Discursos dados por Sai Baba – 49. 24/10/65 La lámpara en la puerta

Discursos dados por Sai Baba

{SB 05} (58 discursos 1965)

49. 24/10/65 La lámpara en la puerta

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 05 cap. 20 )

La lámpara en la puerta

24 de Octubre de 1965

Prashanti Nilayam

Dipavali

El ser humano está compuesto de hombre, bestia y Dios, y en la inevitable lucha por el predominio entre los tres, deben asegurarse de que Dios gane, suprimiendo lo meramente humano y lo bestial.

Este festival de Dipavali es para expresar la gratitud por la derrota de las tendencias demoníacas en el hombre que lo arrastran lejos de la Divinidad. Naraka es el nombre para el infierno y el asura (ser demoníaco) cuya muerte a manos de Krishna se celebra hoy es llamado Narakasura, o la personificación de todos los rasgos de carácter que obstruyen los impulsos elevadores del hombre.

Se dice que Naraka es el hijo de Bhumi (la Tierra) y también se le llama Bhauma. Esto es muy apropiado, pues la tierra y todos los apegos por las cosas terrenales nos arrastran a las regiones del dolor y la aflicción. El poder y las riquezas terrenales son impo tentes ante el poder espiritual que domina los sentidos, ante las riquezas espirituales del autoconocimiento y la confianza en sí mis mo. El hombre va al espacio con sus cohetes y vehículos espaciales únicamente para adquirir un poder de ataque superior sobre sus rivales en la Tierra. El hombre debe saber que el universo es básicamente Brahman y de la misma manera, fundamentalmente, co nocimiento, amor y paz. Él y el universo son uno; están incluidos en la misma entidad única.

La visión cósmica puede adquirirse observando el universo o el propio cosmos interno. El hombre sólo tiene que descubrirse a sí mismo. En la ciudadela del cuerpo, está el templo del loto del corazón, que contiene el sutil Akasha (éter). En él están conteni dos el cielo, la tierra, el fuego, el aire, el sol, la luna, las estrellas y los planetas, todo lo que hay en el mundo visible y todo lo que lo sostiene y en el cual se sumerge. Si el hombre, en lugar de girar alrededor de la Tierra en las áreas superiores del espacio y planear aterrizar en la Luna o en Marte, sólo planeara y se preparara para viajar a su propio reino interno, ¡qué sublime felicidad y paz po dría obtener! Sus logros actuales en el vasto silencio del espacio exterior están todos impulsados por el temor y expanden sólo más temor.

La victoria ganada y defendida por las armas no es algo de qué alegrarse; es débil y frágil. Está llena de peligro y puede caer se al más leve soplo. Pero la victoria ganada mediante el amor y la compasión transforma a los vencidos y los hace colaboradores voluntarios para siempre.

Nara cae en Naraka debido al exceso de complacencia y confian za en “Ka”, o la inteligencia; Ka generalmente corre sin control ni medida y, como una crecida desbordante, derrama destrucción y aflicción. Ka debe ser dominada por la humildad y con la devoción a la fuente de toda inteligencia, que es el Señor.

¿Qué es una ocasión festiva? Es cuando nacen grandes hombres o cuando hombres malos terminan su carrera de vicio.

Dipavali celebra la muerte de Narakasura; y ¿cómo llegó él a su fin? Murió a manos de Krishna, con el Señor de pie delante de sus moribundos ojos. Ésa es una consumación que debe desearse.

Cuando las vir tudes comienzan y el vicio es abandonado, el hombre debe hacer de ello un festival. Cuando su hijo expresa el deseo de ir a un templo o una ermita a adorar u ofrecer homenaje a Swami, no quemen el tierno brote de la devoción; no le digan que hay tiempo de sobra para la devoción cuando llegue la vejez; aliéntelo, estén contentos de tener un hijo así y celebren el día.

Enséñenle el valor de la oración y de la contrición; o aprendan de él la lección del anhelo por Dios.

Cuando los jóvenes tomen conciencia de que Dios es omnipresente y reside en su propio corazón, con seguridad seguirán el mandato védico de: «Hablen la verdad, actúen con rectitud» (“Sathyam vada, Dharmam chara”); hablarán sólo la verdad; practicarán solamente la justicia moral. Algunos dicen que puesto que ésta es la Edad de Kali, sólo la falsedad puede vencer. Pero, a pesar de todas las apariencias, la honestidad sigue siendo la mejor política. Una mentira tendrá que ser sostenida con cien más; mientras que la verdad es la línea de comportamiento más fácil, sencilla y segura. Sean lo que dicen ser; hablen lo que tienen intención de hacer, digan lo que han experimentado, ni más ni menos. Hubo un ladrón que entró a cierta casa una noche; el dueño de la casa se despertó al oír ruido y cuando gritó: «¿Quién está allí?», el hombre pensó en un ardid para desviar su atención. Maulló como un gato desde el cuarto donde estaba la caja fuerte, y el amo dijo: «Es sólo un gato», y trancó el cuarto desde afuera, eliminando toda posi bilidad de escape del cuarto al cual el ladrón había entrado.

Éste oyó al dueño de la casa decirle a su esposa: «Dejémoslo allí por el resto de la noche. Cuando amanezca, abriremos la puerta y si es un verdadero gato lo dejaremos salir». Un maullido no ayudará si no es realmente suyo.

Es una tarea difícil mantener una posición falsa y por eso es siempre más seguro ser recto y honesto. No den el primer paso en falso dejándose luego caer en la perdición. La verdad es su verdadera naturaleza y cuando se comportan de acuerdo con ella, surge de su interior un gran torrente de felicidad. Si se niegan y se engañan a sí mismos, la vergüenza oscurecerá su mente y producirá temor.

Ustedes toman el camino de la falsedad debido a las pasiones rajásicas como la lujuria, la codicia, el odio y el orgullo. El contento, la humildad, el desapego; éstos son los que los mantendrán en el camino de la verdad.

Un vendedor callejero iba caminado hacia el mercado con una cesta llena de botellas vacías sobre la cabeza. Esperaba vender el lote con una ganancia de diez rupias, y calculaba que en diez días sus ganancias habrían llegado hasta cien rupias. Con ese capital planeaba cambiar a un negocio más provechoso, de manera que imaginó que podría obtener una ganancia de cien mil rupias en unos pocos meses y podría construir una casa con un lindo jardín atendido por un regimiento de sirvientes repartidos por toda la casa.

Allí se vio en un sofá entre el follaje jugando con sus nietos.

Estaba en esa encantadora escena, pero de repente vio entre sus nietos a los niños de uno de los sirvientes y se enfureció ante esta indeseada intrusión. Creyendo realidad su fantasía, intempestivamente agarró al niño y le dio un fuerte empujón ¡sólo para ver la cesta de botellas cayendo al suelo y con ellas todas las esperanzas de las diez rupias! Éste fue el fin de un sueño construido sobre la débil base de la codicia.

«La verdad siempre triunfa; no tengan la menor duda.» Hay dos axiomas de ocho letras en el Gita que sustentan este dictado védico, y son «Samsayatma vinasyathi» y «Sradavan labhate jnanam» o sea que «Aquel que duda es destruido» y «La fe firme gana la verda dera sabiduría». Si las personas son esclavas de la duda, ¿cómo podrán salvarse? Crean que el nombre de Dios es el barco que los llevará por el mar de la cambiante existencia.

El nombre es más eficaz que la contemplación de la forma.

Draupadi no envió un carruaje para traer a Krishna a que la rescatara; ella pronunció su nombre en su agonía y Krishna respondió y la salvó de la inminente deshonra. En la Edad de Threta (Threta Yuga), cuando se desarrollaba la epopeya del Ramayana, Nala y sus monos estaban construyendo un puente sobre el mar hacia Lanka; las rocas sobre las cuales escribieron el sagrado nombre de Rama flotaron sobre las aguas, pero encontraron que las rocas se alejaban por efecto del viento y las olas, no formaban un camino continuo sobre el cual pasara el ejército. Alguna persona ingeniosa sugirió que se escribiera “Ra” en u
na piedra y “Ma” en la otra y encontraron que las dos se quedaban fuertemente pegadas. El nombre servirá de balsa o de puente para ustedes también, los mantendrá apegados a Dios y les traerá su gracia.

Con el nombre como el aliento mismo de su vida, pueden dedicarse a todas las actividades de la vida sin temor a caer. Mira se bebió a grandes tragos la copa de veneno con el nombre en la lengua e hizo que se volviera néctar. Bhartrari se quejó de su suerte:

«Oh Señor, estos placeres me están consumiendo, no me permiten ser yo mismo; me libraré de sus garras. Tomaré refugio en la inacabable bienaventuranza, en el depósito de felicidad, el Señor.

No anhelaré padarta (los objetos) sino pararta (el más alto bien)».

La devoción y la fe aseguran el don del conocimiento. La sabiduría es el excelso premio de la gran aventura del nacer, vivir y morir.

Cuando la mente se casa con pravriti (actividad mundana), la progenie es la es clavitud; cuando se casa con nivriti (renunciamiento espiritual) el resultado es la libertad.

Nivriti confiere valentía aun cuando tomen sólo un poco de él.

Da fuerza y coraje, pues es el deseo el que debilita al hombre y lo hace apocarse ante quienes tienen autoridad e influencia. El desapego los provee de autoestima y de la capacidad de enfrentarse con la maledicencia y la calumnia. Los hay que lloran a la menor señal de derrota o desilusión. Es un comportamiento despreciable.

¿Por qué deben ustedes sentir dolor o miedo con el Señor instalado en el altar de su corazón? ¿No saben ustedes que él está allí cui dándolos y guiándolos? Él está en todos los seres en todo momento. Hagan un esfuerzo por recordar este hecho, no importa lo que estén haciendo, con quien sea que estén en contacto, de cualquier ma nera; tendrán éxito en esto siempre que no abandonen la reci tación de su nombre. El hogar donde el nombre del Señor no se oye es como una caverna y nada más. Al entrar en él, al dejarlo, mien tras se encuentren en él, perfúmenlo, ilumínenlo, purifíquenlo con el nombre de Dios. Enciéndanlo como se enciende una lámpara al anochecer, denle la bienvenida al amanecer como se la dan al sol. Ése es el verdadero Dipavali, el Festival de las Luces.

Las tres creencias básicas del Sanathana Dharma son: 1) la inevitabilidad del karma en la vida; 2) la verdad del renacimiento, y 3) las encarnaciones divinas. Si no se tiene fe en estas tres cosas, no se puede pretender ser un hindú. Quienquiera que crea en ellas puede ser considerado un hijo de Bharat, la India. Se mencionó al avatar Krishna y el episodio de Kalinga. El significado interno de ese episodio es el siguiente: la serpiente Kalinga y sus secuaces son los deseos que acechan en las profundidades del corazón hu mano; a esa profundidad el Señor derrama su gracia, y por eso el veneno es extraído y el lugar se vuelve seguro y puro. Cuando Krishna baila sobre las cabezas de la serpiente ésta queda domina da y se vuelve inofensiva. Sin extinguir el deseo el hombre no pue de volverse divino. ¿De qué sirve repetir “Shivoham, Shivoham” (Yo soy Shiva) sino han tratado de equiparse con las cualidades de Shiva? ¿Por qué afirmar que son Shiva y atraer la burla sobre sus cabezas?

No se alegren de la riqueza, posición, autoridad o inteligencia que puedan tener. Consideren que les han sido dadas en administración para que puedan beneficiar a otros. Son todas señales de Su gracia, oportunidades de servicio, símbolos de responsabilidad.

Nunca busquen elevarse sobre las faltas de los demás, traten con simpatía los errores y defectos de los otros; busquen lo bueno en ellos, escuchen sólo cosas buenas acerca de ellos; no presten oídos al escándalo. En este Día de Dipavali, resuelvan encender la lámpara de la recordación del Nombre y colocarla en su puerta: sus labios; aliméntenla con el aceite de la devoción, manténganla alta y recta como la mecha. Hagan que ilumine cada minuto de su vida; el esplendor del Nombre disipará la oscuridad exterior tanto como la exterior y ustedes irradiarán alegría y paz sobre aquellos que estén cerca.

Prashanti Nilayam, Dipavali, 24-X-65