Discursos dados por Sai Baba – 19. 22/04/67 El viaje por la jungla

Discursos dados por Sai Baba

{SB 07} (41 de 48 discursos 1967)

19. 22/04/67 El viaje por la jungla

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 06 cap. 8 )

El viaje por la jungla

22 de Abril de 1967

Madrás

Gran Asamblea de Sabios de Prashanti

LA GLORIA DE LA India es indescriptible. Su pueblo ha alcanzado las alturas de los Himalayas en cuanto a esfuerzo espiritual y ha transmitido vastos tesoros de sabiduría a la humanidad entera. ¡Pero últimamente, hombres pequeños buscan carbón en la mina de diamantes! Los hijos de esta tierra deben buscar y obtener las joyas y estar orgullosos de los logros de sus antepasados. El Vedanta Shastra es la ciencia básica para la felicidad del individuo y de la comunidad humana. Predica la unidad, la paz y la existencia de lo divino en el hombre.

Hay tres textos que son considerados autoridades por los buscadores espirituales de esta tierra: las Upanishads, el Bhagavad Gita y el Brahmasutra. Estos tres grandes libros enseñan lo esencial para una vida más elevada del espíritu. Con el. fin de aclarar la enseñanza a los no iniciados, tres grandes comentaristas, en sucesión, escribieron detalladas interpretaciones de estos textos, y puesto que cada uno de ellos tenía un punto de vista particular, vieron en esos mismos textos tres caminos diferentes, aunque no divergentes, hacia la meta de la liberación. Shankaracharya los expuso desde el enfoque no dualista (adváitico), Ramanujacharya desde el punto de vista de la dualidad condicionada, y Madhvacharya, desde el de la dualidad.

La filosofía dualista declara que lo individual (jiva) siempre será individual y lo universal (deva) será siempre universal, y que los dos siempre serán dos. La escuela de filosofía no dualista declara que hay una sola entidad (Dios) y que el individuo (Jivi) es una imagen falsa concebida por la ignorancia, porque no es capaz de darse cuenta de que lo universal es lo único que existe. No hay dos; advaita significa «no dos». Visishtadvaita, el no dualismo condicionado, declara que el individuo es un elemento de lo universal, un componente, pero distinto del Uno. Los tres son caminos genuinos hacia la misma meta, y los que siguen uno de ellos no pueden repentinamente cambiarse a otro. Un carro no puede volar, ni un avión puede ir por la tierra hacia su destino. Las declaraciones de Cristo «Yo soy el Hijo», «Dios es mi Padre», «Yo y mi Padre somos uno» son significativas en este contexto. A medida que la visión se vuelve más clara y penetrante, el conocimiento propio y de lo universal en el cual está uno incluido se vuelve más claro, más agudo y más verdadero, hasta que se vuelve el aliento mismo, el corazón mismo de su existencia.

Hubo una vez un famoso erudito que se ganó una gran fama como exponente de los Vedas, pero nadie conocía su casta. Muchos sospechaban que no era un brahmín, pero no había medio alguno de descubrirlo. Finalmente, la esposa de un pandit dijo que ella podría resolver el problema fácilmente. El erudito fue invitado a una celebración en el lugar, y cuando se quedó profundamente dormido después de una opípara comida, ella aplicó una brasa ardiente a la planta de sus pies y el sabio védico gritó «¡Alá!» Fue así que se descubrió que era musulmán. La fe no debe ser asunto de exposición nada más; debe ser patente aun cuando gritan de dolor.

En sus Yogasutras Patanjali dice: «Yoga es detener las agitaciones naturales de la mente» (Yogah chitta vritti nirodhana). Sblo el hombre está dotado del equipo necesario para dominar sus sentidos. Los pájaros, bestias y otras especies no tienen esa capacidad de discriminar y renunciar. Actúan por instinto o impulso; no pueden argüir, evaluar, aceptar o rechazar. Un ermitaño se bañaba una vez en el río Ganges, cuando vio un escorpión. «Es Dios encerrado en esta forma y nombre», pensó, y quiso salvarlo. Lo tomó en sus palmas pero cuando lo picó lo arrojó a las aguas. Luego sintió remordimiento y lo levantó nuevamente, pero lo picó otra vez y así repetidamente por cinco o seis veces más. Sin embargo, el ermitaño persistía en la piadosa misión que se había propuesto hasta que, finalmente, pudo ponerlo en una parte seca para que pudiera seguir su camino, «vivo y feliz». Varias personas que habían sido testigos de sus esfuerzos se habían reído de su compasión llevada a extremos de estupidez. El ermitaño les dijo que el escorpión le había dado una lección y que él estaba agradecido por ello. Le preguntaron cuál había sido aquella lección y él respondió: «Adhiéranse a su naturaleza innata, cualquiera que sea». Su naturaleza es picar, sin importar a quién ni cuándo. La naturaleza innata del hombre es la búsqueda de la sabiduría; su esencia es la bienaventuranza; el amor es la sangre que lo sostiene; la paz es la visión que lo guía y lo dirige. Ésta es la razón por la que las Upanishads se dirigen a él como Arnrifasya putra, «el hijo de la inmortalidad». Él no tiene nacimiento ni muerte.

En el Gita, Krishna declara que entre las montañas, él es Himagiri, los Himalayas. De esto no deben inferir que Krishna era un patriota que hablaba bien acerca de una región de su patria. Para llegar a los Himalayas, la morada de la pura y blanca nieve (símbolo de las virtudes sátvicas), deben pasar por Haridvar, la puerta de la conciencia divina, y por Hrishikesha (Rishikesh), el control de los sentidos. Sólo entonces podrán ser el alma liberada que es de la misma esencia que él. Ése es el significado interno de esta afirmación de Krishna. A menos que conozcan el significado interno y correcto, la fe será vacilante y la práctica esporádica.

Las consecuencias de eludir el conocimiento y la práctica del Vedanta son tres trágicas situaciones: el pecado, el sufrimiento y la ignorancia. El nombre dado usualmente a la realidad que ustedes son, o sea Rama, es la cura para esos tres males. El Alma o Atma es conocida como Atmarama porque Rama significa aquello que agrada, y nada confiere una alegría tan vasta e inacabable como el Alma. De modo que la palabra Rama significa el Alma. Esta palabra consta de tres componentes: «Ra», «a» y «ma». Ra es la representación mística del principio del fuego (Agni) el cual reduce el pecado a cenizas; a es el símbolo del principio del sol (Surya); destruye la oscuridad de la ignorancia. Ma es el símbolo del principio de la luna (Chandra), que mitiga el calor del sufrimiento. De modo que «Rama» vence a las tres tragedias y revela la verdad, la belleza y la bondad. Repitan el nombre de Rama con este significado en la mente y podrán sentir su efecto muy pronto.

El hombre es la propia forma del Alma, que es verdad, belleza, bondad, paz y amor, pero él ansía lo que va en contra de su naturaleza; le atraen lo falso, lo efímero, lo bajo, lo inerte y lo caótico. Esto es degradante y vergonzoso. El hombre debe alejarse de éstos y buscar en sí mismo la fuente de la fuerza y la alegría. Al hacer cualquier cosa, debe tener siempre presente a Dios, de quien es expresión. El Karmakanda (sección sobre el karma) de los Vedas, que prescribe la realización de ofrendas (yagas) y sacrificios (yajnas), está concebido para que el hombre obtenga la gracia de Dios y no, como se entiende a menudo, una vida feliz en el paraíso. El impulso debe surgir no del deseo de alcanzar al paraíso, sino del anhelo de obtener la gracia, de dedicar las ofrendas a Dios, dejando los beneficios a su voluntad. Nachiketa le enseñó a su padre su visión superior acerca de las ofrendas y sacrificios. El énfasis no debe ponerse en la simple ejecución correcta de los rituales, sino en la rendición incondicional al Dios que es invocado y propiciado.

Por ejemplo, los textos hablan de las ofrendas a los elementos como un rito que debe observarse. El significado común de estas ofrendas es el sacrificio de un animal, pero el correcto es un impuesto, un tributo, una contribución. Es por medio de los, impuestos pagados por el pueblo que el gobierno puede proporcionar varios recursos y servicios para una vida mejor. Así también, es de
los fondos acumulados de estas ofrendas que lo Divino en los elementos está proveyendo a la humanidad de los beneficios resultantes, lo cual facilitará la adquisición de la sabiduría. En los sacrificios y rituales, las ofrendas a los elementos forman un rito importante. Sacrifiquen las características animales como el orgullo, el odio y la pasión y sálvense.

Cuando van a una tienda para proveerse de algo que necesitan, saben que no lo pueden obtener sin pagar su precio. Han venido aquí a fin de obtener alguna inspiración o enseñanza o algún atisbo del tesoro interno que poseen y de los medios de beneficiarse de él, llámenlo conocimiento intuitivo del Alma, liberación, principio del Alma o realización, nirvana o cualquier otra cosa. Han venido a esta «tienda» para ello; estamos «vendiendo» lo que ustedes necesitan. Pero vacilan en pagar el precio. De los caballos se dice: «La boca se cierra cuando se traen la embocadura y la rienda, y se abre bien ancha cuando se traen granos o heno». No debe decirse lo mismo de los hombres. Así, cuando vienen a reuniones como ésta, deben hacerlo conscientes de la preciosa mercancía que se ofrece aquí, y estar ansiosos de asimilar lo más posible. Una cuidadosa atención ahora, una reflexión después sobre lo que se ha oído; ése es el precio que deben pagar.

Reflexionen y pongan en práctica lo que reconocen como beneficioso en lo que han escuchado. La práctica les dala dorada cosecha de una experiencia llena de bienaventuranza. Si pierden su tiempo tan sólo erigiendo la cerca, ¿cuándo van a cultivar? Si pasan todo su tiempo leyendo acerca de la agricultura y de las excelentes cosechas que pueden obtenerse usando semillas de alto rendimento, fertilizantes, pesticidas, etcétera, pero no aran ni siembran ni riegan ni sacan las malas hierbas, ¿cómo puede llenarse el granero? Leer, recitar y escuchar no son suficientes; lo que se necesita es la práctica.

Si se les dice que Nachiketa hizo esto o que Svetaketu dijo aquello, ¿de qué sirve? ¡A menos que los adopten como sus ideales, ejemplos, guías, todas las escrituras serán sólo cuentos de hadas! Traten de entender su perseverancia, su fe, su sentido de los valores, sus virtudes y su rectitud, y anhelen adquirirlas. Sólo entonces podremos tener otro Nachiketa y otro Svetaketu. ¡Si no, en todo el curso de la historia humana habrá un solo Nachiketa y un solo Svetaketu!

Han visto cientos de funerales; pero no han aprendido ninguna lección. Buda vio sólo uno y eso cambió el curso de su vida y abrió un nuevo capítulo en la historia del mundo. Han visto largas procesiones de renunciantes; Buda vio sólo uno. Han visto hombres enfermos por centenares. La renunciación dé un sanyasin, el sufrimiento de los enfermos, la deplorable condición de los ancianos, todo eso causó una profunda impresión en Buda. Él dejó su palacio, a su esposa y a su hijo recién nacido para buscar el remedio a las miserias de la vida. Si cultivan una mente abierta para recibir tales impresiones transformadoras, estos discursos serán beneficiosos para ustedes. Cuando todos los millones que se reúnen en toda esta antigua tierra para escuchar discursos espirituales pongan en práctica una décima parte de lo que escuchan, Bharat se levantará de nuevo hasta el pináculo de la gloria espiritual. Pero no desesperen cuando encuentren obstáculos, circunstancias adversas, desventajas, disensiones y dudas. Son todos buenos augurios, no malos. Pronto se deleitarán ustedes en la restauración de la antigua religión a su prístina gloria. Esto debe suceder, esto sucederá.

Mientras tanto, sin desmayar, deben determinar su camino y seguirlo sin vacilación. Un famoso sabio le dijo una vez a un aspirante que podría obtener la realización en Dios en treinta días si pasaba las veinticuatro horas en la contemplación de Dios. Fue a su ciudad, hizo lo que se le dijo y después de treinta y seis días (prolongó su práctica por seis más) fue corriendo a ver al sabio, furioso y muy desilusionado. El sabio le preguntó por su programa diario de actividades durante los treinta y seis días. El discípulo dijo: «Bien, me levanto de la cama a las cuatro de la madrugada, me lavo y estoy listo para meditar a las cinco, medito hasta las seis, camino un poco hasta las ocho, como algo, duermo por algunos minutos, leo algunas páginas, converso con amigos durante un rato sobre los sucesos en el mundo, me baño y bebo algo caliente, etcétera, etcétera, repitiendo el nombre de Rama de vez en cuando en los intervalos». El sabio le contestó: «¡En verdad es asombroso! Yo no me imaginé que te comportarías tan insensatamente. Te ordené usar todas las veinticuatro horas en la contemplación de Dios sin desperdiciar un solo momento. Yo no establecí otro programa. Pasa la mayor parte del tiempo que hay en treinta días en la inconmovible contemplación de Dios y lograrás la liberación».

El mejor método para llevar a cabo las instrucciones del sabio es creer que este cuerpo es la residencia de Dios, que el alimento que toman es la ofrenda que le hacen, que el acto de bañarse es el baño ceremonial de él, que está en ustedes, que el piso sobre el cual caminan es su dominio, que la alegría que obtienen es su don, que el dolor que experimentan es su lección. Recuérdenlo siempre, en el sol y la lluvia, de día y de noche, despiertos y dormidos. Ésa es la contemplación inconmovible que él aconsejó al discípulo que hiciera.

Lavidaes una jungladonde hay unagran cantidad de madera seca que cobija larvas e insectos. Nadie limpia el piso de la selva o corta la maleza. Para caminar por el piso lleno de espinas y de sanguijuelas de la jungla, hay que llevar botas. Así también, si uno quiere pasar por la jungla de la vida sin sufrir daño, hay que llevar las botas de la regulación de los sentidos. Ésta es la lección que quiero que lleven a sus casas hoy, para que mediten sobre ella y la pongan en práctica.

Gran Asamblea de Sabios de Prashanti

Madrás; 22 IV 67