Discursos dados por Sai Baba
{SB 03} (35 de 42 discursos 1963)
38. 06/12/63 Lugar de proyecto, lugar de culto
6 de Diciembre de 1963
Srisailam
Discurso a los obreros de Srisailam
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Yo vivo de la bienaventuranza que ustedes irradian cuando cantan el nombre y glorifican la forma del Señor. Ése es mi alimento, mi sustento diario. Por eso no tengo ninguna necesidad de hablarles, es suficiente que yo me siente aquí y disfrute de la felicidad que ustedes sienten al cantar bhajans.
Todos se han reunido aquí viniendo de los distantes rincones de nuestro país, de cada estado y de cada grupo lingüístico, a fin de hacer acopio de sus distintas habilidades manuales e intelectuales para la exitosa culminación de esta gran tarea, que les dará alimento y felicidad a millones de hermanos y hermanas durante los siglos venideros. Es una gran oportunidad para todos ustedes, una oportunidad que pocos tienen, no importa lo hábiles que pudieran ser. Es una rara oportunidad que es deparada a muy pocos en cualquier país. El lago que llenará esta garganta con las aguas del río Krishna, cuando hayan construido la represa, será su karma sin deseo por los frutos: un mar, un océano de arduo esfuerzo. Todos lo verán y sentirán su frescura, su profundidad y su fuerza. Los alegrará, los inspirará y los hará sentir que su vida ha valido la pena.
No se dediquen a esta santa obra de manera desordenada, sin fe ni devoción. Por medio de esa fe y devoción ustedes deben domar a este poderoso río, que ha tallado su cauce entre estas duras rocas desde el comienzo del tiempo. Deben obstruir su velocidad y su torrente para beneficio del hombre y del animal. El hombre, por medio de su habilidad y audacia, ha de detener a este caprichoso hijo de la naturaleza por un momento y después dejarle seguir su camino.
Esta tarea se hará más liviana si el hombre doma su propia indocilidad y su propio egoísmo, su cólera, su maldad, su envidia, su codicia y el torrente de sus pasiones. Represen esos instintos en sus propios corazones y canalícenlos en campos útiles. Utilicen la fuerza de esas cualidades para obtener mejores resultados en sus propios esfuerzos y prácticas espirituales. Cultiven en esos campos los frutos de la paz y del amor. Ésta es la agricultura que practican los aspirantes y que ustedes pueden también aprender con facilidad, pues es una antigua ciencia que sus propios antepasados practicaron durante siglos. He venido para recordársela y comunicarles a todos ustedes la necesidad de seguir una vez más por ese camino.
La sangre, los humores, la bilis: éstos deciden, según su proporción y predominio, la condición física del hombre. Así también, existen tres cualidades que por su proporción y predominio deciden la salud mental. Del mismo modo que ustedes siguen las reglas de higiene por miedo a caer enfermos, también tienen que practicar ciertas restricciones y regulaciones mentales para que puedan tener paz, contento, alegría, entusiasmo y fe. Tienen que aplicar el freno a la mente caprichosa de manera que no los lleve al desastre. Tienen que trabajar siempre a la fresca sombra de dos temores: el temor a pecar y el temor a Dios.
Ustedes no recuerdan que en realidad y en verdad son paz y bienaventuranza, que son fundamentalmente y, por ende, mentalmente, la verdad, la eternidad y la pureza. La ansiedad y el temor que los acosan ahora están causados por esa pérdida de memoria. La intención del Señor es que ustedes tengan paz y bienaventuranza cada momento de su vida. Pero ustedes olvidan los riachuelos que surgen de ustedes mismos, que tienen como fuente a la Divinidad alojada en sus corazones, y lloran por lo que creen que no tienen.
No todos los reunidos aquí considerarán el mismo nombre y la misma forma para el dios que adoran; pueden diferir en hábitos, costumbres, maneras y estilos de alimento y de vestir, pero la bienaventuranza que obtienen de ellos es la misma. Cada uno de éstos ha sido designado por la sabiduría de las edades para darles seguridad y satisfacción. Aunque la palabra cambia el significado permanece igual: el agua se conoce como pani en Uttar Pradesh, thanni en Madrás, niru en Mysore, pero la sustancia es la misma. Así, pueden hablar diferentes idiomas o usar diferentes sonidos y señales para seguir diferentes hábitos de alimento y vestido y aun de adoración y oración, pero todos son, créanmelo, instrumentos para su elevación y su progreso.
Les daré una receta que les dará la paz y el contento que buscan: la repetición del nombre. Instalen en su lengua cualquiera de los mil nombres del Señor usados en cualquier parte del mundo entre cualquier comunidad de devotos. Repitan el nombre durante algún tiempo por lo menos cada día como parte de su deber para consigo mismos. Ésta es una disciplina que producirá buenos resultados, un hábito que deberían cultivar como una compensación por el duro trabajo que hacen con su cuerpo desde el amanecer hasta el anochecer.
Bharat es la tierra donde cada quien tiene apego (rathi) por el señor (Bha o Bhagavan), pero hoy en día la gente está perdiendo ese gusto y ese apego. Podrán decirme: «Estamos ocupados, no tenemos tiempo». Bien. Yo no puedo creer que esto sea verdad. Sé que están encontrando tiempo, a pesar del duro trabajo que realicen durante todo el día, para ir al cine, para ocuparse de charlas ociosas y para promover y participar en facciones y querellas y para muchas otras distracciones que añaden a la suma de sus preocupaciones.
Es mejor que se mantengan alejados de los compañeros que los arrastran a tales distracciones que los debilitan y los preocupan. Dediquen unos pocos minutos cada mañana y cada noche en el silencio de su propio sancta-sanctorum o de su casa, llénenlos con el más alto de todos los poderes que conozcan. Estén en su elevadora e inspiradora compañía, adórenlo mentalmente, ofrézcanle todo el trabajo que hagan; saldrán del silencio más nobles y más heroicos que cuando entraron.
Consideren: ¿salen del cine más apaciguados, más heroicos, más puros, más nobles que cuando entraron? No, sus pasiones han sido despertadas, sus impulsos animales han sido complacidos, su naturaleza más baja ha sido nutrida. Nada puede darles la rica recompensa que en el silencio, la oración y la comunión el Maestro puede dar. No se las da ni siquiera una cuenta bancaria abultada ni una carta de títulos ni los músculos de un campeón.
Hay una historia conectada con la construcción del Gran Templo en Kalahasthi, que fue construido, de acuerdo con la tradición, por el sabio Agastya, ayudado por Bhrigu y Bharadvaja. Todos los días, poco antes de ponerse el sol, Agastya llamaba a cada trabajador para que compareciera ante él en la arena del río donde estaba sentado. Luego daba instrucciones a los dos sabios que lo ayudaban para que vertieran sobre el regazo de cada trabajador arena tomada del lecho del río: eso era su salario. Ahora bien, esa arena se cambiaba en oro en estricta proporción con el trabajo del que la recibía. Si alguno había hecho más trabajo, recibía más oro; si menos, menos. Si había desperdiciado el día entero, seguía siendo arena lo que ese trabajador recibía. No había ninguna injusticia, ninguna queja, ningún favoritismo. Todos trabajaban en la presencia del que todo lo ve y, así, todos aceptaban el oro que les era otorgado por el Todopoderoso, pues era lo que merecían, nada más, nada menos.
Es el trabajo que se hace con este espíritu, el espíritu de la constante presencia del Señor, el que es honesto; el Señor recompensará con su gracia el trabajo que está hecho sincera y alegremente, no el trabajo hecho por miedo a los superiores. Si sus corazones son puros, su trabajo también será puro.
Recuerden la grandeza de la obra a la que están dedicados aquí. Recuerden el poder de este río que ustedes están tratando de domar para que les retribuya servicios. Esto los ha
rá humildes y dedicados. En Prashanti Nilayam los mismos devotos cargaron sobre sus hombros las piedras, los ladrillos, el cemento y la arena, y como resultado de ese servicio que rindieron tenemos hoy un gran hospital, una bella escuela y un enorme auditorio. Todo el edificio está saturado de su devoción de tal forma que, como dije una vez, los pacientes sanan por el influjo de esa devoción.
Deben usar el dinero que ganan de manera útil y sabia. Millones de rupias se distribuyen a los trabajadores en cada lugar de trabajo, pero al final de todo, cuando se levanta el campamento y la gente empieza a empacar, tiene poco que llevar a casa. No malgasten en oropeles, entretenimientos y placeres temporales su dinero que ganan con dificultad; piensen en su futuro, en sus hijos, en sus padres. Piensen en la reacción que producen estas ruinosas atracciones. Piensen también en el daño que hacen a su precioso carácter. Piensen en todos aquellos que dependen de ustedes para el alimento, el abrigo y el amor que sólo ustedes pueden ofrecerles. Examinen cada desembolso que se refiera a estas nobles tareas. Éstos son los rasgos del hombre sabio.
No admitan en su mente el demonio de Ashanti. Dirijan toda su habilidad y toda su inteligencia a la exitosa ejecución del gran drama que todos ustedes están ayudando a representar. Es su drama, él es el director, ustedes no son sino actores que llevan a cabo su voluntad, hablando palabras que él ha puesto en su boca, haciendo los gestos que él les ha indicado.
Todo depende de la compañía que tengan. Pongan mucha atención cuando escojan a sus amigos. Formen pequeños grupos y reúnanse regularmente para cantar bhajans y para consultas mutuas acerca de asuntos espirituales. Lean algunos buenos clásicos espirituales, como el Bhagavad Gita. Llenen sus ojos con la belleza de su forma, sus oídos con la historia de sus jugueteos divinos, sus corazones con la dulzura de su gloria; inspírense viéndolo a él en todas partes. Piensen en su inmanencia en cada montaña y cada valle, en cada hombre y animal, en cada árbol, pájaro e insecto. En verdad se estremecerán con la facilidad de esa visión. Esto hará que su trabajo sea como una adoración, así de satisfactorio.
Los monos (vanaras), mientras construían el puente a través del océano, llevaron enormes rocas sobre sus cabezas, repitiendo el nombre de Rama todo el tiempo, lo cual hizo que las rocas pesaran menos, ¡y hasta se dice que escribieron el nombre de Rama en las piedras y que esto las hizo flotar! Cada vez que arrastraban o levantaban una piedra, cantaban el nombre de Rama al unísono y así estaban alegres, adorando a Dios, no trabajando, lo cual es desagradable. La gracia de Rama les ayudó a todos a salvar los obstáculos. Tomen el nombre y hagan que su trabajo sea liviano; ése es mi consejo para ustedes.
Hace unos momentos su patrón me dio una guirnalda de flores. Esta ofrenda está hecha de flores que ayer no eran más que botones, que florecieron hoy y que se marchitarán antes de mañana, y del hilo que fue, es y será el mismo. La flor es efímera, evanescente, representa al individuo, que está sujeto a nacimiento, crecimiento y declinación; el hilo es permanente, es Brahman el Supremo, en el cual todos los individuos o almas individuales están ensartados. Las almas individuales, como estas flores, son de diferentes características, naturalezas e impulsos, pero el hilo es una base uniforme, consistente, o sea el soporte, Brahman, que los ata a todos unidos en una creación común. Piensen, cavilen sobre esta unidad durante algún tiempo por lo menos cada día y esto los salvará de toda clase de inquietudes.
Están dedicados a la tarea de conferir felicidad, alegría y prosperidad a millones de personas; los bendigo para que puedan completar esa sagrada tarea de manera rápida y exitosa, sin sombra de desgracia ni interrupción de ninguna clase y sin notas discordantes.