Discursos dados por Sai Baba – 21. 29/07/64 Escuchar y recordar

Discursos dados por Sai Baba

{SB 04} (52 discursos 1964)

21. 29/07/64 Escuchar y recordar

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 04 cap. 9 )

ESCUCHAR Y RECORDAR

29 de Julio de 1964

Prasanthi Nilayam

LA PRÍMERA entre las nueve formas de devoción. es la de escuchar, y este día hemos instalado en Prashanti Nílayam este instrumento para escuchar. Hablo del teléfono. Estoy acostumbrado a oír no las palabras que salen de este instrumento, sino los gritos de agonía, el llamado de los corazones desfallecientes, hambrientos de gracia. Pero, bueno, puesto que esto alegra los corazones de los devotos y yo nunca estoy en contra de algo que los haga alegres y sinceros, he dado mí autorización para la instalación. En este instante, sentados en este salón, y en esta silla, ustedes me oyeron hablar con Kanjilal en Nueva Delhi y sólo él y yo sabemos lo contento que él está ahora, pues pudo hablar directamente conmigo y escuchar mi voz en su propia casa.

Vean cómo este teléfono mismo fue instalado. El personal de ingeniería trabajó día y noche para instalarlo, las fuertes lluvias interfirieron y aún hoy, al mediodía, temían que la conexión con Delhi no fuera posible. Yo había fijado la hora a las 5:30 pero me pidieron que pospusiera mi llegada al salón por algunos minutos para que pudieran asegurarse de que Delhi estaba en la línea. Yo dije que podríamos hablar con Delhi más tarde si ellos lo consideraban mejor. Pero ustedes vieron cómo, tan pronto como yo me sentê en esta silla, Kanjilal pudo ser oído claramente y pude inaugurar este servicio. Estos hombres que se encuentran aquí hoy comparten este logro y esta alegría, pues han tenido la suerte, la oportunidad de estar aquí. Muchas veces, la gente busca aquí y allá un novio para su hija, cuando durante todo este tiempo el joven está en la casa vecina. Los ingenieros pueden decir que sólo cumplieron con su deber y no buscan gratitud; pero estoy seguro de que ustedes les darán las gracias por el servicio que han prestado bajo estas lluvias y la fuerte presión del trabajo. Escuchar, oir la voz de Dios, oir acerca de Dios; éstos son importantes sucesos en la vida, hechos que transforman al individuo. Arjuna «oyó” el Bhagavad Gita; Parikshit «oyó» el Bhagavata y ambos fueron liberados de las ataduras. En el Mahabharata, Karna, que significa el oído, es el personaje más destacado; se llama Karnarasayana o dulce medicina para ser «oîda» y asimilada en la vida diaria. El sonido (shabda}, el Pranava, u Om, son todas claves muy importantes para la bienaventuranza; los Vedas deben ser “oídOS» y «recitadoS». Son Srutis, o lo que se oye, la tradición oral, aquello que escucharon en momentos de éxtasis Supraconciente los purificados Sabios que practicaban sadhana. Todo esto me viene a la mente en presencia de este artefacto para escuchar a la gente a distancia. Bhagavatasravana (escuchar el Bhagavata) lleva a

Bhagavatasmarana, o Sea a la constante recordación del Señor y al desprendimiento de los lazos con el mundo objetivo. Hubo una vez un famoso bandido que le aconsejó a su hijo en el momento de iniciarlo en la ancestral profesión que ni por un momento escuchara las historias del Señor. «No te quedes escuchando ningún Purana ni ninguna lectura del Bhagavata», le aconsejaba al joven principiante. El hijo observó escrupulosamente esta instrucción durante años y reunió una buena fortuna. Una noche, sin embargo, mientras corría con su botín al hombro por un callejón de la ciudad huyendo de la policía, un pedazo de vidrio le penetró en el pie; se sentó un rato para sacarlo y detener el flujo de sangre. Estaba detrás de una casa en la que alguien estaba leyendo y explicando el Bhagavata a un pequeño grupo de oyentes y a la fuerza lo escuchó durante unos dos minutos. La chispa cayó en la paca de algodón. Durante ese corto periodo él oyó al pandit que explicaba la naturaleza de Dios: de que no tiene oídos, ojos ni miembros; que tiene miles de formas y que no tiene forma alguna. Como dice el Gita: «Sarvatah panipadam». Esa descripción quedó fija en su corazón y no podía sacudirsela.

Algunos días después la policía se enteró de las depredaciones hechas por él y sus secuaces y parientes. A fin de saber más acerca de sus actividades, entraron al área de incógnitos; uno de los `policías iba disfrazado como la diosa Kali y algunos otros como los adoradores y sacerdotes. Gritaban y maldecían aterrorizando a los ladrones y ordenándoles que salieran de sus casas y cayeran a los pies de Kali. Muchos lo hicieron, pero aquel hijo que había oído el Bhagavata, así fuera Sólo por dos minutos, sabía justo lo suficiente para salvarse. No estaba aterrorizado. Llamó al policía que hacía el papel de Kali y le quitó la máscara descubriendo el ardid y le dio valor a los miembros de su banda. Después, cuando la policía se hubo ido derrotada. empezó a pensar: «Si dos minutos del fruto prohibido pudieron ayudarme tanto, ¿qué no podré ganar si me dedicara de lleno a escuchar las historias de las glorias de Dios?» Dejó el mal camino y Se volvió Sadhaka.

La gracia de Dios desciende sobre el anhelante Sadhaka que escucha con atención la historia de esa gracia. El nombre de Dios, si se recita con amor y fe, tiene este poder. Una vez la madre de Agastya alardeaba que su hijo había bebido toda el agua del Océano; pero la madre de Hanumán, que estaba allí, dijo: «¿ Por qué ir hasta ese punto? Mi hijo cruzó todo el océano de un solo salto». Pero allí estaba la madre de Rama y dijo: «Tu hijo saltó por encima del océano pronunciando el nombre de mi hijo; sin él, estaba indefenso».

El nombre tiene ese subyugante poder. Puede otorgar fuerza y valor inconcebibles e inimaginables. Las otras dos mujeres discutían el hecho de que fuera el nombre de Rama lo que había dado fortaleza a Hanumán para la empresa. Así, Kausalya le preguntó a Rama mismo. Éste le dijo: “Bien, es porque este cuerpo ha sido llamado Rama, el nombre que combina las silabas básicas tanto de Shiva como de Vishnú, que yo mismo he podido vencer a Ravana y a sus hordas». El nombre tiene esa eficacia. Al repetir el nombre, el Señor y sus atributos pueden ser fácilmente identificados. La lengua debe ser santificada por la repetición del nombre. Tiene también que usar expresiones dulces que derramen serenidad y alegria. Sean muy cuidadosos de sus palabras. Los animales tienen cuernos, los insectos tienen aguijones, las fieras tienen garras y colmillos. Pero el arma ofensiva más mortífera del hombre es Su lengua. Las heridas que su lengua inflige apenas si se curan; se enconan en el corazón durante mucho tiempo. Son capaces de hacer más daños aun que la bomba atómica. Cuando Bhima fue a buscar la flor Saugandika ( lirio de agua blanco O azul ) para su amada, vio a Hanumán que tenía su Cola atravesada en el camino. Le habló duramente ordenåndole quitar su cola, pues él pensaba que era de mal augurio pisar el apéndice de otro. La descortesía hizo que Hanumán rehusara y, así, Bhima quedó humillado al no poder levantar la cola para ponerla a un lado. Aprendió la necesidad de la cortesía en la conversación.

Hablen de manera que su lenguaje Sea tan dulce como sus sentimientos. Hagan que las palabras sean verdaderas y agradables. Pero no digan falsedades ni exageraciones con el objeto de ser agradables a otro. El cinismo que los lleva a hablar de algo de manera tendenciosa y con el fin de desacreditarlo es tan malo como la alabanza que los hace exagerar y rebasar los límites de la verdad.

Pueden dar felicidad con su palabra Sólo si ustedes mismos han alcanzado la etapa de la bienaventuranza. Una lámpara que arde debajo de una olla con cinco huecos; ése es el símbolo del hombre que tiene la llama de la sabiduría que brilla a través de los cinco sentidos. Cubran la olla con un paño grueso y no saldrá ninguna luz. El paño es la tapa de la ignorancia, de tamas, de la inercia. Si se quita, brillará débilmente a través
de los sentidos, es el símbolo de rajas o la actividad. Remuevan la olla, o sea, la identificación con el cuerpo, entonces la luz del Alma brillará a plenitud. La llama, la bienaventuranza, está siempre allí, sólo que estaba obstruida por la olla y el paño. La bienaventuranza es su carácter innato, Su verdadero carácter, su misma realidad.

El paciente debe él mismo beber la medicina. No se puede obtener la cura indirectamente. El bálsamo debe ser aplicado donde se siente el dolor. La causa de la enfermedad O del sufrimiento está en su visión mental, pues ven a los muchos donde sólo hay uno. Dicen «mi Dios», «su Dios», «tu Baba», como si hubiera tantos dioses en existencia para ayudarles a querellarse y pelearse entre sí. Pidan al Señor que elimine sus problemas terrenales; allí no hay equivocación. ES mucho mejor que pedirselo a otros hombres y así perder el respeto propio y el honor. Para obtener votos, la gente se agarra de los pies de cualquiera; si caen a los pies del Señor esto les traerá más votos, pues la gente pedirá junto con él que los guíe como a un gran sirviente de Dios.

Pueden llamarme por el teléfono, pero no estaré disponible para aquellos que no tengan el sincero y firme anhelo por el Señor. Para aquellos que dicen «No, tú no eres mi Señor», yo digo «NO». Para aquellos que dicen «Sí», yo también respondo «Sí». Si estoy disponible en sus corazones, estaré disponible por el teléfono. Pero, recuerden, tengo mis propios y muy especiales sistemas postales y telefónicos. Operan directamente de corazón a corazón. Hay reglas y lineamientos para la correcta operación de ese sistema. y ellas se declaran en los Shastras. Allí pueden encrontrarlas.

Estoy contento de que los devotos hayan adquirido este nuevo instrumento en Prashanti Nilayam hoy.