Discursos dados por Sai Baba – 18. 28/05/90 Trigunas y Panchabhutas

Discursos dados por Sai Baba

{SB 23} (36 discursos 1990)

18. 28/05/90 Trigunas y Panchabhutas

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 23 cap. 18 )

Trigunas y Panchabhutas

28 de Mayo de 1990

¡Estudiantes! ¡Encarnaciones del Amor Divino! Todo en el cosmos es Brahmán.

“La Divinidad brilla en los rayos del sol. La Divinidad es la que le revela al hombre, a través de sus ojos, la vastedad y la gloria del mundo. La blancura y la frescura de la luna que confieren paz a los hombres derivan de la Divinidad. El universo, que se basa en la triple naturaleza del tiempo y que es sostenido por la Trinidad (Brahma, Vishnu y Mahesvara), está saturado por la Divinidad en la forma de los tres gunas: Satva, Rajas y Tamas” . (Éste era el significado del sloka sánscrito con el que Bhagavan comenzó Su discurso).

La Naturaleza presenta un cuadro maravilloso. Nadie puede comprenderla completamente. Ya sea bendición o desgracia, dicha o pesar, ganancia o pérdida, todo viene de Prakriti (la Naturaleza).

La Naturaleza preside los destinos de todas las criaturas.

Esta Naturaleza comprende a los tres gunas. La Trinidad representa a los tres gunas. Las tres cualidades también corresponden a los procesos de creación, sustento y disolución:

Srishti, Stiti y Laya. Todas las variadas experiencias del mundo surgen de los tres gunas.

El hombre no debería aspirar a una vida dirgha (larga), sino a una vida Divya (Divina). En el cosmos, que está saturado por la Divinidad, el hombre debería procurar divinizar su vida en primer lugar.

Busquen la naturaleza del Creador El secreto de la creación sólo es conocido por el Creador.

Los demás no pueden esperar comprenderlo. Los científicos se dedican a explorar los secretos de la creación, pero nadie puede sondear las profundidades del misterio de la Naturaleza. En las investigaciones científicas, el descubrimiento de hoy es superado por los hallazgos de mañana. Ellos, a su vez, pasan a ser obsoletos. El cambio continuo se halla en la misma naturaleza de la creación. Ésta no es permanente o inmutable. El Creador es la única Entidad eterna e inmutable. La senda espiritual aspira a buscar la naturaleza del Creador y comprender así la naturaleza de la creación.

El Cosmos entero, consistente en objetos vivientes e inanimados, se basa en los tres gunas. El hombre debería esforzarse por comprender el principio que trasciende a los tres gunas.

Dios es la encarnación del Atma (Espíritu). Cuando se usan términos como Sathyam, Jnanam, Anantam, Brahma, Atma o “Dios”, todos ellos se refieren sólo a una Entidad.

En el principio, los Panchabhutas (los cinco elementos: espacio, aire, fuego, agua y tierra) emergieron del Atma. Los cinco elementos contienen cinco características. De los cinco elementos se inició el Panchikritam (el proceso de fusión). De esta fusión, surgieron los tres gunas. El Cosmos es la forma visible de los tres gunas.

Los elementos y los gunas El Cosmos está impregnado por los tres gunas: Satva, Rajas y Tamas. La naturaleza del Satva guna ha de ser comprendida correctamente.

El Antahkarana (el Instrumento Interno) en el hombre representa la cualidad sátvica hallada en los cinco elementos. Akasa (el espacio o éter) tiene preeminencia entre los elementos, por representar la cualidad sátvica. De Akasa emergió lo que se conoce como Suddha Satva (Satva Puro). De él deriva la forma humana.

De Akasa también emergió el órgano de la audición: el oído.

El segundo elemento es el aire. La piel es el producto del principio representado por Vayu (el aire). El ojo es el órgano que representa el principio de Agni (el elemento fuego). El aspecto individualizado del cuarto elemento, Jala (el agua), es la lengua.

La nariz representa el aspecto individualizado del quinto elemento, Pritvi (la tierra). De estos cinco elementos derivan las cinco facultades de Sabda (el sonido), Sparsa (el tacto), Rupa (la vista), Rasa (el gusto) y Gandha (el olfato). Como cada una de estas facultades ha emanado de un elemento en particular, las cinco llevan a cabo funciones diferentes en cada individuo.

Akasa (el espacio) está representado por el sonido y el órgano sensorial correspondiente es el oído. El oído sólo puede oír y no realizar otra función. Del mismo modo, la piel sólo puede experimentar el sentido de Sparsa (el tacto) asociado con Vayu (el aire). El ojo (que es el órgano asociado con Agni), sólo puede ver y nada más. La lengua (que representa al elemento agua) sólo puede gustar. La nariz sólo puede oler, pero no gustar.

El papel del Antakharana Mientras que cada uno de los órganos sensoriales está limitado funcionalmente a su papel específico, el Antakharana (el Instrumento Interno) combina las funciones de los cinco órganos.

Sólo él tiene la capacidad de experimentar todas las percepciones de los cinco Jnanendriyas (cinco sentidos). ¿Estos órganos sensoriales funcionan externa o internamente? La respuesta es que tienen un papel dual (tanto interno como externo).

Si el órgano físico, el oído, está presente, pero la facultad de oír está ausente, el oído no sirve para nada. Si la facultad de oír (Jnanendriya) está presente, pero no hay oído (para recibir los sonidos del mundo exterior), la facultad no sirve para nada.

La operación combinada de los Jnanendriyas (los órganos sensoriales relacionados con las facultades internas de los sentidos) y los Karmendriyas (los órganos de la acción) es la razón de la personalidad humana. He aquí un altoparlante. Sin un micrófono, el altoparlante no tiene utilidad. Sin un altoparlante, el micrófono no sirve para nada. La presencia de ambos es la que permite que aquello que se habla adentro sea transmitido afuera.

Las cinco facultades de los sentidos (sonido, tacto, vista, gusto y olfato) son las expresiones sátvicas de los cinco elementos.

Los cinco elementos en su guna rajásico dan lugar a Prana (la fuerza vital). Mientras que la operación combinada de los cinco elementos en su cualidad sátvica se ve en el Antahkarana (el Instrumento Interno en el hombre), el funcionamiento colectivo de los cinco elementos en su cualidad rajásica se expresa como Prana (la fuerza vital). Entre los cinco elementos, en la expresión individual de su cualidad rajásica, Akasa (el espacio) está representado por Vaak (la facultad del habla).

Agni (el fuego) halla expresión en su Rajoguna individualizado como los pies. El cuarto y el quinto elemento (el agua y la tierra) hallan su expresión rajásica en los órganos excretorios del cuerpo.

Deben tomar nota de ciertos hechos significativos en esta condición de los elementos. En su aspecto sátvico, Akasa (el espacio) se expresa como el oído. Pero el mismo Akasa, en su aspecto rajásico, se expresa como Vaak. De esto puede inferirse que Akasa tiene dos hijos: el oído, que representa a Satva y Vaak, que representa a Rajas. El oído, que es el primer hijo de Akasa, recibe los sonidos que vienen de afuera. El segundo hijo, Vaak, responde desde adentro mediante la palabra hablada.

Reciban lo sátvico y rechacen lo rajásico La piel es el primer hijo de Vayu (el aire) en su aspecto sátvico.

El segundo hijo, en su aspecto rajásico, es la mano. La piel reconoce a una hormiga que trepa sobre el cuerpo. Inmediatamente la mano trata de quitarla.

A través de estos ejemplos podrá verse que la cualidad sátvica consiste en recibir las impresiones desde afuera. La cualidad rajásica consiste en arrojarlas afuera.

En el mundo de hoy, lo que ocurre es exactamente lo contrario.

Se recibe lo rajásico y se rechaza lo sátvico. En el esquema natural de la creación, lo que debería ser recibido es aquello que es sátvico y lo que debería ser rechazado es todo lo que es rajásico.

La cualidad primaria de Prakriti (la Naturaleza) es Satva.

Prakriti recibe el nombre de “Stri”, formado por tres sílabas: Sa, Ta y Ra. El significado de este término es el siguiente: En primer lugar, “Sa” implica que se ha de recibir lo q
ue es sátvico.

En segundo lugar, “Ta” implica desarrollar algunas cualidades tamásicas, como la sumisión, la humildad y la modestia. “Ra”, representando al Rajoguna, implica que hay ocasiones en la vida en las que habrán de tomarse algunas resoluciones duras y firmes. La cualidad rajásica viene en último término y esto significa que las acciones rajásicas han de realizarse como último recurso, cuando son inevitables.

En el proceso cósmico, la cualidad sátvica (“Sa” kara) viene primero. Por lo tanto, el deber de cada hombre es desarrollar la cualidad sátvica en cada aspecto: en los pensamientos, acciones y actitudes.

El Panchikaranam de los elementos El Tamoguna produce una mezcla de los cinco elementos.

En esta mezcla, los cinco elementos no están presentes con su fuerza completa. Los cinco son utilizados juntos (panchikritam) de un modo que puede ilustrarse mediante el siguiente ejemplo, para que se comprenda fácilmente un proceso sumamente complejo: supongamos que los cinco elementos llegan juntos como cinco individuos que poseen, cada uno, una rupia en cambio. Akasa retiene media rupia y distribuye entre los otros cuatro elementos un octavo de rupia para cada uno. El segundo elemento, Vayu (el aire), también retiene media rupia para sí, Agni (el fuego), Jala (el agua) y Pritvi (la tierra) siguen el mismo procedimiento. El resultado es que cada uno tiene una rupia, pero su composición se ve afectada por los intercambios entre los elementos de partes de sus respectivas naturalezas. Originalmente, cada elemento era completo en sí mismo. El proceso de mezcla ha dado por resultado la presencia de los cinco elementos en cada “rupia”. En relación con el ser humano, el proceso de panchikrita convierte al hombre en una mezcla de los cinco elementos y produce la diversidad en las cualidades. Esto ha sido descrito en el lenguaje espiritual como shodasa kalas (los dieciséis aspectos). ¿Cuáles son estos dieciséis aspectos?

Ellos son: los cinco Jnanendriyas (órganos de la percepción), los cinco Karmendriyas (órganos de la acción), los cinco elementos y la mente. Cada individuo posee estos dieciséis componentes, aunque los dieciséis kalas sólo se atribuyen a lo Divino.

El hombre tiene que realizar su Divinidad.

El devoto y la Diosa Lakshmi El modo de obrar de la Divinidad no puede ser comprendido fácilmente. Deseando el bienestar de todos en el universo, la Divinidad usa un sinnúmero de métodos. Puede ilustrarse esto con la historia de un devoto que, deseando poseer riquezas, llevó a cabo una severa penitencia para obtener el favor de Lakshmi, la Diosa de la Riqueza. El hombre está dispuesto a someterse a cualquier dificultad para lograr la riqueza material, pero no se tomará trabajo alguno para realizar lo Divino. Lakshmi apareció ante el devoto y le preguntó qué quería. Él respondió que quería a Lakshmi Misma.

Ella estuvo de acuerdo; dijo que lo seguiría, llevando consigo todos Sus ornamentos, y le pidió que fuera adelante. Le dijo que Ella lo seguiría hasta su casa y le entregaría todos Sus ornamentos.

No obstante, impuso una condición: “Tú debes ir adelante y jamás debes darte vuelta. Si miras hacia atrás, Yo me detendré en ese preciso lugar”. Lleno de alegría, el devoto caminó a zancadas delante de la Diosa hacia su hogar. Las joyas de la Diosa hacían toda clase de sonidos mientras Ella caminaba detrás.

Incapaz de refrenar su curiosidad por ver qué tipo de joyas llevaba Lakshmi, él se volvió para mirarla. No logró reprimir su curiosidad hasta haber llegado a su hogar. En el instante en que miró hacia atrás, Lakshmi se detuvo allí y no lo siguió.

Esto es lo que ocurre cuando uno no puede resistir un deseo.

Aunque había obtenido la gracia de la Divinidad, el devoto no pudo beneficiarse de ella. Esto significa que aun si ustedes son bendecidos con una abundancia de gracia Divina, deben adquirir la capacidad de beneficiarse de ella. Para obtener esta capacidad, tienen que obedecer implícitamente los mandatos de la Divinidad. Si el devoto de la historia se hubiera adherido a las condiciones de Lakshmi, habría obtenido el beneficio de Sus favores. Al no lograr cumplir con sus condiciones, perdió lo que se le había ofrecido.

La prueba visible de la existencia de Dios La situación del mundo es algo semejante. El mundo está impregnado por la potencia de los tres gunas: Satva, Rajas y Tamas. Incluso la visión que ustedes tienen del mundo recibe la influencia de los tres gunas. Examinen su ojo. El borde externo del ojo es rojo, representando al Rajo guna. Después, tienen el área blanca, representando a Satva. En el centro está el círculo negro, representando al Tamo guna. Por lo tanto, hasta la visión recibe la influencia de los tres colores: rojo, blanco y negro.

Cuando se preguntan “¿Dónde está Dios?”, la Naturaleza misma da la respuesta. La rotación de la Tierra alrededor de su eje a una velocidad de 1600 kilómetros por hora es la razón del fenómeno del día y la noche. La rotación de la Tierra alrededor del Sol a una velocidad de 105.600 kilómetros por hora es la razón de las diversas estaciones, las lluvias y el cultivo de alimentos.

Así, los movimientos divinamente ordenados de la Tierra permiten a los seres vivientes obtener su alimento. Ésta es la prueba visible de la existencia de Dios. Los Vedas declaran que la persona tonta, aun cuando ve los actos de Dios, declara que no ha visto a Dios. No comprende que la Naturaleza es la vestidura de Dios.

¿Cuál es la lección que se ha de aprender de la observación de la Naturaleza? Es Kriyasilata, la excelencia en el cumplimiento del deber. Debido a que la Naturaleza lleva a cabo su deber incesantemente, el mundo es capaz de obtener tantos beneficios sagrados.

El secreto y el misterio de la creación residen en el cumplimiento debido del propio deber con seriedad y sinceridad. Yendo tras el espejismo de la felicidad sensual, los hombres están transitando el camino equivocado. Esto puede verse en el estilo de vida de las personas que van a trabajar o llevan adelante una empresa. Después de lo que imaginan que ha sido un día de trabajo duro, van a clubes, donde se vuelven esclavos de la bebida y finalmente se arruinan a sí mismos.

La verdadera felicidad puede obtenerse sólo prestando servicio a la sociedad. Vayan en ayuda de los pobres y los desamparados.

Obtendrán de tal servicio fuerza y también paz. Su conciencia también se sentirá satisfecha. Es una pena que ni los ricos ni los administradores se sientan inclinados a prestar tal servicio.

El amor puro puede lograr cualquier cosa Es sumamente esencial que los estudiantes se fijen ciertos ideales y procuren servir a la sociedad en forma desinteresada.

Deberían comprender que son parte de la sociedad y que su bienestar está ligado al bien de la sociedad en general.

¡Estudiantes! Cualquiera que sea el sadhana que realicen, su interés primordial debe ser desarrollar amor por Dios. Cuando desarrollen ese amor puro, podrán lograr cualquier cosa.

En este contexto es relevante el consejo que Hanuman le dio a Vibhishana, cuando éste se lamentaba diciendo que, aunque había estado recitando el nombre de Rama, no había tenido el beneficio de una visión de Rama. Hanuman le dijo a Vibhishana que no era suficiente cantar el nombre de Rama. Uno debía dedicarse al servicio de la Divinidad. Hanuman declaró que, mientras meditaba en el nombre de Rama, él también se dedicaba al constante servicio del Señor. Así era como había obtenido la gracia de Rama además de Su amor y proximidad.

“Yo no conozco las escrituras, pero he dedicado mi vida al servicio de Rama”, declaró Hanuman.

Discurso durante el Curso de Verano en Brindavan, el 28 de mayo de 1990.

Si un hombre es reconocido por su valor real, y es tratado como una Chispa Divina encerrada en el cuerpo, entonces él se elevará a nuevas alturas de realización y producirá todo lo que necesita en la vida en abundancia. Él no
arrebatará ni engañará; será un buen trabajador, una persona pura y un Sadhaka sincero.

Cultivará la visión interna y comprenderá que él no es el cuerpo ni los sentidos ni la mente, ni siquiera el intelecto. Estará lleno de Prema y confianza en sí mismo.

Baba