y Naraka

26 de Octubre de 1981

EL CAMPESINO, empeñado en su labor, se olvida hasta del alimento y del sueño por arar, nivelar, sembrar, regar, abonar y cuidar la siembra. Sabe que su familia vive de lo que él lleve a casa, y que si desperdicia la preciosa estación haraganeando, su familia sufrirá de hambre y mala salud. Así, hace a un lado o pospone otras ocupaciones y concentra toda su atención en la labranza. Soporta dificultades y privaciones, se esfuerza noche y día, vigila la naciente cosecha y almacena el grano. Como resultado, podrá pasar los próximos meses en paz y alegría en compañía de su feliz familia.

Los estudiantes y aspirantes tienen que aprender esta lección. La etapa de la juventud es la estación para el cultivo mental e intelectual. Estos años deben ser cultivados intensa e inteligentemente, porque, una vez desperdiciados, nunca más se podrán recuperar. Se deben usar en el propio progreso, sin importar las dificultades y obstáculos. Por supuesto, los obstáculos tienen que ser superados. El clamor de los sentidos tiene que ser silenciado; el hambre y la sed tienen que ser controladas; la necesidad de dormir y descansar tiene que ser dominada, pues alcanzar la meta es el anhelo. Cuando estos valiosos años son desperdiciados en placeres mezquinos, charlas frívolas, comilonas y fiestas, ocio y sueño, uno se vuelve incapaz de recibir o retener el conocimiento espiritual, la cosecha vital que hay que ganar. Ésta es la razón por la que, en el pasado, los sabios dejaban casa y hogar y se retiraban a las ermitas en el bosque, para adquirir la gracia divina. Sin el esfuerzo concentrado, nunca podrá obtenerse el éxito. La pereza es un demonio que posee al hombre y lo debilita. Su hermana es la fatuidad, la presunción; cuando ambas se unen para dominar a nara (el hombre), éste se transforma en naraka (demonio). Uno puede ser demonio, Dios o humano. El propio hermano de Devaki, Kamsa, era un demonio; su hijo, el sobrino de Kamsa, era el divino niño, el Señor Krishna.

Durante su vida el hombre adquiere tres tipos de visión: la más primitiva es la visión a través del ojo de la ignorancia. Con ella sólo se es capaz de ver el propio cuerpo y sus necesidades, a los amigos y familia y sus fortunas, la propia clase, casta, comunidad o credo y su valor e importancia. La segunda visión mira más allá de estas consideraciones y presta atención solamente al carácter y a la virtud. El ojo que ve el bien en todo, sin importar relaciones personales, es el ojo de la sabiduría. La tercera es la más alta sabiduría universal, el ojo del Amor Divino. Mira el cosmos entero como el cuerpo del Dios viviente. Más allá de este nivel yace el estado de la fusión total. El hombre busca descubrir el misterio de la creación, pero es algo único e indescifrable. Los talentos del hombre jamás podrán desentrañarlo. Los cómos y porqués del juego de Dios son conocidos sólo por Dios; la tarea del hombre es disfrutarlos y beneficiarse de ellos.

Los seres humanos nacen en el mundo y viven en él hasta que mueren. El cuerpo muerto no puede relacionarse otra vez, en ningún tiempo ni en ningún lugar; pero aún después de la muerte puede uno relacionarse mediante uno de dos caminos: los actos nobles que realizamos mientras vivimos o los actos innobles que infligimos. Rama se tornó inmortal porque fue la encarnación de la rectitud; Ravana aseguró un lugar en la memoria humana como símbolo de la perversidad demoníaca. Hoy celebramos el día de Naraka Chaturdasi. Éste enseña al hombre a recordar cómo el carácter decide el destino, marca los logros y lo señala a uno como divino o como demoníaco. Naraka, quien ha dado nombre a este día, era un nara, un ser humano; pero, cuando se transformó en asura, un demonio, ganó el significativo título de «Narakasura». A consecuencia de sus cualidades demoníacas, marchó hacia Naraka, el infierno. Era un rey que moldeó a sus súbditos, a través de su consejo y sus decretos, en imágenes de él mismo y de su iniquidad. La gente de su reino estaba corrompida por el vicio y la violencia. El Señor decidió eliminar a Narakasura y redimir al pueblo de la ruina total que enfrentaba, y guiarlo hacia el santo sendero de la humildad.

Pongan atención a esta extraña estrategia del Señor. ¡El Señor invadió el reino de Narakasura no una sino repetidas veces. Aunque pudo haber destruido al Asura durante la primera campaña, no lo hizo. Lo obligó a explotar en furiosa cólera una y otra vez, y cada ataque del Señor lo volvió más débil. Su resistencia se debilitaba cada vez más.

La cólera es debilitante. Los nervios se alteran; la sangre se pone más caliente; su composición cambia. Un solo ataque de furia consume la energía extraída del alimento de tres meses. La ira reduce drásticamente nuestro vigor. De esa manera, el Señor hizo que Narakasura se encendiera en cólera una y otra vez y, aun cuando ya estaba débil y vacilante, el Señor decidió que no merecía morir a sus manos. Hizo que su consorte, Sathyabama, matara al rufián. Ella lo pudo hacer fácilmente, porque las tres cuartas partes de su poder habían sido minadas con la estrategia del Señor.

La capital del reino de Narakasura se llamó Pragjyotisapuram. Éste es un nombre muy significativo. Prag significa previo; jyoti, lámpara, luz; puram, ciudad. Así, Pragjyotisapuram significa «la ciudad que previamente estaba iluminada por completo»; esto es, refulgente y luminosa (con la sabiduría del Alma) antes de que Narakasura subiera al trono.

Este día se destina a la conmemoración de la destrucción de ese demonio. La importancia de esta celebración es que, en este día, el Señor mató la oscuridad de la ignorancia, y la inconciencia del Alma desapareció de las personas. «De la oscuridad condúceme a la luz», es la plegaria que sale de todos los corazones. Donde hay luz, la oscuridad no tiene cabida, donde brilla la luz de la conciencia del Alma, los malos pensamientos, las palabras perversas, las acciones corruptas, huyen temerosas. Así, uno debe cultivar la sabiduría que conducirá ala propia Realidad. Esta lección se olvida y la gente sólo celebra la batalla entre la reina de la verdad y el rey de los demonios.

Un punto más. Este día encendemos cientos de lámparas con una sola, encendemos muchas velas con la llama de una sola; pero recuerden: sólo una vela encendida puede iluminar a otras; una vela apagada no puede encender ninguna. Sólo el que ha adquirido sabiduría puede iluminar a otros en su ignorancia. El que no está iluminado, no puede iluminar a los que viven en la oscuridad de maya. Uno debe encender su propia lámpara con la luz universal del amor y, en adelante, transmitir la iluminación a todos los que buscan y anhelan. Todas las lámparas brillan igual, pues todas son chispas de la Luminosidad Universal; es decir, Dios.

Las lámparas son muchas, pero la luz es una. Todo charco de agua en la tierra refleja el sol, pero sólo hay un sol. Así, el sol único se mira en un millón de jarros, lagos, pozos o cisternas, la única Luz Universal brilla como sabiduría en millones de corazones, sea evidente o no. Cuando el agua del recipiente se evapora, la imagen también desaparece, pero el sol no cambia en lo más mínimo. Así también, el Alma aparece en el cuerpo (el jarro) que contiene deseos (agua). Cuando la identificación con el cuerpo se pierde y, en consecuencia, los deseos se secan, la imagen del Alma se funde en la genuina Alma. Ésta es la eterna consumación.

Éste es el sadhana que se debe emprender este día. Deben aprender a comprender que el Alma, en todos los recipientes, es el reflejo del único Ser Supremo (Paramatma). Pero la tragedia es que el Uno se malinterpreta como los muchos. La falta yace en la preeminencia que se da a los deseos mezquinos del ínfimo yo. ¿Cómo volverse hacia el Yo superior cuando se está en el pequeño yo? Sólo el desapego pue
de conducirnos hacia la conciencia del Yo inmortal. Ése es el precio que uno debe ofrecer para recibir la recompensa. Renunciar y ganar, ésa es la ley divina.

Cuando desean beber jugo en un vaso que contiene agua, necesariamente tienen que tirar el agua para llenar el vaso con el jugo. «¿Cómo pueden existir pensamientos limpios en una cabeza llena de basura? Cuando se elimina esa basura, se pueden tener buenos pensamientos», dice una canción popular.

Nuestro cerebro almacena millones de pensamientos. Entre ellos sólo unos pocos son verdaderamente útiles y valiosos. Como resultado de esta indiscriminada adquisición, la concentración en alguna idea benéfica se vuelve difícil. Mucha gente se queja conmigo: «Swami, desde hace diez o veinte años practico la meditación, pero ¡no he tenido la visión de Dios, ni siquiera por un segundo!» Yo les pregunto: «¿En qué han estado meditando todos estos años? Si sus mentes están contemplando toda clase de objetos irrelevantes, ¿cómo puede Dios tener lugar allí? ¿Han cultivado el amor? ¿Han desarrollado la compasión? Éstos son los templos en donde Dios ama instalarse. En vez de eso, han crecido en egoísmo; así, la visión de Dios se ha vuelto inalcanzable para ustedes».

Gopala Rao ha declarado que renunció a su apego egoísta por cierta comida en Kasi y por otra en Gaya, mientras visitaba esos lugares en peregrinación. Renunciar a la calabaza amarga en un sitio santo y a las bayas ácidas en otro no es recomendable como sacrificio; en esos sitios sagrados, el peregrino debe renunciar a sus malos hábitos, sus malas tendencias y sus malas actitudes. Sólo entonces será beneficioso el peregrinaje. De igual modo, este día está relacionado con la muerte del demonio Naraka y les recuerda renunciar al más nocivo de los vicios, el egoísmo, que significa la afirmación del yo, «yo» como poseedor de poder, autoridad, fuerza y riqueza, sin la conciencia de Yo como individuo (el cual es sentido de posesión) o Yo como Brahman (el cual es la Divinidad), sino la errada afirmación «yo soy el cuerpo».

«Tú eres Eso», «Yo soy Alma», ésta es la verdad que tiene que realizarse para estar libres de egoísmo. «Yo soy el cuerpo»: este sentimiento persiste hasta la muerte, de manera que tiene que ser superado por el sadhana constante. El cuerpo es una vestidura que se gasta, no hay que lamentarse cuando se desintegra después de usado. La muerte es un hecho inevitable de la vida. Así, sean precavidos; mientras dure su vida, manténganse en actividad; crucen el lago mientras el bote esté intacto; llenen el depósito cuando llueva, así, en tiempos de sequía podrán regar el campo. Hagan sadhana intenso ahora, cuando son jóvenes y fuertes, de manera que puedan tener paz y alegría toda su vida. Muchos posponen el ejercicio espiritual hasta la vejez, cuando esperan retirarse de sus actividades profesionales, pero cuando se retiren, cada miembro estará demasiado cansado como para trabajar con eficacia.

Hagan un uso provechoso de este período de sus vidas; no malgasten sus horas en actos irrelevantes, carentes de respeto, no consientan en condenar a otros ni en condenarse ustedes mismos. Estos días santos tienen que ser observados como días dedicados al autoexamen y el automejoramiento. En este día de Dipavali, la gente insiste en usar ropa nueva; hagan que sus corazones también se regocijen, vestidos con ideales, sentimientos y resoluciones nuevos también. Saboreen los dulces de este día y moldeen sus vidas en dulces canciones de amor.

Prashanfi Nilayam

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