Discursos dados por Sai Baba – 33. 25/09/79 El siguiente paso

Discursos dados por Sai Baba

{SB 14} (47 de 60 discursos 1978 a 80)

33. 25/09/79 El siguiente paso

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 11 cap. 1 )

El siguiente paso

25 de Setiembre de 1979

TODO Lo QUE TIENE origen degenera. Todas las cosas vistas como objetos pierden su identidad en el estanque insondable de¡ tiempo. Sin embargo, el hombre deambula por el mundo objetivo, que ante él se presenta como forma y nombre, pretendiendo extraer de allí paz permanente y bienaventuranza inmaculada. Se empeña en búsquedas inútiles y procedimientos perversos que no logran proporcionarle la llave de lo absoluto y lo eterno. ¿La llave existe en el mundo externo o en el interno? Mientras el hombre esté embrollado en «lo visible», no le será posible mirar «al que ve». Mientras su atención esté cautivada por las flores de esta guirnalda, ustedes no sabrán de¡ hilo que las mantiene juntas. Indagar es esencial para descubrir el fundamento que sostiene la guirnalda. Así también, la indagación permite traer a la experiencia humana el fundamento átmico, de la esencia de¡ Ser, que sostiene el mundo sensorio objetivo.

El mundo sólo puede dar, en el mejor de los casos, alegría momentánea. Felicidad, prosperidad y poder sólo son destellos entre las oscuras nubes de¡ sufrimiento, la pobreza y la frustración. Parientes y amigos de quienes estamos orgullosos y en quienes depositamos nuestra confianza sucumben a la muerte y parten sin decirnos adiós, pero no aprendemos la lección; nos aferramos a la creencia de que el mundo externo es el cofre de¡ tesoro de la paz y la alegría.

En todos los templos donde hay esculturas de Shiva encontramos a Nandi, el toro, y en los templos de Vishnú encontramos esculturas de Garuda, el águila; ellos también parecen absortos en adoración solamente y esperando sin parpadear las órdenes de sus amos. Su visión está fija en un punto; su meta es la bienaventuranza eterna; su fuerza también es reverenciada. únicamente hay dos caminos ante el hombre: el camino a Dios y el camino a las riquezas. Pocos escogen el primero y alcanzan la meta que se halla en su interior, donde el Alma brilla con gloria suprema. Las multitudes marchan penosamente por la senda de lo salvaje y a lo que ésta conduce. Allí la naturaleza animal de¡ hombre se impone y suprime las excelencias de que ha sido dotado.

Casi siempre el hombre eslá deseoso de pasar por alto las deficiencias y defectos de los objetos que atraen su atención. Si tan sólo reconociera esto, sería capaz de evaluarlos correctamente y actuaría con más inteligenaa. Cuando el hombre está consciente de que la cobra es una serpiente venenosa y el leopardo una fiera cruel, los evita con vigilancia constante. Similarmente, cuando nos damos cuenta de lotransitorio y trivial de los triunfos y posesiones mundanos, podernos desprendernos fácilmente de ellos y concentrarnos en la riqueza interior y en la visión interna. Todas las cosas en el mundo externo están sujetas a cambios. Los objetos transitorios sólo pueden proporcionar alegría transitoria. ¿Cómo podría ser de otra manera? Unicamente los manantiales de bienaventuranza tienen la virtud de conferir bienaventuranza. Un manantial intermitente, ui manantial que está secándose, declinando, puede dar felicidad >ólo a ratos y aun éste, a la larga menguará y se secará.

Sólo el Alma es el siempre fresco y lleno manantial de bienaventuranza. El Alma es el motor de la máquina física conocida como cuerpo, y es inferible sób a través de la actuación de la máquina. La energía del Alma motiva a cada ser del Universo: hombre, animal, pájaro, gusanc, árbol y hierba. Una vez que el hombre entra en contacto con ella es bendecido con la visión universal, la felicidad absoluta y la sabiduría eterna. Todos tienen el anhelo de realizarla y tenerla, pero sólo unos cuantos dan los pasos para alcanzarla. M¡les proclaman la gloria del Alma, pero sólo un puñado se esfuerza por obtenerla.

El sabio Sukra, preceptor del emperador Bali, es descrito en el Bhagavata como gran exponente de la doctrina de la caridad. Tenía el talento para extenderse prolijamente sobre el mérito que puede ganarse por medio del ofrecimiento de regalos a personas devotas y a necesitados. Pero cuando Bali iba a dar un regalo a Dios mismo (en el papel de Vamana, un joven estudiante brahmín), Sukra le aconsejó al emperador que no lo hiciera. Su acción desmentía sus palabras. La procesión de fe es un ojo, su práctica el otro. Así, de acuerdo con la historia, cuando Sukra intentó evitar el regalo, perdió la vista de un ojo. Los que predican sus ideales con profusa elocuencia deben demostrar el valor de ellos en su vida cotidiana; de otra manera, se vuelven Sukras que únicamente hablan pero carecen de fe sincera en sus propias palabras. Cuando los devotos se detienen a medio camino y empiezan a ensalzar a su gurú y sus enseñanzas, en vez de experimentar el valor e importancia de ambos, el Alma y la infinita bienaventuranza que tiene la virtud de conferir permanecen ocultos para los aspirantes.

Es imposible captar al Alma en metáforas y ejemplos, ninguna forma puede contenerla; ningún nombre denotarla. ¿Tiene lo limitado la posibilidad de comprender lo ¡limitado, puede el ahora medir al siempre, lo vacilante puede entender lo estable? La Upanishad Khata describe cómo el dios Yama eludió el incontenible flujo de preguntas que con genuino empeño le formuló el joven Nachiketa acerca del Alma. Yama intentó cuanto pudo para calmar la vehemencia del muchacho, prometiéndole dones de riqueza, poder y larga vida, pero Nachiketa despreció estas bagatelas y replicó: «¡Todopoderoso Yama!, sé que los sentidos, ansiosos por obtener estos dones que me ofreces, son contaminados por ellos y, a su contacto, son destruidos pronto. No busco de ti estas alegrías evanescentes. Háblame sobre lo eterno y lo verdadero: el Alma». Al escuchar esto, Yama expresó: «¡Hijo, tú anhelas la sabiduría; no estás atado a la riqueza! Bien. Responderé a tu ruego».

El emperador Janaka, también, en una ocasión dijo para sí: «Mis bisabuelos, mis abuelos y mi padre disponían de vastas riquezas y desperdiciaron sus vidas en lujos sin medida, pero todos ellos han vuelto al polvo del cual surgieron. El hombre no puede escapar a este destino. ¿Por qué, entonces, ha de anhelar esos mezquinos placeres? Déjenme usar esta vida, esta máquina física, para realizar la meta última, la verdad básica, el Alma fundamental». Consecuente con esta firme resolución, Janaka logró triunfar en el terreno del esfuerzo espiritual. El poeta canta: «Janaka tuvo a Dios siempre en sus pensamientos, aun cuando estaba ocupado con el cumplimiento de sus deberes diarios como emperador. Y por este raja yoga llegó a la etapa suprema, la liberación de la esclavitud al ser individual». El cuerpo sólo es un instrumento para descubrir al morador interno. Retírense de lo externo a lo interno y aprendan a visualizar al motivador, al Alma. Ésta es la lección que los videntes y las Escrituras enseñan. Para efectuar los ejercicios purificadores, para dedicarnos a la indagación de la realidad de Dios, la naturaleza y el hombre, y para experimentar el deleite extático de este descubrimiento, el cuerpo es muy necesario. Tiene que mantenerse saludable y alerta, libre de pasión y pereza, equilibrado y aguardando la victoria.

Por supuesto, el Alma está en todas partes, en todo momento. Es como la leche y su color. Es blanca en todas partes, en todo momento, en todos los estados: como leche o mantequilla, como crema o ghi (mantequilla clarificada). Así también, el Alma persiste inmutable, no obstante los muchos cambios que sufran las cosas motivadas por ella. El Alma entra en contacto con los sentidos de percepción e influye en la mente; despierta el intelecto para discernir y decidir cursos de acción. El Alma pone en movimiento instrumentos de pensamiento, habla y acción, de expresión y comunicación. Los ojos miran, pero, ¿qué fuerza los mueve a ello?
Ustedes tienen oídos, pero, ¿quién los dota de la facultad de oír? Las palabras emanan de la boca, pero, ¿qué es lo que nos inspira y moldea la forma y el contenido del habla? Esa fuerza actúa como las baterías de una linterna, que suministran al foco la corriente para encenderlo. Los médicos saben que el cuerpo consta de células, billones de ellas, vivas, alertas, activas. Cada célula es motivada por el Alma, inmanente a todo el cuerpo. El Alma está en cada una de ellas, como lo está en cada punto del espacio. Cuando nos damos cuenta de ello, lo experimentamos como luz refulgente de total esplendor; luz infinita, incomparable, única.

Los antiguos videntes desdeñaron al mundo como intrascendente y estuvieron inmersos en la indagación interior hasta que entraron en contacto con el Alma Universal y se llenaron de bienaventuranza. Tuvieron que limitar sus deseos, dominar sus anhelos vehementes y vivir en la convicción de que el destino del hombre es despojarse de su herencia animal y elevar su humanidad innata a la Divinidad.

Consideren por un instante el destino de los gobernantes de todos los reinos, el de jefes de ejércitos y naciones, presidentes y primeros ministros, que surgen del olvido y en el olvido se funden: cuando murieron, ¿alguno de ellos se llevó consigo alguna porción de sus riquezas o posesiones? Cuando uno fallece, otro toma su lugar; cuando éste llega a su fin, hay otro listo para asumir su papel, y todos son igualmente olvidados, excepto los que, heroicamente, han realizado el Alma y se han elevado al estado divino. Así, estén seguros de que la lucha por la posición social y el poder, por la fama y la riqueza, no es, de ninguna manera, recomendable. Habiendo sido bendecidos con esta oportunidad de vivir como seres humanos, tengan como ideal la realización de la realidad. Las Upanishads los exhortan a marchar hacia esta meta. Ellas se dirigen a ustedes como «hijos de la inmortalidad». Traten de merecer tal honor, de alcanzar esa altura. Aprendan a usar todas sus habilidades, toda su inteligencia, todo su tiempo, para obtener esa victoria. Ustedes son dioses en forma humana y únicamente los dioses son inmortales. Ustedes son encarnaciones del Alma Divina. No degraden sus vidas en búsquedas innobles. Empléenlas en pensamientos sagrados, servicio amoroso, actos desinteresados y dulces palabras de consuelo.

Prashanti Nilayam

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