Discursos dados por Sai Baba – 25. 17/10/99 Haz tu vida fructífera y significativa (dde. grabacion original)

Discursos dados por Sai Baba

{SB 32} (23 de 32 discursos 1999)

25. 17/10/99 Haz tu vida fructífera y significativa (dde. grabacion original)

SABIDURIA ES VER LA UNIDAD DE LA VIDA

17 de Octubre de 1999

Sai Kulwant Hall – Prasanthi Nilayam

DASSARA SANDESH IV

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(Traducción realizada a partir de las cintas de audio que contienen los Discursos Divinos de Dasara con la traducción del telugu al inglés. En donde Swami interrumpe al traductor o no se escucha a éste con claridad, figura (…) en la versión en castellano.)

Brahmanandam Paramasukhadam Kevalam Jnanamurthim

Dvandvaatheetham Gaganasadrusam Tathwamasyaadhi Lakshyam

Ekam Vimalam Achalam Sarvadhee Saakshibhutam

Bhaavaatheetham Trigunarahitham Sadgurum

¡Encarnaciones de Amor Divino!

El hombre debe realizar esfuerzos, prácticas espirituales, para descifrar los secretos y misterios de los principios más elevados enunciados en los Vedas. He aquí la declaración ‘Sarvam Kalvidam Brahma’. ¿Cómo podemos comprender esta declaración? He aquí la palabra ‘Brahmanandam’. ¿Cuál es el significado de ‘Brahmananda’? ¿Es acaso placer mundano? ¿Es felicidad material? ¿Es la felicidad que se obtiene de algún objeto? ¡No! En absoluto. ‘Brahmananda’ es dicha inmutable. ‘Brahma’ deriva de la raíz ‘Brihat’, que significa vastedad. Esta palabra no puede ser comprendida comparándola con la felicidad obtenida de los objetos y las personas. Las palabras de los Vedas trascienden las barreras del lenguaje, es la bienaventuranza de la unidad, no es felicidad mundana, no es el placer obtenido a través de los sentidos, no es felicidad material, no es la felicidad relacionada con la naturaleza. Es la bienaventuranza verdadera e infinita, eso es ‘Brahmananda’. A esta bienaventuranza también se la llama ‘Nirgunaananda’, aquella sin atributos, y ‘Niraakaarananda’, la bienaventuranza sin forma.

‘Paramasukhadam’ ¿Qué es esta felicidad? ¿Es felicidad mundana? ¿Es placer materialista? ¿Placer relacionado con el cuerpo? ¿Placer obtenido a través de los sentidos? ¿Pertenece al mundo? ¿Qué es esta felicidad? No hay felicidad más elevada que ésta. La naturaleza permanente de la bienaventuranza, la verdadera naturaleza de la bienaventuranza, también se halla en esta clase de felicidad, es la felicidad suprema. No hay felicidad más elevada que ésta.

¿Qué es ‘Kevalam’? Trasciende los límites de tiempo y espacio. ‘Brahmananda’ y ‘Paramasukha’ no están relacionadas con el tiempo, el espacio o una circunstancia en particular.

‘Jnanamurthim’ ¿Qué es ‘Jnana’? ¿Es conocimiento material? ¿Es conocimiento del universo? ¿Es conocimiento mental? ¿Conocimiento intelectual? ¿Es conocimiento de los Vedas? ¡No! En absoluto. Sabiduría es ver la unidad de la vida. Hay solo Uno y no dos. ¿Cómo puede el hombre comprender este conocimiento y esta sabiduría incomparables?

Los Vedas contienen muchas palabras semejantes, absolutamente sagradas y llenas de verdad. Solo la Divinidad puede comprenderlas: el sin atributos, el antiguo, el siempre nuevo, eterno, puro y sabio, la encarnación de lo sagrado. (…)

(N. de la t.: A partir de aquí se toman algunos párrafos del impreso distribuido por el Bookstall de Prasanthi Nilayam para la traducción, ya que la grabación se corta por un rato.)

‘Dvandvaatheetham’ se refiere a aquello que trasciende todas las dualidades, como la felicidad y el pesar, lo bueno y lo malo, el mérito y el pecado, etc.

‘Trigunarahitham’ se refiere a aquello que trasciende los tres atributos: Sathwa, Rajas y Thamas. Los atributos están asociados con la forma. Por lo tanto, el Uno no posee atributos. Los Vedas contienen cuatro Mahavaakyaas: Prajnanam Brahama (el conocimiento es Brahman), Ayamatma Brahma (El Atma es Brahman), That Thwam Asi (Eso eres tú) y Aham Brahmasmi (Yo soy Brahman). El principio sin atributos trasciende incluso estas cuatro declaraciones.

Ekam Nithyam se refiere a aquello que es eterno y sin segundo. Los Vedas proclaman Ekam Eva Adviteeyam Brahma (La Divinidad es una sin segundo). Om Ithyekaaksharam Brahma (la sílaba Om es Brahman).

Vimalam Achalam se refiere a aquello que es puro y estable. En este universo, los cuerpos celestes tales como el sol, la luna y los planetas están en constante movimiento. Los estudiantes modernos son conscientes de esto: el rollo de película cinematográfica se mueve rápidamente a una velocidad de 16 filmes por segundo, pero la velocidad a la que se mueve la mente no puede ser estimada. Una mente tan oscilante no puede comprender a la Divinidad, que es estable, inmutable, sin atributos, y es la encarnación de la suprema bienaventuranza y felicidad. Esa es la razón por la que los sabios y videntes de antaño solían orar así: “Salutaciones al Uno, que es la encarnación de la felicidad suprema”. La felicidad relacionada con el cuerpo y la mente no es felicidad en absoluto. La felicidad interna (Nivritti) es verdadera felicidad.

Es extremadamente difícil comprender el principio divino. La fe es sumamente esencial para experimentar la Divinidad.

Donde hay fe, hay amor.

Donde hay amor, hay paz.

Donde hay paz, hay verdad.

Donde hay verdad, hay Divinidad.

Donde hay Divinidad, hay bienaventuranza.

Por lo tanto, solo la Divinidad puede conferir bienaventuranza eterna. La felicidad mundana es momentánea. En este contexto, Adi Sankara dijo: “Maa Kuru Dhana Jana Yauvana Garvam, Harathi Nimeshaath Kaalah Sarvam (no se enorgullezcan de la juventud, el dinero y la progenie. Éstas son solo momentáneas). La felicidad mundana es engañosa y está relacionada con los cinco elementos y los cinco sentidos. Corresponde a la senda externa (Pravritti).

El cuerpo humano está compuesto de cinco envolturas: Annamaya, Pranamaya, Manomaya, Vijnanamaya y Anandamaya Koshas. Este cuerpo es Annamaya Kosha (envoltura del alimento). El Pranamaya Kosha (envoltura vital) hace que el cuerpo se mueva. Más allá del Pranamaya Kosha, existe el Manomaya Kosha (envoltura de la mente). El hombre solo puede investigar estas tres envolturas; no es capaz de comprender a Vijnanamaya (envoltura de la sabiduría) y Anandamaya Koshas (envoltura de la bienaventuranza), debido a que está atado por los sentidos. Se dice ‘Buddhi Graahyam Atheendriyam’, los sentidos no pueden comprender la Verdad última. No importa lo inteligente que uno pueda ser, no podrá comprender la Verdad a menos que transite la senda interna.

(N. de la t.: Desde aquí continúa la traducción a partir de las cintas de audio.)

Ustedes pueden comprender hasta ciertos límites. Definitivamente no pueden comprender la verdad última.

En el estado de vigilia pueden ver su cuerpo. ¿Pero acaso pueden verlo cuando se encuentran en el estado de ensueño? ¿Pueden ver en el estado de sueño profundo lo que ven en el estado de ensueño? Hay un cuerpo en los tres estados, pero, cuando se encuentran en un estado ustedes no son capaces de ver el otro. ¿Cuál es la razón? Pertenecen al mundo físico, al mundo externo. Debemos conquistar la característica que tiene el hombre de ir hacia fuera, debemos viajar hacia adentro para descubrir la verdad.

He aquí un pequeño ejemplo: Cuando el cuerpo de Swami tenía solo 7 años, en este pueblo en que nació, había muchas enfermedades contagiosas como el cólera y la plaga. La gente temía a estas enfermedades, por miedo, no dejaban salir a sus hijos. Estos niños corrían hacia Swami, debido al amor que sentían en sus corazones. Solo tenían 6, 7 u 8 años. Entre diez y doce niños solían venir a ver a Swami, Lo seguían y solían decirle inocentemente a Swami: “Raju, dicen que algunas enfermedades como el cólera y la plaga han llegado, son muy terribles”. Swami les respondía: “No deben temer. Un día u otro, el cu
erpo debe perecer, no se esfuercen simplemente por mantener el cuerpo, deben hacer esfuerzos para no sufrir ninguna enfermedad, la muerte es segura. No se puede escapar de ella. No teman a la muerte. Piensen en Dios”. Los niños, que no sabían nada, le preguntaban a Swami: “¿Hemos de pensar en Rama?” Era un pueblo pequeño. La población era de 106 personas. En un pueblo semejante, ¿en qué tipo de Divinidad podían creer? Swami respondía: “Piensen en Dios, que les da valor, entusiasmo e inspiración”. Swami les pidió que encendieran una lámpara. A las seis de la tarde, ellos solían mantener esta lámpara en la calle. Pensaban en Dios, cantaban el Nombre de Dios. Los niños no comprendían qué bhajan debían cantar. Entonces Swami compuso algunas canciones. “Niños, si quieren pensar en Dios, piensen que Dios está dentro de nosotros, no necesitamos buscar a Dios afuera, Él está dentro de nosotros. Vayamos por las calles, vistiendo túnicas color ocre, con todo tipo de instrumentos, como címbalos, luego de conquistar a Kama y Krodha (lujuria y codicia), y pronunciemos el nombre de Ranga”. Los niños recorrían las calles, cantando el Nombre de Dios. Cuando llegaban al templo de Sathyamma, cerca del viejo Mandir, sentían temor. Ese era el extremo más alejado del pueblo. Después de las cinco de la tarde, nadie pasaba por ahí. Temían a los demonios, los fantasmas y los duendes. Swami les decía: “No hay fantasmas ni duendes. Con fe en Dios, expulsemos al cólera y la plaga de este pueblo.” Ellos tenían brazaletes en los tobillos, llevaban címbalos en las manos. Iban al río cantando bhajans. Los niños no tenían ningún tipo de temor. Luego de hacer esto por tres días, el cólera y la plaga desaparecieron. No había rastros de estas enfermedades. Los padres de los niños, trajeron a los niños y dijeron: “Raju, les has dado verdadera seguridad a estos niños, les has dado valor y entusiasmo. Nuestros niños no necesitan ninguna educación, enséñales lo que Tu sabes”. Solían comer todos los días a las seis y luego iban a la casa de Swami para recibir enseñanza de Él. Los niños solían llamarme ‘Maestro de enseñanza’. Los padres querían ofrecer una remuneración al maestro. ¿Qué clase de remuneración? Tres paisas por mes, esa era la remuneración. Venían al anochecer. Se quedaban con Swami, quien les enseñaba el alfabeto y cómo escribir. Con este pretexto, Swami les enseñaba también principios espirituales. “Si hay personas malvadas en el pueblo, aléjense de ellas. No deben pronunciar el nombre de esas personas. No critiquen, diciendo ‘este hombre es malo, este hombre es malvado’. Desarrollen buenas cualidades, no hay nada más elevado que esto. Desarrollen buenas cualidades, respeten a sus padres, obedézcanlos.” Swami les enseñaba cosas muy buenas y hubo una gran transformación en los niños.

En los días en que había luz de luna, Swami solía llevar a los niños al Chithravathi. A las seis de la tarde iban al lecho del río Chithravathi y permanecían allí hasta las 11 de la noche y muchos mayores también seguían a Swami. Los niños jugaban a todo tipo de juegos en el río. La salud del cuerpo es muy importante, el ejercicio físico es importante. Los niños no aceptaban estos juegos. Me decían: “Raju, los bhajans son suficientes para nosotros, conduce los bhajans y nosotros Te seguiremos”. En el lecho del Chithravathi solo cantaban bhajans y no se complacían en ninguna otra actividad. Cada niño venía a Swami y Lo asediaba de este modo: “Raju, cantemos un bhajan nuevo”, o “¿Tienes los tonos correctos para el bhajan que compusiste?” Ellos adoraban a Swami. “No me adoren”, les decía Yo, “Si tienen algún deseo pueden pedir, no tomen la costumbre de elogiarme.” Swami solía consolar a los niños.

Una vez vino desde Kamalapuram un comerciante que vendía medicinas, llamado Kotte Subbanna. Preguntó: “¿En este pueblo hay un niño llamado Raju?” Cada uno comenzó a describir diferentes cualidades. Todos fueron a ver a Subbamma. El hombre preguntó: “Madre, ¿usted conoce al niño?” “Lo conozco muy bien. Con excepción de Raju, no hay ningún niño bueno en este pueblo, tiene mucho carácter, es una persona de buenas cualidades, buen comportamiento y conducta. Les enseña cosas buenas a los demás.” Y así continuó ella describiendo a Swami.

Un día, Subbamma invitó a Kotte Subbanna a almorzar. Durante el almuerzo, él comenzó a decirle a Swami: “Raju, te ves muy pequeño. Me pregunto cómo podrías componer poemas y anunciar mis medicinas. ¿Cómo lo harías?” Swami le respondió: “Si tienes estas dudas, no necesitas mencionarlas. Olvida todo. Ve a tu pueblo, donde no tienes dudas, y haz lo que desees”.

Swami sentía gran amor por esos niños. Keshanna, Ranganna, Subbanna y Ramanna, esos eran los niños. Cuando iban al lecho del río, a veces se tendían allí. Es imposible describir la inocencia, el amor y la pureza de esos niños. Un niño de siete años solía decirme: “Raju, estás muy cansado. Por favor descansa un poco”. Y colocaba la cabeza de Swami sobre su regazo para hacerlo dormir. Entonces otros niños decían: “¿Por qué ha de tener solo él la oportunidad? Déjame hacerlo a mí también”. Ellos también colocaban la cabeza de Swami sobre sus regazos. Había una costumbre en esa época: comenzaba uno, contaban hasta cincuenta, y hasta que no terminaba Swami permanecía con él. Swami les daba gran alegría a estos diez niños, y ellos servían a Swami en gran medida.

Un día regresó Kotte Subbanna y dijo: “Raju, hay un montón de niños pequeños contigo, tienen una voz dulce, por favor, compón algunos poemas para que los niños reciten. Te daré dinero por este trabajo. Le respondí: “No es tuyo el negocio de dar y tomar, nuestros niños no aceptan esto, abandona el hábito del comercio. De todos modos, dime qué quieres exactamente y Yo compondré poemas al respecto”. Él dijo: “Hay una medicina nueva llamada Bala Bhaskara”. También le dijo a Swami qué enfermedades podían ser curadas con esta medicina Bala Bhaskara. Swami compuso un poema acerca de ella. “Oh, niños, vengan aquí. Tenemos una medicina llamada Bala Bhaskara, para el dolor de estómago y las piernas hinchadas, para cualquier enfermedad de las manos y la boca. Debido a nuestros hábitos negligentes tenemos todo tipo de enfermedades, como indigestión. Oh, niños, esta es la medicina que puede curar todas las enfermedades. Vengan aquí. Quizás se pregunten dónde hallar esta medicina. ¡Aquí está Kotte Subbanna! Podrán hallarla en su tienda.” Y ellos se entusiasmaban mucho. “Oh, niños, éste es un tónico sagrado preparado por el Pundit Sri Gopalacharya.” Swami componía estos poemas y hacía cantar a los niños. Kotte Subbanna tomó estos poemas y los llevó por los mercados. Tuvo la buena suerte de que Swami fuera llevado a Kamalapuram. Allí Swami tuvo que hacer sus estudios de 5° y 6° grado. Kotte Subbanna se sintió muy feliz por esto, y todos los estudios de Swami giraron en torno a Kotte Subbanna.

Desde el principio Swami solía entusiasmar e inspirar a los niños. “Jamás debemos herir o lastimar a nadie, no debemos herir la mente de nadie, nada malo debe ocurrirle a nadie. Debemos realizar nuestro deber correctamente, debemos comenzar a hacer servicio social. Todo lo bueno que sabemos, debemos transmitirlo a otras personas.” Swami solía enseñar estas cosas a los niños. Durante el mes de Magha, se realizaban ciertas prácticas especiales. Como saben, hay un templo de Anjaneya en el pueblo. Los niños solían ir allí a las 4 de la mañana. Eran niños pequeños, no sabían nada. Y Swami los llevaba. Cargaba a cada niño, lo bañaba, y le ponía jabón. Era un baño sagrado realizado durante Magha. Les decía: “No es solo el baño, esto no es suficiente. Deben circunvalar el templo, dar vueltas alrededor del templo de Swami Anjaneya, Yo permaneceré sentado en el templo”. Los niños fueron allí un día y comenzaron a discutir: “Oye, ¿por qué he
mos de dar vueltas nosotros solos? Sin Raju no hacemos nada, fue Raju quien nos enseñó todo esto; Él debe ir adelante y nosotros Lo seguiremos”. Todos los niños vinieron corriendo a Swami y dijeron: “Raju, Tú también debes venir”. Les respondí: “Yo no quiero, den vueltas ustedes, por favor”. “Entonces nosotros tampoco queremos”, dijeron ellos. “Debes venir.” Debido a la presión que ejercieron, Swami fue con ellos. Swami dio una sola vuelta. Al llegar a la segunda vuelta se detuvo. Lo crean o no, ¡Hanuman apareció y le cerro el paso a Swami! Los niños pensaron que un mono enorme le había cerrado el paso, pero era Hanuman. Los niños hablaban entre sí; no sabían qué le estaba diciendo el mono a Swami. Hanuman dijo: “¡Señor, soy yo quien tiene que circunvalarte a Ti! ¡Pero Tú estás dando vueltas alrededor de mí! ¿Por qué?” Les dije a los niños: “Niños, escuchen esto, Hanuman no quiere que Yo de vueltas a su alrededor. Vayan ustedes”. Hubo una gran transformación en los niños luego de eso: desarrollaron sentimientos divinos, regresaron a sus hogares, fueron por las calles, diciendo: “Fuimos con Raju al templo de Hanuman, pero, un gran mono apareció, tomó las manos de Swami y dijo: ‘No debes dar vueltas alrededor de mi templo. Soy yo quien tiene que rodearte a Ti’.”

Esta noticia llegó también a oídos de Subbamma. Al día siguiente Subbamma llamó a Swami y le dijo: “Raju, he preparado dosas y tortas. Por favor ven a comerlas”. En aquellos días solo la gente rica preparaba comidas tales como idli y dosas. Le dije: “¡Subbamma, hay tantos niños! ¿Cómo puedo comerlas Yo solo?” Ella respondió: “Les daré de comer a todos. Prepararé comida para todos ellos”.

La gente sentía gran respeto por Swami. En este pueblo la gente comenzó a pensar por primera vez en Dios debido a Sathya Sai Baba, y esto se extendió por todos los pueblos aledaños. Swami solía llevar a los niños a una distancia de 30 a 40 millas. Los aldeanos llegaban en carretas tiradas por bueyes. No solo eso. Swami mantenía a los niños con Él y les decía: “Niños, deben comer alimentos sátvicos, puros. No deben comer carne, aún más, ni siquiera deben tocar el pescado”. En los pueblos existía el hábito de juntar canastos llenos de pescado. Incluso en esos días Swami enseñó al mundo estas cosas. También les decía: “No deben matar a ningún ser, no deben matar peces, no deben comer carne, no deben beber licor, no deben fumar”. Swami siguió enseñando estas cosas a los niños.

Durante el festival de Ekadasi, solían decorar las carretas de bueyes, llevarlas al río y realizar carreras allí. Había muchas carretas de bueyes. Gran cantidad de hombres, hombres barrigones, se sentaban en estas carretas de bueyes, querían aventajar a los otros en la carrera sobre la arena, y, también, hacían apuestas. Solían arrear a los bueyes con latigazos, causándoles dolor. Swami habló con los niños. Todas estas cosas no comenzaron hoy, ocurrían entonces. Les decía: “El tercer buey es tuyo. Ve a decirle a tu padre que no debe hostigar al buey, es tu responsabilidad. El segundo buey pertenece a tu padre, ve a decirle”. Gradualmente abandonaron la práctica de azotarlos. Los niños enseñaron la senda correcta a los mayores.

Muchas cosas ocurrían en el pueblo. También había peleas de gallos. Solían atar cuchillas a las patas de los gallos. Los dos gallos peleaban entre sí y ambos morían, llamaban a esto pelea de gallos. ¿Qué clase de juego es éste? Yo les decía: “Es mejor (…) Tengamos otra clase competencia. Hagamos una competencia desarrollando cosas buenas. ¿Por qué hacer una competencia donde se mata? Es una práctica malvada, es un mal hábito, es una mala acción”. Swami les enseñaba a los niños a no dedicarse a estas actividades.

Un día el padre de este cuerpo, Pedda Venkama Raju, se enteró de esto. Se acercó a enseñarle filosofía a Swami: “Eres un niño muy pequeño. ¿Por qué te ocupas de estas cosas? Los mayores del pueblo decidirán qué hacer, no tú, no te metas en eso”. Swami respondió: “Yo no estoy interfiriendo, pero no puedo tolerar que se maten animales. No quiero molestar a nadie, jamás molestaré a nadie por mi causa, pero, ustedes están maltratando animales que no pueden hablar. Yo no aceptaré esto”. El padre regañó a Swami. Se dirigió a la madre del cuerpo de Swami y le dijo: “¡Aconseja tú a este niño! Mientras le daba de comer a Swami, ella le decía: “Sathya, a tu padre no le gusta todo esto, obtendrás un mal nombre en el pueblo”. Swami declaró: “Si estoy haciendo el bien, no hay de qué preocuparse. Yo realizo buenas acciones. Si viene el mal nombre, dejemos que venga”. De esta forma discutía Swami con ellos. (…) Kondama Raju, el abuelo de este cuerpo, llamó a los aldeanos y les dijo: “¿De qué forma les está causando daño mi nieto? Él está haciendo cosas buenas, no debería haber violencia, tampoco debe haber apuestas ni peleas, si ocurren estas cosas, no habrá paz en el pueblo”. Así siguió enseñando a los aldeanos.

Debido a estas enseñanzas, algunos niños comenzaron a odiar a Swami. Éste solía ir a Bukkapatnam todos los días a las 7 de la mañana. Swami quiere comunicarles algo: Swami era muy querido por todos los maestros. Cada maestro amaba a Swami. Cada maestro, al entrar a la clase, buscaba a Swami para ver si Él estaba presente o no. ¿Saben ustedes cómo era Swami en esa época? En un año, solo recibía un pantalón corto y una camisa, éramos una familia pobre. Yo no poseía docenas de pantalones y camisas, como los estudiantes de la actualidad, solo un pantalón y una camisa. Cuando Swami regresaba de la escuela, solía lavarse el pantalón y la camisa Él mismo y colocar una toalla alrededor de Su cintura. Hacía esto todo el año. Así es como ocurría todo. Los maestros solían hacer preguntas a los niños. Swami respondía todas las preguntas de los maestros, pero otros niños no sabían responder. ¿Qué clase de niños eran estos? ¡En 5° grado había un estudiante de 25 años! Muchachos muy grandes asistían a la escuela vistiendo dhotis. Durante la época del imperio británico, la educación no era muy buena, asistían a la escuela muchachos muy grandes. Swami era el más joven de la clase. Un día en que Swami respondió correctamente una pregunta, el maestro Mahboob Khan Me dijo: “Debes agarrar a los niños por la nariz y abofetearlos”. Para darles una bofetada a estos muchachos, ¡Swami debía pararse sobre el escritorio! Swami les daba una palmada muy suave. El maestro entonces llamaba a Swami y le decía: “Raju, ven aquí, no te pedí que les aplicaras polvo de cúrcuma en las mejillas”. Demostraba cómo abofetearlos, dándole una cachetada a Swami. Después de eso, Swami tenía que regresar al pueblo de Puttaparthi. Los niños de Puttaparthi estaban muy enojados y arrastraban a Swami por los pies. De este modo rompían la ropa de Swami. Lo arrojaban al barro. Sin embargo, Swami soportaba todo con gran paz. La paz es Mi naturaleza. El amor es Mi naturaleza. La bienaventuranza es Mi voluntad. Estos son Mis tres principios de vida. Ustedes pueden hacer lo que quieran. Cuando Swami llegaba a las afueras del pueblo, al templo de Swami Anjaneya, se quitaba la ropa y la lavaba. Los estudiantes deben comprender cómo eran aquellos días. Si se rompía una camisa, Swami no tenía medios para comprar un alfiler de seguridad. ¿Qué hacía Swami? No había dinero en casa, no podía pedir dinero a nadie. No se debe pedir dinero. ¡Esa promesa hecha en aquel entonces ha sido mantenida hasta el día de hoy! Swami iba entonces al templo de Sathyamma, donde había una planta de la cual sacaba una espina para colocarla en la camisa. ¡Swami arreglaba Sus camisas con espinas! Cuando uno toma la senda de la verdad con resolución, puede lograr cualquier cosa en la vida. Desde entonces hasta el día de hoy, Swami no le ha pedido nada a nadie.

Una vez Subbamma vino a decirme: “Raju, estás cada día más delgado. Los niños pequ
eños deben crecer bien”. Los amigos de Swami solían traerle todo el alimento preparado en sus hogares, pero Swami les decía con severidad: “En vuestras casas se come carne, Yo no como esos alimentos; cocinan pescado en vuestras casas, Yo no como pescado”. Swami les hablaba de este modo y los controlaba.

Swami fue responsable en gran medida de que se suspendieran las peleas de gallos y las carreras de carretas de bueyes.

En una oportunidad, toda la gente del pueblo vino a la habitación de Swami. Había diez niños con Swami. Estos niños, que tenía 6, 7 y 8 años, siempre se quedaban con Swami. Había muchas personas antagonistas que quisieron ver cómo se las arreglaría Swami para seguir la senda de la verdad. Los diez niños estaban durmiendo en la galería y Swami estaba en su habitación. Estas personas cerraron con llave el cuarto de Swami y prendieron fuego a la casa. Los niños lloraban, comenzaron a gritar: “Raju, Raju, Raju”. La puerta estaba cerrada, no había forma de abrirla. Swami abrió los postigos de la ventana. Swami sonreía; lo veían sonreír. Les dijo: “No se preocupen. El dharma protege a quien protege el dharma. El dharma destruirá a quienes destruyen el dharma. Yo estoy protegiendo a Sathya, la verdad Me protegerá, desarrollen esta fe firme”. Los niños cerraron los ojos y repetían todo el tiempo el nombre de Raju. Se convirtió en la repetición del Nombre de Dios. La casa era una choza con techo de paja, por lo cual el fuego era tremendo, era una hoguera. Y en un instante cayó un gran aguacero. Solo llovió sobre la pequeña choza y en ningún otro lugar. (Aplausos) Los niños saltaban de alegría. Continuaron cantando el Nombre de Raju y diciendo: “¡Cuánta grandeza! (…) No podemos vivir sin Ti”. Swami los hizo pasar adentro, les dijo que no se preocuparan y les dio unas frutas. Le preguntaron: “Swami, ¿quién trajo estas frutas?” Yo les respondí: “¿Por qué se preocupan por eso? Solo cómanlas”. Ya sea que estemos en una mansión o en una choza, si nos sirve para dormir es suficiente, del mismo modo, satisfacer el hambre es suficiente.

Las noticias llegaron a Subbamma, quien era una mujer de gran carácter. Swami era su mismo aliento de vida. Ella estaba tan agitada que se propuso buscar a los malvados que prendieron fuego a la casa de Swami; descubrió quiénes eran los culpables. Como todas las tierras y propiedades le pertenecían, ya que era una mujer muy rica, les ordenó que abandonaran el pueblo. Les gritó: “No pueden quedarse en el pueblo, unas personas tan malvadas no tienen lugar en este pueblo”. Swami tomó la mano de Subbamma y le dijo: “No debes lastimarlos por Mi causa. Por ignorancia, cometieron una mala acción, debes perdonarlos. Por favor no los eches”. Entonces se acercaron todas estas personas y también los niños y levantaron en andas a Swami. Allí estaban Subbanna y Ramanna. Eran niños muy altos. Cargaron a Swami sobre sus hombros, diciendo: “Eres realmente grande. Si no lo fueras, tales cosas no podrían ocurrir. Gradualmente el pueblo obtendrá una gran reputación y fama gracias a Ti”. Subbamma dijo: “Ustedes creen que Él es un niño pequeño. ¡No! No es un niño. ¡Él es como un trueno! ¿Cómo podrían comprender a una personalidad tan sagrada?” Desde ese día Subbamma no le permitió a Swami irse de allí. Swami se mudó a la casa de Subbamma, desde allí iba a la escuela. Subbama alojó a Swami en su casa. Era una mujer de gran carácter, tenía sesenta años entonces, solía cuidar a Swami todo el tiempo, dormía solo cuando Swami lo hacía. Había personas malvadas en el pueblo.

Un día vino otra persona, una señora brahmin, y dijo: “Subbamma, ¿puedo llevarme a Raju a mi casa para darle un refrigerio?” A Subbamma no le gustó esto. Le pareció una artimaña de la mujer. Subbamma se acercó a Swami y le dijo: “No vayas”. Yo respondí: “Subbamma, si ella quiere que vaya, ¿por qué me dices tú que no lo haga?” Subbamma creía que la mujer tenía una mala intención. “Sea lo que sea, Yo quiero cumplir su deseo”, le dije Yo. Swami fue a su casa. Ella había preparado vadas. Había puesto veneno en las vadas. Swami las comió. A los cinco minutos, la sangre de Swami se había vuelto de color azul. Subbamma se enteró de esto. Llegó corriendo al mercado, exclamando: “¿Dónde está Raju, dónde está Raju?” Swami le dijo: “No te apresures. Lo que querían hacer, ya lo han hecho. Yo cuidaré de Mí mismo. No te preocupes. Subbamma, tráeme un vaso de agua, con tus propias manos”. Swami tomó el agua e inmediatamente el color azul cambió. Al día siguiente Subbamma estaba muy, muy enojada. Les dijo a todos: “El pueblo se está arruinando debido a mujeres como ésta. No tiene sentido tener gente tan malvada en el pueblo. Este pueblo es solo para gente buena, para gente de carácter, de buenas cualidades”.

Swami llamó a las madres de los diez niños que siempre Lo acompañaban y les dijo: “Estos son Mis niños, no los suyos. Ellos deben estar todo el tiempo con Raju. Deben vivir cada momento de sus vidas con Swami”. Hasta hace muy poco, todas estas personas estaban aún aquí, mucha gente las conoce. Probablemente Sathyanarayana de Bukkapatnam se encuentra aquí hoy entre el público, era compañero de clase de Swami en 6° grado. Estos niños solían venir a Swami. No hay palabras para describir el amor profundo e inocente que sentían por Swami. Debido al impacto de la era de Kali, debido a las cosas modernas, los niños están desarrollando malas cualidades.

En esos días, cuando Swami dormía sobre el regazo de un niño, éste le decía: “Raju, porque Tú dormiste sobre mi falda no siento ningún dolor y una gran alegría llena mi corazón”. Los niños en la actualidad no son así. Si Swami viene y duerme en sus regazos (…) Debido a los malos sentimientos y la mala conducta (…) Así como son los sentimientos son las cosas que ocurren. La conducta depende de los sentimientos que uno tiene. Los niños de aquella época eran muy inocentes y de corazón puro. Swami tomó el compromiso de impartir enseñanza a los aldeanos, de hacerles el bien. No hay nada grandioso en cantar un bhajan a Rama, es mejor desarrollar buenas cualidades, cualidades ideales. Deben ganarse la reputación de ser buenos muchachos. Swami será muy dichoso si obtienen este buen nombre.

Por lo tanto, el comportamiento de los estudiantes debe ser bueno desde el comienzo. Comiencen temprano, conduzcan despacio y lleguen a salvo. Si desde la niñez desarrollan buenos sentimientos, serán personas que establecerán ideales buenos. Incluso en la actualidad, los niños que estaban conmigo en aquellos días establecen buenos ideales en el pueblo. Cuando Swami viaja desde Bangalore hasta Puttaparthi, Me saludan por el camino con gran alegría. Las personas que viajan en los autos de atrás lo saben. Suelen sacar agua de las canillas para lavar el camino por donde pasa Swami. Dicen: “Tú nos has dado el agua sagrada. La ofrecemos a Tus Pies de Loto”. Los niños tenían esta clase de gratitud en aquellos días. Si Swami les pregunta tan solo una vez “¿Cómo están?”, ellos quedan transportados de dicha y bienaventuranza.

Hasta el día de hoy Swami no ha ganado ni una paisa. Swami no posee ni una propiedad que valga una paisa. ¡Los estudiantes son mi propiedad! (Aplausos) Swami no pide nada, Swami siempre da y da. No hay límites para lo que da. Les da para que obtengan alegría, para que estén felices y dichosos. Swami desea el bienestar de todos. Nadie necesita preocuparse por Mi bienestar. Swami siempre está bien. Si viven albergando sentimientos divinos, sin alejarse de la senda de Sathya y dharma, tendrán una vida llena de prosperidad.

Hay muchas otras cosas importantes, un montón de secretos. Hay muchas cosas que los estudiantes aún deben aprender, otras que deben hacer a un lado y otras que deben comprender. Mañana Swami les hablará de todo esto.