Discursos dados por Sai Baba – 32. 19/10/66 Plenitud menos plenitud, igual a plenitud

Discursos dados por Sai Baba

{SB 06} (28 de 45 discursos 1966)

32. 19/10/66 Plenitud menos plenitud, igual a plenitud

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 05 cap. 49 )

Plenitud menos plenitud, igual a plenitud

19 de Octubre de 1966

Prashanti Nilayam

Dasara

Cada ser humano necesita amor, inhala y exhala amor, pues el amor es el aliento básico; cada uno es la personificación del amor.

El amor no conoce temor alguno y por eso no necesita de falsedad alguna para sostenerse. Es sólo el temor lo que hace que la gente deforme la cara de la verdad para hacerla agradable ante aquellos a quienes teme. El amor no busca recompensa alguna; el amor es su propia recompensa. Ésa es la única ganancia, la alegría de amar y ser amado. Cuando está dirigida a Dios se llama devoción (bhakti). ¿Y quién no amará a Dios una vez que haya tomado conciencia de su gloria, majestad, poder y misericordia? El amor remueve todo egoísmo; el yo es olvidado, remplazado, trascendido.

Cualquier traza de codicia por el beneficio propio degrada al amor a un toma y daca. Cualquier cosa que el Amado haga o dé es satisfactoria para el amante, el adorador. Un niño es todo amor; su sonrisa es de lo más inocente, no ha aprendido a trabajar por la ganancia.

No tiene tendencia o apego por los bienes del mundo.

Juega con un muñeco un momento y al siguiente lo desecha. El corazón lleno de amor del niño se endurece con la edad porque la codicia fomenta el odio y la envidia.

Sólo el amor puede llevar a cabo planes exitosos de servicio y mejoramiento. El amor crea compasión; el amor mostrará el camino donde el odio sólo puede confundir. Cuando un pequeño está aprendiendo a caminar, el amor no colocará obstáculos en su camino; por el contrario, lo alentará, recibiendo con alborozo cada paso e ignorando cada caída. Los planes para el mejoramiento de la vida de los campesinos que el Ministro detalló hace un rato deben ser llevados a cabo con amor y bondad. Muchos actos beneficiosos en el país se vuelven inútiles debido a las severas críticas y al descrédito injustificado. Sólo la devoción puede transformar los corazones de la gente y encauzarlos hacia la verdad y la rectitud.

Tomen los altibajos de la vida como naturales: son incidentales en el mundo de compuestos y componentes. Un renunciante (sanyasin) llamado Ramakrishnaswami fue informado por un discípulo que llegó corriendo a su presencia de que su hijo había muerto. El swami se quedó inconmovible; sólo dijo: «El agua fluye; el fuego se consume; el viento sopla», lo que significa que el conjunto de los cinco elementos debe desintegrarse un día. El swami se rió por la preocupación de los demás; era valiente porque él sabía. Aquellos que saben son llamados gurús: pesados, cargados. No son movidos por las tempestades; la hoja en la cual no se sirve ninguna comida tiende a levantarse con el viento y volar, pero cuando está cargada con la ración de alimento, permanecerá estable. Las virtudes, la fe, la disciplina firme, la devoción, el desapego, la ecuanimidad, éstos son los platos en el menú espiritual.

Cuando hayan logrado la verdadera sabiduría, encontrarán que no deben exaltarse por la buena fortuna ni afligirse por la mala. El héroe mira a ambas con igual indiferencia. Son brisas y tempestades que no pueden afectar las profundidades del océano de bienaventuranza en el corazón del hombre.

El Ministro habló de los jardineros que amarran algo pesado al extremo de las plantas de calabaza con el fin de que crezcan largas y derechas. Si esto se hace cuando las plantas están jóvenes, el peso jala la calabaza e impide que crezca torcida. Los niños también deben ser adiestrados por los padres, los maestros y las compañías a las cuales son inducidos para que crezcan derechos. En la an tigüedad, se les despertaba a las cuatro de la mañana.

Mientras andaba por la casa en sus quehaceres, la madre cantaba himnos y poemas hasta el alba, y los niños asimilaban de ella la lección de la oración. Ahora los niños se familiarizan con los héroes y heroínas de los Puranas y con Rama, Krishna y las otras manifestaciones de la Divinidad solamente a través de las películas.

Las identifican por los nombres de los actores que interpretan esos papeles. Carecen de la sublimidad y de la dulzura de las epopeyas y de los Puranas, puesto que confían en versiones modernizadas y defor madas para conocerlos.

Los padres no los animan a que vayan a la presencia de los grandes hombres, a que escuchen los discursos de maestros genuinos, a que visiten lugares sagrados donde la atmósfera está perfumada con la práctica y el estudio. Arjuna fue llamado Dhanamjaya, no porque hubiera logrado de alguna manera obtener de varias fuentes una gran riqueza, sino porque era rico en discernimiento, renunciamiento y deseo de indagar. Éstas son las riquezas que uno debe ganar y acumular.

Al terminar su hijo su educación y regresar a casa, un padre le hizo varias preguntas, deseoso de descubrir si había aprovechado sus años de estudios de la mejor manera. El hijo lo hizo muy feliz con sus respuestas. Finalmente, le pidió que describiera la gloria de Dios. El muchacho se quedó sentado en silencio y no dijo nada.

A pesar de horas de dulce persuasión, y hasta de amenazas de drásticos castigos, el muchacho permaneció callado, no quiso abrir la boca. El padre lamentó su destino al tener un hijo que aunque diestro en muchas ramas del conocimiento, había resultado ser ateo. Cuando ya estaba a punto de estallar en llanto ante la calamidad que le había sucedido, el hijo dijo que estaba respondiendo a su pregunta de la mejor manera posible, con el silencio, pues, ¿cómo podían las palabras expresar Su gloria? Ése era un hijo notable; el padre también, por su pregunta y por su reacción ante el silencio del hijo, demostró que era un padre notable.

El Ministro elogió la disciplina que ustedes mantienen aquí, aun que yo no estoy del todo satisfecho. El silencio que mantienen aquí debe ser llevado a dondequiera que vayan; deben llevarlo como un ejercicio en el control de los sentidos orientados hacia el exterior.

La lengua no debe hablar de lo malo, los ojos no deben buscar lo malo, los oídos no deben escuchar lo malo. La presencia de Dios en cada ser hace a cada quien sagrado. Pensar cosas bajas de otros es igual a pensar cosas bajas de Dios. Si siguen la costumbre de di rigirse a otros como “hermanos y hermanas”, deben cultivar el sentimiento de que Dios es el Padre y de que todos son her manos y hermanas de los demás. Esta hermandad es más real y obligante que la hermandad sanguínea, pues en ese caso la propiedad paterna por la cual ustedes luchan puede ser compartida sin que la parte de cada quien quede disminuida en manera alguna.

Cuando se sustrae la plenitud de la plenitud, resulta que el saldo es plenitud.

El Ministro dijo que está ansioso de hacer algún servicio, en su calidad de funcionario, a las miles de piadosas personas que vienen aquí de todos los estados de la India y también del exterior; y, así, está aceptando la proposición de constituir a Prashanti Nilayam en un municipio, para que ustedes puedan resolver los varios pro blemas que surgen como resultado de la llegada y permanencia de estos grandes números de peregrinos. Debo decir que no tengo ningún deseo de mantenerme alejado de lugar, pueblo o personas algunas. Dedicado como estoy a promover y guiar a los países por los siete mares, estoy interesado en acercarme y promover luga res que son cercanos y vecinos. La actitud excluyente de que esto es mío o aquello no es mío nunca podrá surgir en mí.

El ministro también anunció que había decidido mejorar la carretera que lleva a Prashanti Nilayam. No estoy muy entusiasmado acerca de esto, porque si se mejoran los medios de acceso y se hacen fáciles y rápidos, los buscadores realmente serios serán importunados por otros que están motivados más por la curiosidad o el impulso de
pasar un fin de semana diferente. Cuando los peregrinos tenían que ascender por las escaleras de las Siete Colinas para obtener el darshan del Señor Srinivasa, fijaban su fe en Dios; llamaban: «¡Govinda, Govinda!» para tener mayor fuerza y resistencia por medio de su gracia. Ahora que automóviles y autobuses suben en cuestión de minutos, las colinas ya no resuenan con el nombre de Dios. La mente no es limpiada por ese sadhana de la resistencia física antes de que el peregrino se encuentre delante del altar para ofrecer su corazón al Señor. Pero yo no voy a oponerme. Que el Ministro otorgue sólo aquellas facilidades que complementen lo sagrado de la atmósfera de este lugar, ésa es mi sugerencia.

Dásara, 19-X-66