Discursos dados por Sai Baba
{SB 26} (37 discursos 1993)
10. 19/03/93 La vida de Samartha Ramadhas
La vida de Samarta Ramadhas 19 de Marzo de 1993 Trayee Brindavan En un lugar llamado Badar en el distrito de Aurangabad de Maharashtra, una pareja sumamente devota de Dios tuvo un hijo. Le dieron el nombre de Narayana. Él creció como un niño díscolo, descuidando sus estudios y riñendo con otros niños. A los ocho años, él perdió a su padre. A Rama Devi, su madre, le resultaba difícil controlar a su hijo, que estaba tomando por el camino del mal y la delincuencia. Sus parientes y vecinos le aconsejaron casarlo para que pudiera tomar conciencia de sus responsabilidades y cambiar para mejor. Aunque el muchacho sólo tenía 13 años y era demasiado joven para el matrimonio, su madre cedió ante las persuasiones de otros e hizo arreglos para su casamiento. En el momento de la boda, se colocó una gruesa tela como cortina entre el novio y la novia según la costumbre prevaleciente, y los purohits (sacerdotes) retiraron la cortina para entregarle el Mangala Sutram (el sagrado collar matrimonial) al novio para que lo colocara alrededor del cuello de la novia. ¡Oh, sorpresa! El novio había desaparecido tras la cortina, sin que nadie lo notara. Se realizó una minuciosa búsqueda para rastrearlo, pero fue en vano. En consecuencia, el matrimonio no pudo llevarse a cabo. Las bendiciones que Hanuman derramó sobre Ramadhas El muchacho Narayana, que había escapado del salón de casamientos, llegó finalmente a un lugar llamado Nasik cerca de la naciente del sagrado río Godavari. Él permaneció allí por algún tiempo y luego se trasladó a una montaña cercana llamada ‘Chitrakuta’, considerada sagrada porque el Señor Rama vivió ahí por casi 12 años. Allí eligió un sitio de una hermosura exquisita llamado Panchavati. El muchacho quedó arrobado por la grandiosidad del paisaje; y su santidad, asociada con la permanencia del Señor Rama durante su exilio, lo estremeció de éxtasis. Narayana permaneció siempre inmerso en la contemplación del Señor Rama. ¿Cuál fue la razón de que el díscolo muchacho se transformara en un joven piadoso? Además del hecho de que sus buenos Samskaras (tendencias acumuladas) latentes despertaron debido a la conmoción repentina por la perspectiva de tener que cargar con las pesadas responsabilidades de la vida matrimonial, el muchacho, durante su viaje a Nasik, entró en un famoso templo de Hanuman situado en la ruta, y le oró sinceramente a la Deidad para que lo bendijera con todas las nobles cualidades por las que Hanuman era bien conocido. Allí tuvo una indicación de que su plegaria había sido respondida cuando un suave movimiento de la imagen transmitió vibraciones espirituales en dirección a él. Después de 12 años de intenso ascetismo en Panchavati, Narayana obtuvo la triple realización del Señor Rama, como le ocurrió a Hanuman; es decir, cuando él tenía conciencia del cuerpo, era un sirviente y Rama era el Amo; cuando era consciente de ser un Jiva (alma individual), era parte de Rama (Visishtadvaita) y cuando era consciente de ser el Atma, él y Rama eran uno (Advaita o no-dualismo). Ramadhas entra en el campo del servicio social Después de esta realización, él regresó a Nasik desde Panchavati. Estando allí, se enteró de que el país estaba padeciendo una severa hambruna. Entonces comenzó a reflexionar acerca de que pasar su tiempo pensando sólo en su propia liberación, cuando todos sus compatriotas estaban sufriendo a causa del hambre, equivalía a un egoísmo extremo. Por lo tanto, creó el lema “Dhil me Ram, Hat me Kam” (Rama en el corazón y el trabajo en las manos) y entró en el campo del servicio social con toda su energía y fervor, dándose a sí mismo y a su equipo de dedicados trabajadores máximas tales como “Manava seva (el servicio al hombre) es Madhava seva (servicio a Dios)” y “Grama seva (el servicio a las aldeas) es Rama seva (servicio a Rama)”. Él llenó el tanque de su corazón con el agua sagrada de Rama nam (el nombre de Rama), que fluyó desde sus manos para saciar la sed de las multitudes de sus compatriotas. Yendo así de aldea en aldea, haciendo trabajo social, mientras recitaba el nombre de Rama, Narayana llegó finalmente a Rameshvaram en el extremo sur de la península india. Desde allí se dirigió a los centros de peregrinaje de Tirupati (donde tuvo el darshan del señor Venkateshvara) y Hampi (donde adoró al Señor Virupaksha). Finalmente, regresó a Nasik. Camino a Nasik, él vio al santo Tukaram, quien estaba cantando las glorias de Rama tan melodiosamente que un gran número de personas, incluyendo a Shivaji, el gobernante de Maharashtra, se sintieron atraídas hacia él. Mientras Shivaji escuchaba a Tukaram, y le comunicaba su decisión de renunciar a su reino para dedicarse completa y sinceramente a la senda espiritual, Tukaram amonestó a Shivaji por su visión estrecha de la espiritualidad y lo exhortó a considerar al deber como Dios y al trabajo como adoración. Entonces Shivaji le rogó a Tukaram que le diera la iniciación. Tukaram se rehusó diciendo: “Ramadhas es tu Gurú, no yo, por eso tienes que recibir la iniciación sólo de él”. Bastante decepcionado, Shivaji regresó a su capital. El ofrecimiento de Shivaji a Ramadhas Cuando Shivaji se enteró de que Narayana, apodado Ramadhas, estaba en Nasik, envió a sus ministros y a otros altos dignatarios para invitar a Ramadhas a la corte real con una banda de músicos y otros honores tradicionales dignos de un personaje muy distinguido. Cuando Ramadhas llegó, el rey lo recibió con los debidos honores y reverencias, dispuso que se lo alojara en el palacio mismo y, luego de lavarle los pies, roció esta agua sagrada sobre su propia cabeza y le dijo con toda humildad: “¡Oh, venerado Maestro! A partir de ahora, este reino te pertenece; y yo también soy tuyo”. Entonces Ramadhas respondió: “Hijo mío, yo soy un asceta que ha renunciado a todo. No tengo ni el derecho ni el deseo de aceptar tu reino limitado. El reino de Dios es ilimitado. El objetivo de mi vida es ayudar a todos a alcanzar ese reino ilimitado de Dios. Por lo tanto, no quiero tu reino. Ahora te estoy coronando como gobernante de este reino que tú me has ofrecido. A partir de ahora, serás rey con una diferencia. Deberás considerar que el reino realmente le pertenece a Dios y que tú eres sólo su instrumento o fiduciario, administrando el reino en Su nombre”. De Ramadhas a Samarta Ramadhas Como Ramadhas poseía la extraordinaria capacidad de hacer grandes cosas, llegó a conocérselo como Samarta Ramadhas, ya que el apelativo Samarta significa un hombre de habilidades versátiles. Hay un episodio de su vida que describe el contexto en el cual se le confirió el título de “Samarta”. Él solía vestirse y moverse de aquí para allá como Kodhandapani (Rama armado con su arco y sus flechas). En una ocasión, cuando caminaba con su vestimenta por las orillas del Godavari, unos Brahmanas que estaban tomando un baño le preguntaron si pertenecía a la comunidad de los Koyas (cazadores pertenecientes a una tribu de las montañas). Ramadhas les dijo que él era Ramadhas (un sirviente de Rama) y no un Koya. Entonces le preguntaron por qué estaba vestido y equipado con arco y flechas como Rama si él sólo era un sirviente de Rama. Lo provocaron preguntándole: “¿De qué sirve tratar de imitar a Kodhandapani solamente en apariencia? ¿Eres tú capaz de manejar el arco y las flechas como lo hacía Rama?” Justo en ese momento un ave pasó volando raudamente a gran altura en el cielo sobre sus cabezas. Los Brahmanas le señalaron el ave a Ramadhas y le preguntaron si él podría matarla. Con el nombre de Rama en los labios, Ramadhas inmediatamente apuntó una flecha al ave y la derribó justo frente a los Brahmanas. Al ver el ave muerta, los Brahmanas acusaron a Ramadhas diciéndole: “No hay armonía de pensamiento, palabra y acción en ti y por eso eres un dhur Ramadhas revive al ave muerta Ellos le pidieron que se arrepintiera de su pecado. Ramadhas cerró prontamente los ojos y le oró a Dios de todo corazón, arrepintiéndose de su pecado y pidiéndole perdón. Luego abrió los ojos y les dijo a los Brahmanas que el ave no había revivido a pesar de su arrepentimiento. Los Brahmanas respondieron con tono reprobador: “¡Eres un tarambana! El arrepentimiento no puede deshacer lo que has hecho; su propósito es que puedas tomar la resolución de no repetir semejante mala acción en el futuro”. “Eso no es arrepentimiento, según mi humilde opinión”, replicó Ramadhas, “Dios y Su nombre son tan poderosos que si le oramos con sinceridad, Su gracia le devolverá la vida al ave”. Diciendo esto, levantó el ave muerta, la abrazó contra su pecho y con lágrimas corriendo por sus mejillas, le oró de todo corazón a Rama: “Oh, Rama, si he estado cantando Tu nombre con toda mi mente, mi corazón y mi alma, y si es un hecho que yo he matado al ave por ignorancia y no con la intención de matar, revive por Tu gracia al ave muerta o toma mi vida también junto con la del ave”. Al concluir su plegaria, el ave aleteó en sus manos. Entonces él abrió los ojos, le dio las gracias al Todopoderoso y dejó que el ave volara hacia el cielo. Pasmados ante el milagro, los Brahmanas exclamaron al unísono: “Venerado señor, perdónanos por no haber reconocido tu grandeza. Como posees la capacidad de matar a un ave en vuelo con una sola flecha, y también la capacidad de revivir al ave muerta, a partir de ahora serás conocido por el digno nombre de ‘Samarta Ramadhas’. La visita de Ramadhas a Pandaripuram Después de esto, Ramadhas visitó Pandaripuram donde fue testigo del modo ideal en que un hombre llamado Pundarika servía a sus padres como verdaderos dioses, haciendo esperar al Mismo Señor Panduranga frente a su casa, parado sobre dos ladrillos, hasta haber completado el servicio a sus padres. Luego visitó a Shivaji y le dio tres cosas como recordatorios para guiarlo en sus deberes reales: la primera, un coco para recordarle que así como nuestra intención al comprar un coco es consumir la pulpa blanca en su interior, del mismo modo el propósito de poseer y administrar el reino es que el rey mismo lleve una vida sátvica y también se asegure de que la cualidad sátvica prevalezca en su reino; la segunda, un puñado de tierra para recordarle al rey y, a través de él a sus súbditos, la santidad de Bharat, su madre patria; la tercera, un par de ladrillos como símbolo de que, así como los ladrillos son usados para construir casas para resguardo de sus residentes, el rey debía usar sus poderes para proteger a su pueblo y promover su bienestar y progreso. La reunión de Ramadhas con su madre En ese momento, el recuerdo del dedicado servicio de Pundarika a sus padres en Pandaripuram fue revivido en la mente de Ramadhas y él regresó de prisa a su hogar con la idea de servir a su madre anciana. Cuando llegó a su hogar, su anciana madre no pudo reconocerlo, particularmente a causa de su larga barba y extraña vestimenta. Él le dijo que era su hijo, Narayana, popularmente conocido como Samarta Ramadhas. Entonces su madre exclamó extática: “Oh, amado hijo, he estado oyendo tanto acerca de Samarta Ramadhas y he anhelado verlo por largo tiempo. Sin embargo, nunca supe que ese es el nombre por el cual mi hijo, Narayana, es popularmente conocido. Estoy orgullosa de ti y le agradezco al Señor por hacerme la madre de una persona tan grande. Mi vida ha sido realizada”. Diciendo esto, ella exhaló su último aliento en el regazo de su hijo. Ramadhas llevó a cabo debidamente las exequias de su madre. Poco tiempo después, se enteró de la muerte de Shivaji en 1680 A.C. (justo seis años después de haber sido coronado por Ramadhas en 1674 A.C.). Él se dirigió a la capital del rey, instaló al hijo de Shivaji como rey y lo bendijo para que pudiera gobernar el reino, siguiendo los pasos de su noble padre. Traduccion Mercedes Wesley |