Discursos dados por Sai Baba – 23. 08/09/63 Tú y yo

Discursos dados por Sai Baba

{SB 03} (35 de 42 discursos 1963)

23. 08/09/63 Tú y yo

8 de Setiembre de 1963

Prasanthi Nilayam

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Como lo dijo Subbaraya Shastri, el cuerpo debe ser usado para ascender por los tres gunas, los tres modos de ser, desde la inercia (tatuas) hasta la actividad (rajas) y de la actividad pasar a las buenas acciones (satva) para que, finalmente, puedan ir más allá de la escala hasta alcanzar las alturas.

El cuerpo es la raíz de todo el dolor y de toda la inquietud que es el sino del hombre. Esto se debe a que el cuerpo fue adquirido a través de lo bueno y de lo malo hecho en los nacimientos anteriores que colectivamente se llaman karma. El karma es causado por el apego y el odio, el afecto y la antipatía, que a su vez son producto de la misma ignorancia de que toda la Creación, incluso el propio ser, es una unidad. Esta ignorancia puede eliminarle sólo por medio del conocimiento.

Cuando un hombre sufre un dolor de estómago, el mejor tratamiento será algunas sales o una bolsa de agua caliente aplicada en el estómago y no un colirio para los ojos. La ignorancia puede ser removida reconociendo la universalidad de Dios y la fusión de la propia individualidad en lo universal.

Primero practiquen la actitud de «Yo soy tuyo». Dejen que la ola descubra y reconozca que pertenece al mar. Este primer paso no es tan fácil como parece. La ola toma un tiempo muy largo para reconocer al vasto océano debajo de ella que le da su existencia. Su ego es tan poderoso que no le permite ser tan humilde como para inclinarse ante el océano.

«Yo soy tuyo, tú eres el Señor, yo soy un buscador; tú eres soberano, yo estoy atado». Esta actitud mental domará al ego; hagan que cada actividad valga la pena. Ésta es la manera religiosa de mirar las cosas; es como la actitud del gatito ante su madre (marjalaskisora), que llora plañideramente por asistencia y socorro, sin la más mínima traza de ego.

El siguiente paso es «Tú eres mío», en que la ola exige el soporte del océano como por derecho. El Señor tiene que tomar la responsabilidad de guardar y guiar al individuo. El individuo es importante, merecedor de ser salvado, y el Señor está comprometido a satisfacer la necesidad del devoto. Surdas dijo: «Tú eres mío; yo no te dejaré: te aprisionaré en mi corazón: no te escaparás».

La siguiente etapa es «Tú eres yo». Yo no soy sino la imagen, tú eres la realidad. No tengo individualidad separada; no hay dualidad, todo es Uno. La dualidad no es sino una apariencia.

La primera señal de vida espiritual es el desapego. Si no tienen desapego, son como analfabetos en lo que a su evolución espiritual concierne. El desapego es el abc de la práctica espiritual. El desapego debe volverse suficientemente fuerte como para hacerles descartar el dominio de los sentidos. Unos pocos momentos de reflexión convencerán a cualquiera de la vacuidad de las riquezas terrenales, de la fama o de la felicidad. Cuando son ricos, todo el mundo los alaba; cuando el estanque está lleno cientos de sapos croan a su alrededor. Cuando el estanque está seco, ni uno solo está allí para croarle.

Si una persona adinerada muriera, muchos serían los que reclamaran ser familiares del difunto; pero si no tiene riquezas, ni una sola persona se acercará para llorarlo. Piensen bien al estar añadiendo más y más sumas a sus cuentas bancarias si no están acumulando problemas y dificultades para que sus hijos puedan vivir unas vidas limpias, confortables y honorables. Si luchan por lograr fama vacía por medios dudosos, recuerden a quién se honra hoy en día entre los millones de sus conciudadanos y por qué. ¿No ven que sólo aquellos que han renunciado, que han buscado el camino más difícil de la realización en Dios, en vez del camino más fácil de la realización en el mundo, son los que se ven honrados en todas partes?

Reciban con beneplácito todos los golpes del destino, todas las desdichas y miserias, como el oro acepta al crisol, al martillo y al yunque a fin de que sea transformado en una joya; o como la caña recibe al que la corta, al triturador, a la caldera, a la cuba, al pulverizador, al secador, para que su dulzura pueda ser preservada y usada como azúcar por todos. Los pandavas jamás se inmutaban cuando las desgracias caían una tras otra sobre ellos. Estaban felices de que les ayudaran a recordar a Krishna y les hicieran apelar a él.

Bhishma lloraba en el lecho de flechas donde se encontraba moribundo. Arjuna le preguntó por qué y él contestó: «Lloro al recordar las miserias sufridas por los pandavas». Luego dijo: «Esto sucedió para enseñarle a la era de Kali una lección: la de nunca buscar poder, posición o riqueza, sino someterse a la voluntad de Dios, de manera completamente resignada para que puedan estar siempre felices e inconmovibles».

El Señor se apresura hacia el devoto más pronto que el devoto hacia el Señor. ¡Si dan un paso hacia él, él dará cien hacia ustedes! Él será más que una madre o un padre. Él los alentará desde adentro de ustedes, como ha alentado a tantísimos santos que han puesto su fe en él.