Discursos dados por Sai Baba – 29. 15/10/66 El Médico Supremo

Discursos dados por Sai Baba

{SB 06} (28 de 45 discursos 1966)

29. 15/10/66 El Médico Supremo

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 05 cap. 46 )

El Médico Supremo

15 de Octubre de 1966

Prashanti Nilayam

Dasra, Aniversario del Hospital

El cuerpo es un vehículo que hasta los dioses aspiran a poseer.

Ustedes saben que los dioses buscan venir en forma humana para poder utilizar la inteligencia, el discernimiento, el desapego, etc., que sólo el cuerpo humano es capaz de ejercitar para cono cer la Realidad Última, la cual, una vez conocida, se conoce todo lo demás.

El cuerpo al que atienden en el hospital es el carro (ratha) del jivi, el alma individual, el residente, el amo (dehi). Es el castillo desde el cual uno puede luchar contra los enemigos como el apego y el egoísmo; es el barco con el cual podemos cruzar el mar de cambios y contingencias que es la vida. La comprensión de la Realidad Fundamental por medio de las prácticas espirituales es una empresa ardua, tan llena de calamidades como jugar con fuego o luchar contra tigres u hordas salvajes. Tenemos que estar alertas, vigilantes y siempre prestos a enfrentarnos con todas las emergen cias.

Muchos se acobardan ante sus imposibles exigencias. Los Upanishads han comparado el sendero del aspirante con el filo de una navaja.

El hombre es el monarca de todos los animales; la suya es la más gloriosa oportunidad entre todos los seres vivientes. Aunque el elefante vive más tiempo, el león es más feroz, el águila ve más lejos, el gallo es más puntual y la vaca más generosa, el hombre tiene en sí potencialidades más amplias que con el cultivo apropiado pueden ser sacadas a la luz. Si sólo intensifica su sed por Dios, podrá vivir en perpetuo contento, en lugar de envilecerse en un perpetuo descontento, de consumirse en deseos por tierras, casas, cuentas bancarias, muebles, posición, poder, autoridad y todas esas triviales satisfacciones. Finalmente, cuando el hombre está a punto de dejar este mundo como lo tiene que hacer, está rodeado de su esposa e hijos que se lamentan a gritos, preguntándole:

«¿Qué va a suceder con nosotros cuando te vayas?», pero el pobre hombre se enfrenta con un problema más urgente y más personal:

«¿Qué va a suceder conmigo?», y ya no tiene tiempo de descubrir la respuesta o de prepararse para que le suceda algo bueno.

De hecho, si él hubiera hecho el intento, podría haber conocido la realidad y haberse ido con una sonrisa en lugar de un quejido o un lamento. Los hombres nacen con un indefenso grito de lamento, pero deben morir con una sonrisa de alegría. Ése es el propósito de los años que transcurren entre esos dos acontecimientos, pero en la actualidad la gente los desperdicia. Dios, que es el ancla que sal vará al hombre de la opresión y las tempestades, es descuidado e ignorado. El hombre se debate entre un deseo y otro, un dolor y otro, hasta que queda cegado por la desesperación y agotado por las búsquedas frustradas. La mayoría de las enfermedades se de ben a esta desesperación y agotamiento.

El deha (cuerpo) debe ser alimentado de manera que el hombre pueda alcanzar al Dehi, el Morador Interno. Bhishma nos enseñó desde su lecho de muerte que el cuerpo debe ser cuidado, pues constituye un instrumento para las buenas acciones.

Tres peces vivían en un estanque; uno le dijo a los otros dos que el agua se estaba secando y que sería aconsejable que se fueran antes de que fuera demasiado tarde, pero uno dijo que cuando llegara el momento se podría salvar; el tercero fue atrapado por el pescador, aunque el primero se había ido a tiempo y el segundo se las arregló para escapar de la red. Yama (el Dios de la Muerte) es el pescador. A menos que se den cuenta del proceso de agotamiento al cual está sujeto el estanque de sus años de vida, quedarán atrapados. Emigren al mar de la gracia que no se seca; o aprendan el arte de salirse de la red de la muerte. Fue la cualidad de lo bueno (salva) la que siguió adelante hacia Dios; la cualidad de la actividad (rajas) fue la que rompió la red, y la cualidad de la indolencia (tamas) la que quedó atrapada. Avancen hacia el estado sátvico y sálvense. Despójense de la pereza, censuren el fanatismo y declárense dedicados servidores del Señor. Entonces la gracia será derramada sobre ustedes.

La recordación del nombre divino es el proceso mediante el cual esta actitud de dedicación puede ser cultivada y afirmada.

Cuando enfrenten una desdicha, deben apegarse a esta práctica con más firmeza, en lugar de perder la fe en ella y desistir. La medicina no debe ser abandonada cuando más se necesita. Es lamentable que a la primera decepción, ustedes pierdan el valor y la confianza y abandonen a Rama o Krishna o Sai Baba.

Otro punto acerca de esta recordación del Nombre. Hay algunos que exclaman ¡Rama! ¡Sai Ram! o ¡Mahadeva! cuando están dis gustados por algún suceso, o cuando están inconformes o deprimidos, en un tono que indica distanciamiento o desagradable sorpresa; lo dicen con un suspiro o un quejido. Eso no está bien. El nombre de Dios debe pronunciarse siempre con alegría, agradecimiento, exaltación y conciencia de su grandeza y esplendor.

Díganlo con amor, díganlo con un sincero anhelo.

Hubo un gran sabio que fue mordido por una serpiente durante un sacrificio que estaba llevando a cabo. Sus discípulos lamentaron el incidente y maldijeron al osado reptil, pero el sabio los calmó y les dijo: «No, la serpiente es un mensajero de Dios. Todos los seres son nuestros hermanos. Hónrenla, denle la bienvenida; no golpeen al mensajero del Señor».

La muerte no es un hecho lamentable; es el fin del viaje, en el cual el dueño se baja del carro al terminarse el tiempo y llegar a la meta. Es una consumación, una feliz conclusión, o por lo menos lo debe ría ser, si todos fueran suficientemente sabios para tratarla como tal y estar preparados para ella.

El padre de Buda decidió que él debía apegarse al mundo y a los sentidos; construyó alrededor de su hijo una pared y un jardín de delicias y placeres, pero Buda se escapó a la atmósfera del desapego para descubrir el secreto del dolor humano y lograr un alivio para éste. Ahora la gente busca comprender a Dios pero siguiendo apegada al mundo y sus falsas alegrías. Son como la suegra que odiaba a su nuera tan intensamente que deseaba que se quedara viuda, pero amaba tanto a su hijo que deseaba que él viviera. ¿Cómo podría la muchacha enviudar si vivía el hijo? Son dos hechos incompatibles; Dios no puede ser alcanzado por medio del apego a una falsedad. Deben tener un sentido apropiado de los valores. Una mujer atacó a su esposo con un palo de mortero; el palo se rompió y ella se puso a llorar por el palo; no se preocupó mucho por la cabeza de su marido, que también se había roto. ¿Es esto una señal de sabiduría?, ¿pueden ustedes llamar a esto una conciencia de los valores? El cuerpo es una casa que les ha sido dada en alquiler; el propietario es Dios. Vivan allí el tiempo que él quiera, agradeciéndole y pagándole el alquiler con fe y devoción.

Una fuerte voluntad es el mejor tónico; la voluntad se volverá fuerte cuando sepan que son hijos de la inmortalidad o personas que han ganado la gracia del Señor. La medicina y la hospitalización son para aquellos que dudan y vacilan y discuten acerca de si este médico es mejor que el otro, esta medicina más efectiva que las otras, etc. Para aquellos que confían en el Médico Supremo, su nombre es suficiente medicina. Los Pandavas tenían fe y devoción; por eso ganaron la gracia y tuvieron éxito en vencer las arteras estratagemas de sus enemigos. Los refuerzos enviados por el Señor son el apoyo más confiable. Cuando ustedes los obtienen, la deshonra, la derrota, la desesperación, todas se esfuman como la niebla ante el sol. Ni las enfermedades se atreven a acercarse a ustedes.

Este día, cuando el hospital está celebrando su festi
val de aniver sario, yo les aconsejo evitar la enfermedad, evitar las medicinas y los hospitales fortaleciendo su impulso espiritual e invocando la gracia de Dios.

La señora Macrae, de Nueva York, habló, en su discurso inaugural, de sus experiencias con el valor curativo de la música en las clínicas mentales que maneja en los Estados Unidos. Ella usó el mismo tratamiento en los hospitales para minusválidos en Hong Kong. La felicidad es la mejor cura para la depresión mental; de hecho, es cuando se ignoran las fuentes internas de la felicidad que el hombre se deprime. La India ha reconocido el efecto te rapéutico de la música sobre la mente; su poder para restaurar la calma y la ecuanimidad, para aquietar las olas de agitación y preo cupación.

La música es el instrumento mediante el cual las pasio nes se subliman, las emociones se controlan, los impulsos se dirigen hacia fines más elevados, pero hemos olvidado el gran papel asigna do a la música en nuestra cultura.

Admiramos los ritmos y melodías de las películas e ignoramos las profundidades de la música clásica. La gente habla en voz alta y se explaya sobre la cultura india y su preservación y promoción, pero cuando se trata de la práctica, falla miserablemente. Cuando este cuerpo tenía nueve años, escribí una obra sobre ese rasgo fundamental del hombre moderno de decir una cosa y hacer la opuesta. Ignorar los Vedas causa vedana (dolor). Las enseñanzas de los Upanishads y del Gita, que dan a todas las actividades humanas el correcto sentido de proporción, son invaluables para preservar la salud física y mental. Llevan al hombre por los senderos de la paz al reino de la felicidad inagotable.

Dásara, Aniversario del Hospital, 15-X-66