Discursos dados por Sai Baba
{SB 03} (35 de 42 discursos 1963)
10. 01/04/63 La verdadera naturaleza de Rama
1 de Abril de 1963 Rajahmundry El Dharma no es un asunto de tiempo o espacio que deba modificarse y ajustarse a las necesidades y presiones del momento. Significa una serie de principios fundamentales que deben guiar a la humanidad en su progreso hacia la armonía interna y la paz externa. Cuando el hombre se desvía del dharma, tropieza con males más graves aún que la esclavitud física. Estos preceptos (los del dharma) se dicen eternos (sanathana) porque sus orígenes no pueden definirse y su autor no es identificable; son revelaciones hechas a los esclarecidos intelectos de imparciales sabios. Son básicos y eternos; no representan antojos temporales. La India permaneció incólume e impertérrita ante los ataques de actitudes que habían nacido en otras tierras para adaptarse ante las necesidades de sociedades limitadas. Y es que ella se atuvo al dharma que había sido establecido para todos los tiempos y todos los hombres. Los gobernantes de la India respetaban también los rigores del dharma y seguían los consejos de sus depositarios e intérpretes, aquellos que habían sido purificados en el crisol de las penitencias. Reconocían al soberano de los soberanos v buscaban su guía por medio de la oración y la austeridad. Sabían que su Señor era el morador interno de todos, el eterno testigo. Se les enseñaba que Él estaba lleno de simpatía no sólo para con el rey, sino también para con el más humilde de sus súbditos. Por esto, los soberanos de este país fueron aconsejados y conminados a preocuparse por la felicidad y a curar la desdicha de cada uno de los individuos en el Estado. El dharma es el código de conducta que promueve los ideales para cada etapa de la vida del hombre: como aprendiz, jefe de familia, proveedor, amo, sirviente, aspirante, renunciante, etcétera. Cuando se distorsiona este código y el hombre mina su existencia en la Tierra, olvidando el alto propósito para el cual ha venido, el Señor encarna y lo lleva por el camino recto, es decir, que él viene como hombre para restaurar los principios y restablecer la práctica del dharma. Esto es lo que se ha llamado el restablecimiento del dharma (dharmasamsthapana) en el Gita. Entre aquellas formas asumidas por el Señor ninguna es más grande o más pequeña que las otras, aunque los pandits puedan argüir acerca de quién es mejor o más grande entre —digamos— Rama o Krishna. Esta actitud no es sino un tipo de gimnasia intelectual que da a los pandits la intensa alegría de un encuentro polémico. Virabhadra Shastri acaba de pasar por un problema similar; pero dejen que yo se lo diga ya: la Divinidad es una entidad indivisible, cualquiera que sea la forma que asuma, aquí o en otra parte. Rama por medio de su maya apareció en la forma de hombre. Se atuvo al dharma en la práctica diaria desde su infancia. Era la personificación misma del dharma. En él no había traza de adharma (no dharma). Su naturaleza divina está revelada en la cualidad de la paz y la piedad divinas; mediten en Él y se llenarán de amor por todos los seres, concéntrense en Su historia y encontrarán que todas las agitaciones de su mente se calmarán. Cuando Thataka, la mujer demonio, tenía que ser muerta, Rama arguyó, vaciló y desistió hasta que Viswamitra lo convenció de que ella debía ser liberada de una maldición por Su propia flecha. Ésta es una señal de Su amor y afecto. Rama nunca provocó a otro a fin de contar con una excusa para destruirlo; por el contrario, Él daba al adversario todas las oportunidades de salvarse. Llevó el mensaje del dharma a los vanaras, a los rakshasas y a sabios como Jabali. Aceptó el homenaje de Vibhishana sin reparo y anunció que estaba preparado para aceptar aun a Ravana si éste se arrepentía de su iniquidad. La tradición dice: «Habla la verdad» y Rama se atuvo a la verdad a pesar de todas las tentaciones. La tradición dice: «Enseña el dharma» y Él nunca se desvió del camino. Por ejemplo, Él tenía que vivir, como ustedes saben, catorce años en la selva para cumplir con el mandato de su padre. De manera que durante ese periodo no entró a ninguna ciudad o pueblo habitado. Él evitó a Kishkindha y Lanka aun cuando tuvieron lugar las coronaciones de Sugriva y Vibhishana. Vibhishana apeló a Él muy lastimeramente, diciendo que sólo faltaban unos pocos días para que se cumpliesen los catorce años, pero Rama envió a Lakshmana en su lugar. No vaciló ni se precipitó. Ése fue el rigor con el cual mantuvo el voto. Rama es la propia forma del dharma, Krishna es la propia forma del amor. Rama estuvo siempre conciente de las obligaciones del dharma. Cuando Dasaratha, corriendo detrás de Su carro con angustia mortal le gritó: «Detente, detente» y apeló a Sumantha para que se detuviera, Rama dijo a éste que no lo hiciera y añadió: «Si te reprende, dile que no oíste». Sumantha se vio en un aprieto. ¿Cómo podía decir algo que no era cierto? Pero Rama le explicó: «Esta orden de detener el carro viene de un padre afligido por el dolor, mientras que la orden de llevarme a la selva vino del rey, cuyo ministro eres tú. No debes escuchar los desvaríos de un hombre que ha perdido su razón por el dolor; debes escuchar sólo los mandatos del rey». Aun antes del advenimiento del avatar el escenario ya está preparado hasta en el mínimo detalle: Kaikeyi está lista con sus dos dones indefinidos, Dasaratha está listo con la maldición del asceta sobre su cabeza, la cual implica la muerte por la angustia de la separación de su hijo, los vanaras están listos para ayudar en el propósito divino, Sita está lista ya, surgida de la Tierra, para proporcionar la causa de la caída del mal. Del mismo modo como se hace una guirnalda de flores reunidas de muchas plantas, flores de muchos colores y fragancias, así también la guirnalda de la historia divina está hecha de una serie de incidentes: un don, una bendición, etcétera, para proporcionar la maravillosa trama de la historia del Señor. Hay quienes dicen que Rama muestra al hombre cómo debe sufrir. Bien; si un rey prepara un drama en el palacio y se deleita en representar el papel de un mendigó y lo hace muy realistamente, ¿por eso van a declarar qué está sufriendo las aflicciones de la mendicidad? Rama es ananda, bienaventuranza. Y la bienaventuranza es Rama. Si no es dulce, ¿cómo puede ser azúcar? Si Rama está sufriendo, no puede ser Rama. Una bola de hierro no puede quemar la piel, pero caliéntenla al rojo vivo y entonces lo hará; no se trata sino de un papel asumido. Cuando el calor desaparezca, estará tan fría como antes. El nombre de Rama los salvará si tienen por lo menos la devoción al padre y a la madre que Rama tuvo. Si no, el nombre de Rama será tan sólo un movimiento de los labios. Mediten en la forma y en la propia existencia de Rama cuando reciten o escriban Su nombre. Esto le dará ejercicio a la mente y la hará fuerte y sana, espiritualmente hablando. Hagan de esta forma del dharma su Atma Rama en este aniversario del nacimiento de Rama. Ése es mi consejo y mi bendición. |