Discursos dados por Sai Baba
{SB 26} (37 discursos 1993)
23. 25/05/93 Sigan al intelecto, no a la mente
Sigan al intelecto, no a la mente
25 de Mayo de 1993
Curso de Verano en Brindavan
¡Oh, hombre necio! ¿Por qué buscas a Dios afuera
como el ignorante cervatillo almizclero?
Así como la fragancia en una flor,
Dios está justamente dentro de ti,
si miras con discernimiento.
Dios está en los muchos; más aún, el hombre mismo es Dios.
Pero en forma extraña y necia
el hombre busca a Dios en el mundo externo.
Tal como la ceniza que cubre el fuego sobre el carbón,
el deseo y el odio esconden esta divinidad en el hombre.
Tal como el fuego es revelado
cuando se sopla la ceniza,
el Atma le será revelada al hombre
cuando él se libre del deseo y el odio.
¡Encarnaciones del amor! Uno y el mismo hombre desempeña diferentes papeles en su familia y la sociedad como el esposo de su esposa, el padre de sus hijos, el hijo de sus padres, el jefe de sus empleados o viceversa, dependiendo de la relación física, las actitudes e inclinaciones mentales u otras circunstancias. El amor es derramado sobre la hija pero no sobre la nuera. El yerno no disfruta del mismo afecto que el hijo. Uno no tiene el mismo apego por su madre que por su esposa. ¿Cuál es la razón de tales diferencias basadas en relaciones físicas temporales, que dan lugar a todo tipo de atracciones y antipatías, gustos y aversiones, alegrías y penas? Esto se debe a que la mente del hombre está expuesta a cinco tipos de Kleshas (distorsiones o complejos).
Los cinco tipos de complejos mentales
Avidya klesha (Complejo de ignorancia): El hombre está expuesto a varias aflicciones debido a sentimientos estrechos y engañosos tales como “Yo soy el cuerpo”, “Yo soy un Jiva”, y “Yo estoy separado y soy diferente de Dios”. Esto recibe el nombre de Avidya Klesham (Complejo de ignorancia), que degrada la condición del hombre y resulta en muchos tipos de pesares.
Abhinivesa klesha (Complejo de apego): La mente es la morada de todos los deseos, penas, gustos, aversiones, apegos y antipatías. A pesar de saber que la mente es la culpable, la que causa el apego a Samsara (la existencia transmigratoria y las miserias concomitantes), el hombre es incapaz de desapegarse de su mente o de controlar sus caprichos para escapar así de las penas y el sufrimiento. Esto se denomina complejo de apego.
Astita Klesha (Complejo de vacilación): El mundo está lleno de diversos vishayas (objetos sensoriales) que seducen a las personas de mentes débiles que van moviéndose de un objeto sensorial a otro, sin darse cuenta de que estos Vishayas (objetos sensoriales) finalmente resultarán ser un Visham (veneno) que los privará de todo sentido de discernimiento y desapasionamiento. Como resultado de esto, los hombres se hunden en un sufrimiento interminable a lo largo de sus vidas. Esto se denomina Astita Klesha (el complejo causado por la inestabilidad mental).
Lobha Klesha (Complejo de codicia): Trabajando duramente bajo la ilusión de que la meta de la vida es adquirir oro, riquezas, vehículos, mansiones y cosas similares, el hombre se esfuerza incesantemente, desde el amanecer hasta el ocaso, para adquirir y acumular tales posesiones más allá de sus necesidades. En el proceso se priva incluso de comida y descanso, poniendo así en peligro su salud. A pesar de saber que todas estas posesiones son temporarias, él contamina su mente mediante la codicia excesiva y es víctima de sufrimientos y penas indecibles. Esto se conoce como Lobha Klesha (Complejo de codicia).
Dhvesha Klesha (Complejo de odio): Por alcanzar sus propias metas egoístas, el hombre queda atrapado en un laberinto de deseos interminables de diversos tipos. Y cuando sus deseos no se cumplen, él culpa irracionalmente a otros hombres y también a Dios mismo, desarrollando así odio tanto por el hombre como por Dios. Esto recibe el nombre de Dhvesha Klesha (Complejo de odio).
Todos estos complejos no son otra cosa que aberraciones mentales lesivas para el hombre mismo. Habiéndose vuelto víctima de tales aberraciones, el hombre olvida su verdadera naturaleza Átmica y padece todo tipo de penas y miserias. En este mundo, encontramos muy pocas personas que están en permanente bienaventuranza. Una gran mayoría de personas oscilan entre la alegría y el pesar. Hay algunas otras que están siempre tristes y deprimidas y que jamás han saboreado la bienaventuranza. Una vez más, hay algunas otras que no se interesan por nada y que viven una especie de vida mecánica como los animales. ¿Cuál es la razón para tal estado de cosas? No se debe a Prakriti sino a las diferentes formas en que el hombre es influenciado por su propia mente.
Cuatro categorías de seres humanos
En base a su predisposición mental, los seres humanos pueden ser clasificados bajo las cuatro categorías siguientes:
Deva-manava (El hombre Divino): Se dice “Brahma Nishtta Rato Devah”. Esto significa: “Es una persona Divina aquella que se regocija en la comunicación con Brahmán, y está siempre establecida en Brahmán, dedicando todas sus acciones a Dios, considerando a todas las cosas como Sus manifestaciones y experimentando dichosamente todas las formas como reflejos de Dios”. El hombre Divino encuentra la realización del ser en su vida.
Manava-manava (El hombre humano): “Sathya Dharma Rato Martyah”. Sólo es un hombre aquel que se deleita en la verdad y la rectitud, teniendo fe en la máxima de las escrituras “Sathyam Vadha, Dharmam Chara” (Digan la verdad y practiquen la rectitud). Él conduce su vida según los dos principios de verdad y rectitud. Considera a su deber o responsabilidad como más importante que los derechos o los privilegios. Está dotado de virtudes tales como la bondad, la compasión, la generosidad, la caridad y la tolerancia. Así, el hombre humano lleva la vida pacífica de un jefe de familia.
Manava-dhanava (El hombre demoníaco): “Madhyapana rato Dhanavah” (Un demonio es alguien que encuentra placer en beber licores embriagantes). El hombre demoníaco pasa su tiempo en actividades Tamásicas tales como comer, beber, dormir, etcétera. Se interesa únicamente en sus propios asuntos y disfrutes egoístas, y jamás en la felicidad de otros. La bondad y la compasión le son ajenas. No se puede encontrar en él ni un vestigio de discernimiento y desapasionamiento. Es su naturaleza ridiculizar, injuriar y herir a otros. Lo que es peor, la sola visión de los hombres grandes y santos hará surgir en él sentimientos de celos y odio. Un hombre cuya mente está llena de tales malos pensamientos y sentimientos es llamado “un hombre demoníaco”.
Manava-pashu (El hombre animal): Este tipo de hombre malgasta su vida buscando sólo placeres sensuales desde el nacimiento hasta la muerte. En este aspecto, él es peor que las bestias, porque éstas últimas al menos son gobernadas por instintos mientras que el hombre bestial no considera ni razón ni estación, no tiene control alguno de sus malas cualidades siempre crecientes.
Disciplinen la mente para alcanzar la meta
La mente es la causa de todas estas perversidades. Si la mente es correctamente comprendida y disciplinada y si es utilizada para librase de las malas cualidades basadas en el egoísmo, ella conducirá a una vida útil y fructífera. Uno no logra alcanzar la meta de la vida humana básicamente debido a los pensamientos egoístas.
En primer lugar uno debe tener fe firme en la divinidad inherente del hombre. Por un lado, está el mundo manifestado, que atrae la atención del cuerpo y los sentidos y también seduce a la mente; y por otro lado está la divinidad no manifestada, que es el substrato del universo manifestado. Los dos son solamente aspectos del único y el mismo principio divino de Sat-Chit-Ananda (Ser-Conciencia-Bienaventuranza). Como todo esto es Sat-Chit-Ananda, los Upanishads han declarado: “Purnamadhah, Purnamidham, etcétera”, lo que significa que tanto los aspectos manifestados como los no manife
stados son plenamente divinos. Aunque la naturaleza esencial y verdadera del hombre es Sat-Chit-Ananda (Ser-Conciencia-Bienaventuranza), él es permanentemente atormentado por todo tipo de problemas, dificultades y pesares. ¿Cuál es la razón? Se debe a que él sigue a la mente y no al Budhi (intelecto).
Sigan la guía del intelecto
Vivir como un manava-manava (hombre humano) es sólo llevar una vida mediocre. La meta del hombre debería ser vivir como un Manava-Deva (Hombre divino). Sin embargo, hoy el hombre está llevando la vida de un animal únicamente debido a los deseos y el odio. El no cumplimiento de los deseos de uno resulta en el odio. La verdadera naturaleza del hombre no es ni la alegría ni el pesar, sino Sat-Chit-Ananda (Ser-Conciencia-Bienaventuranza), que trasciende tanto a la alegría como al pesar, los cuales son transitorios. Por lo tanto, el hombre debería esforzarse por experimentar esta Sat-Chit-Ananda. Viviendo en este vasto universo, ustedes deben tratar de cultivar sentimientos correspondientemente amplios. Sin embargo, engañados por la mente, los hombres están abrigando sentimientos estrechos y de este modo hacen sus vidas miserables. La solución para esto es seguir la guía del intelecto, renunciando a los caprichos de la mente.
El hombre necio, que confía en su mente
se degradará a sí mismo,
volviéndose peor que una bestia;
mientras que la persona sabia, que sigue la guía de su Budhi
se volverá Pashupati.
¿Por qué se da esta importancia al intelecto? Porque los órganos sensoriales son superiores al cuerpo, la mente es superior a los órganos sensoriales y el intelecto es superior a la mente. El Atma (el Ser) es superior al intelecto. Así, puede verse que el intelecto es el más próximo al Ser y por ende tiene la ventaja de recibir la máxima potencia y refulgencia del Ser. Por lo tanto, el hombre debería utilizar su intelecto para comprender y experimentar al Ser y llevar una vida de bienaventuranza.
El hombre le debe a Dios todos sus logros
Desde el nacimiento hasta la muerte, el hombre usa su tiempo y su energía para obtener alimento y descanso. ¿Es éste un logro digno de la condición humana? Algunos pueden alardear acerca de su erudición o sus peregrinajes, acerca de la adoración y los rituales que realizan y acerca de los altos cargos que ocupan. Tener pensamientos elevados sobre sí mismos en base a tales logros es un pecado.
Sólo cuando las personas reconozcan sinceramente que le deben todos estos logros a la gracia de Dios, ellas merecerán ser llamadas humanas. El hombre se está degradando a sí mismo hasta la condición de un demonio al pensar una cosa, decir otra cosa y hacer otra cosa completamente distinta, violando la muy necesaria armonía entre estas tres actividades.
En una ocasión Adhi Shankaracharya llegó a la sagrada ciudad de Kasi (Benares) después de completar exitosamente su Digvijaya Yatra (campaña por todo el país) de debates filosóficos. Allí, mientras tenía el darshan de Vishvanat, la deidad que preside el lugar, él ofreció la siguiente plegaria: “¡Oh, Señor! He venido a ti para la expiación de mis pecados”. ¡Qué extraño!
Adhi Shankara explica sus tres “pecados”
Adhi Shankaracharya había santificado su corta vida estudiando todas las escrituras del país y también escribiendo muchos volúmenes de brillantes exposiciones y profundos comentarios sobre los Vedas, los Upanishads y otros textos. Él también había llevado su vida conforme a las líneas establecidas en las escrituras. Debido a sus gloriosos logros, él es aclamado como la misma encarnación del Señor Shiva. Por lo tanto, puede parecer extraño y hasta paradójico que una gran persona de su reputación haya orado de esa forma. ¿Cuáles eran entonces los pecados cometidos por él? Él mismo dio la siguiente respuesta:
“¡Oh Señor Shankara! Mi primer pecado es que a pesar de saber (y también enseñar a otros) que Dios está más allá de la mente y de la palabra, yo he tratado de describirte a través de los numerosos stotras (himnos) que compuse. Esto demuestra una falta de coherencia entre mi pensamiento y mi palabra.”
“Luego, al estar convencido de las máximas de las escrituras que declaran que Dios satura y lo impregna todo en el universo manifestado, yo he estado predicando esta verdad a todos. No obstante, he venido a Benares para tener tu darshan. Esto muestra que mis pensamientos, palabras y acciones están en desacuerdo entre sí. Ésta es mi segunda ofensa.”
“En tercer lugar, creo firmemente en las enseñanzas de las escrituras que declaran que el mismo Atma (Ser) es inmanente en todos los seres y no hay diferencia entre el así llamado Jivatma (Alma individual) y el Paramatma (Alma Suprema). Mientras que he estado proclamando esta verdad en todos mis discursos, ahora he venido aquí para pararme frente a ti como si ambos estuviéramos separados y fuéramos diferentes. Éste es mi tercer error. Por eso oro para ser absuelto de estos tres pecados, de los cuales soy culpable.”
El verdadero significado de “pecado”
Del episodio anterior en la ilustre vida de Shankaracharya, tienen que aprender una importante lección. La creencia popular es que solamente han de considerarse pecados actividades tales como acusar, insultar o herir físicamente a otros. Sin embargo, contrariamente a esta creencia, pensar una cosa, decir otra cosa, y hacer algo completamente distinto constituye un pecado cometido por la mayoría de las personas. Sólo cuando el hombre renuncie a este tipo de pecado y asegure la armonía y la unidad entre su pensamiento, palabra y acción, él podrá ser considerado un Purna Manava (un hombre perfecto). Es por eso que los Upanishads han declarado que un Mahatma (un alma grande) es quien practica la pureza y la unidad de pensamiento, palabra y acción; mientras que aquel cuyos pensamientos, palabras y acciones están en desacuerdo entre sí es un Dhuratma (un malvado). En relación a esto, la mente desempeña un papel crucial, y puede elevar a un hombre a las alturas más grandes o degradarlo a las mayores profundidades. Deben ser amos y no esclavos de su mente. El correcto dominio de la mente es el desafío que hoy enfrenta la humanidad.
El hombre debe desarrollar ideales y sentimientos elevados y nobles en todas las esferas de la vida: física, moral, religiosa y espiritual. Él no debe contentarse con los placeres sensuales que son temporarios y dejan una huella de miserias. La mente es la responsable tanto de la elevación como de la caída de una persona. Uno no debería apresurarse a entrar en acción, basándose en los dictados caprichosos de la mente. Una persona con una mente disciplinada sólo actúa después de considerar si la acción es buena o mala, correcta o incorrecta. Tal persona finalmente alcanzará la meta de la realización del Ser.
————— fin del discurso ———————
Un corazón limpio es el altar más apropiado. El Señor se establecerá en esa morada fragante. En ese instante otro incidente más tendrá lugar: el grupo de los seis vicios que habían infestado el lugar partirán sin siquiera decir adiós. Cuando estos vicios se marchen, el malvado séquito de malas tendencias y actitudes vulgares que medran en ellos también romperá filas y desaparecerá, ¡sin siquiera dejar su domicilio! Entonces el hombre brillará en su prístino esplendor de Verdad y Amor, y finalmente logrará fundirse en lo Supremo.
– BABA
Traduccion Mercedes Wesley