Discursos dados por Sai Baba – 23. 13/05/71 Los dos polos

Discursos dados por Sai Baba

{SB 11} (27 de 54 discursos 1971 a 72)

23. 13/05/71 Los dos polos

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 08 cap. 5 )

Los dos polos

13 de Mayo de 1971

Bombay

ESTA REUNIÓN IBA a ser exclusiva para los funcionarios de la Organización Sathya Sai de Servicio de Maharashtra; sin embargo, ¿qué es lo que tenemos que tratar exclusivamente entre nosotros? La Organización fue creada para impulsar el bienestar y el progreso de todos, así es que estoy muy contento de que los devotos y voluntarios también estén participando.

Deben tener muy claros los objetivos de la Organización a la cual ustedes pertenecen, ya que si no se tiene una meta clara en mente, ¿cómo podríamos llegar a alcanzar el éxito? Cualquier cosa que ustedes emprendan, ya sea lectura, escritura, meditación, cantos devocionales o peregrinación, es válida y fructífera sólo si tienen en mente un objetivo claro. Deben saber por qué se tienen que hacer ciertas cosas y por qué otras deben evitarse.

Imaginen que están en un viaje, digamos, a Prashanti N¡layam. En el camino tienen que transbordar en Guntakal y desean tomar un descanso en la estación del tren. El encargado les preguntará: ¿de dónde vienen?, ¿adónde van? Ahora bien, si han olvidado las respuestas a estas sencillas y universales preguntas, ¡qué contratiempo! No podrán continuar su viaje y tampoco podrán regresar. Ahora son individuos que están contenidos en este o aquel cuerpo. En todo momento se están moviendo hacia su hogar, de donde provienen, hacia el Atma, hacia el Paramatma, el Alma Suprema, de la cual su propia alma no es más que una chispa. Las Upanishads preguntan: ¿de dónde, adónde, quién, por qué?, y cuando anhelan conocer las respuestas, también las Upanishads les enseñan la solución y les aconsejan cuáles disciplinas deben practicar para que ustedes mismos experimenten sus respuestas y sus verdades.

Siempre sepan de dónde y adónde. La carta debe tener el nombre del remitente, para que, en caso necesario, pueda ser devuelta; y debe, por supuesto, tener el nombre y dirección de la persona a quien se envía; si no es así, ¿para qué escribir? Ahora bien, si la carta, es decir, su vida, no está consciente de dónde y adónde, se quedará en el buzón o, quizá, llegará a la oficina de correspondencia no entregada. ¿Por qué desperdiciar así la vida? Aprendan del gurú y avancen del buzón a la bienaventuranza. Cada uno de ustedes tiene el impulso natural de llenarse de la inmortalidad de la cual se han alejado. Algunos vuelan como moscas de lo bello a lo inmundo y el dolor los abate; se les evita como portadores de enfermedades, pues no pueden dar tranquilidad a quienes los rodean, sólo fastidian y atormentan. Otros son como las abejas, que buscan sólo la miel de las flores más fragantes y las fecundan en agradecimiento por la dulzura que de ellas reciben. Cada uno de los seres tiene un impulso básico latente de conocer al Ser Supremo, al Paramatma.

Algunas personas se sienten muy orgullosas al decir que son devotas de Dios, que Él las bendice de tal o cual manera, que la gracia de Dios las ha ayudado en esta o aquella forma. No presten oídos a tales simuladores egocéntricos; ustedes serán devotos cuando Dios reconozca su devoción. El ego es el mayor obstáculo para llegar a tener esa aceptación. Dios ha dicho: Yo mad bhaktha sa me priyah (El que es mi devoto es mi amigo). ¿Por qué Dios ha dicho «devoto» y «amigo»? El devoto reverencia a Dios, le teme a Dios, así que no puede acercarse mucho a Él. Un amigo, en cambio, es más cercano; pero si siempre es sólo amigo y no devoto, existe el riesgo de que se pueda tomar libertades con él, lo que sería imperdonable. La libertad no debe volverse libertinaje.

Bhishma fue un poderoso guerrero. Es famoso por la grandeza y la gloria que ganó por medio del desapego y de la gracia divina. En los alrededores de su reino encontró una vez a un hombre llamado Gadadhara, quien había realizado severas austeridades, gracias a lo cual había ganado de Dios un arma que lo hacía invencible: un chakra (disco), razón por la que la gente lo aclamaba como Chakradhara, «el que maneja el disco divino como arma». Esto lo había vuelto tan insolente y malvado, que un día le escribió a Bhishma una ofensiva carta en ocasión de la muerte de Shantanu, el padre del gran guerrero. La carta decía: «Envía a la reina viuda al harén de mi palacio o te enfrentarás a mí en el campo de batalla». ¿Cómo tolerar tal insulto y quedarse tranquilo? Se ha dicho que todos deben proteger a la tierra nativa, al dharma (la fe) y a la esposa. Bhishma se dijo: «¿Qué valor tiene mi vida si yo no puedo vengar esta ofensa, si no puedo salvar el honor de mi madre?» Pero los brahmines de la corte le aconsejaron que sólo entrara en combate con Chakradhara después de diez días, pues por ese periodo después de la muerte de su padre tenía una impureza ceremonial y no podía manejar las armas divinas que poseía, ya que no le era permitido pronunciar los sagrados mantras que activaban esas armas. «Termina los ritos para apaciguar el alma de tu padre que ha partido y después destruye al enemigo en batalla», le aconsejaron. Bhishma comprendió lo acertado de aquel consejo y le envió a Chakradhara un mensaje invitándolo para el combate dentro de diez días.

Pero Chakradhara no podía esperar tanto tiempo; estaba impaciente por obtener una victoria y lanzó contra Bhishma su poderosa arma recién ganada. Pero algo maravilloso ocurrió. Aquel chakra que había salido de las manos de Dios no podía herir a un hijo que estaba cumpliendo con el deber prescrito por las escrituras al realizar los ritos védicos para las almas de los muertos, ¡y se mantuvo girando en el cielo durante diez días, esperando a que pasara el periodo de impureza funeral!

Cuando uno está dedicado al deber se rodea de influencias protectoras tan poderosas que no permiten que se acerque ninguna fuerza dañina. Cuando las habilidades personales son reforzadas por la gracia divina, pueden obrar maravillas, como sucedió cuando la horda de monos pudo con éxito construir el puente hacia Lanka, cruzando el océano.

Un estudio de las vidas de los grandes hombres del pasado en Bharat revelará cómo ellos eran lo suficientemente cándidos y valientes para confesar sus pecados frente a cualquiera. También estaban dispuestos a aceptar el castigo del pecado, y’además; querían saber los medios para purificar y limpiar la mente confundida, y llevaban a cabo todo el proceso con un sentido de contrición y contento.

El caballo fue liberado y se le permitió vagar libremente por los reinos como paso previo al sacrificio del caballo que habían decidido llevar a cabo los hermanos Pandavas. Era resguardado por Arjuna, que lo seguía a cierta distancia. Cuando el caballo cruzó por Manipur (en donde reinaba Babruvahana, su propio hijo, y de Chitrangada) el rey tomó cautivo al caballo; Arjuna se dirigió hacia la ciudad, y cuando Babruvahana oyó de su llegada y supo que era su padre, salió con toda su corte, sus parientes y los sacerdotes para darle la bienvenida que corresponde a un padre, pero Arjuna lo retó a pelear; le dijo: «Como has detenido al caballo, debes pelear y no retroceder ante su guardián. Gánatelo en el campo de batalla. No manches el justo nombre de kshatriya» (la casta de los guerreros). Su madre también lo exhortó a que no evadiera su deber, sin tomar en cuenta quién era el guardián del caballo o cuál su relación con él. Cuando se escucha el toque de guerra, ningún guerrero debe quedarse atrás, aseveró. Así, Babruvahana regresó y peleó tan valientemente que Arjuna fue fulminado por la lluvia de flechas. Cayó muerto en el campo, en medio de los dos ejércitos. Babruvahana fue presa del dolor. En ese momento, una ninfa divina, Ulupi, apareció en escena y consoló al hijo: «No te aflijas, éste es un juego del destino; está escrito que Arjuna debla sufrir la muerte en las manos de su prop
io hijo, como expiación por sus malas acciones. Ahora, tócalo y se levantará». Así lo hizo y Arjuna volvió a la conciencia. Los dos entraron en la ciudad felizmente y Chitrangada les dio la bienvenida.

El propio Arjuna había pedido esta calamidad para limpiar su mente. Durante la batalla de Kurukshetra había matado a su propio gurú y a su abuelo Bhishma, y se arrepintió patéticamente de su pecado. Había invocado un castigo para sí mismo por sus errores: «Que muera en las manos de mi propio hijo, para liberarme de este pecado». Es muy importante la limpieza continua del corazón, para que la jornada espiritual sea suave y sin accidentes. Todos ustedes son como tuercas, abrazaderas y tornillos. Si aun la más pequeña pieza dice: «Yo sólo soy un pequeño tornillo», ¿qué importa si no soy cien por ciento eficiente?, es fácil que ocurra un accidente fatal. No sean negligentes con su deber, cualquiera que sea. Tengan control de sí mismos para que los sentidos no emprendan su destructiva carrera. Sirvan a su familia como un deber, sin más apego del debido.

Cuando el estanque está lleno, las ranas llegan por cientos a croar a su alrededor, pero cuando se seca, no se ve ni una sola; sus parientes se agolpan cuando ustedes tienen grandes riquezas, pero si, por la mala fortuna, sus riquezas se agotan, se quedan absolutamente solos. Hay una historia de un hombre rico a quien la muerte se llevaba al más allá. Le suplicó a la corte angelical que se le permitiera detenerse un rato y mirar hacia atrás por una vez. Se lo permitieron y así lo hizo, se volvió y miró un buen rato; luego dijo: «Ya estoy listo, ¡llévenme'» Los mensajeros se sorprendieron por ese extraño deseo y le preguntaron qué lo había hecho sentir tal resignación y decisión, él respondió: «Yo amasé una enorme fortuna fruto del crimen y el pecado, así alimenté y sostuve a una gran cantidad de amigos y parientes; quise mirar atrás para ver si al menos uno de ellos me seguía, ansioso por ayudarme en mi aflicción. ¡Ni uno solo de ellos se preocupó por mí! Ahora yo los seguiré adondequiera que ustedes me lleven». Dios es el amigo más confiable. Un sabio describió a la familia espiritual, la cual nunca los podrá herir con tal ingratitud: la verdad es el padre, el amor es la madre, el conocimiento es el hijo, la paz es la hija, los devotos son los hermanos, los yoguis son los amigos. Formen este tipo de familia, entre ellos podrán alcanzar la felicidad.

Los Centros Sathya Sai de Servicio se han formado para que ustedes puedan obtener la paz y la alegría. No son para usarlos como propaganda mía o de ustedes. Algunas personas preguntan: «¿Por qué reglas y normas dentro de una organización espiritual?» ¿Cómo se puede lograr el progreso sin disciplinar la mente? La reglamentación, la estricta reglamentación, es esencial hasta cierto grado de desarrollo del individuo. El aeroplano tiene que rodar sobre sus ruedas por un trecho antes de despegar. Pueden ustedes preguntar: «¿Para qué las ruedas en un aeroplano?» Asimismo, cuando ustedes alcanzan una cierta altura en su sadhana espiritual, las reglas y las normas se pueden archivar, como el piloto guarda las ruedas cuando el avión se eleva. Mientras sirven a los demás colaborando en el Centro, no olviden hacer algún sadhana (práctica espiritual) para su propio desarrollo y avance espiritual. El servicio a otros es el polo negativo; el servicio a uno mismo es el polo positivo; cuando se juntan, surge la luminosidad de la bienaventuranza. La bienaventuranza se lleva todas las preocupaciones, los temores y la ansiedad. Marchen hacia esa consumación por medio de la disciplina espiritual y e! servicio. Ésta es mi bendición para cada uno de ustedes.

Bombay 13 V 71