Discursos dados por Sai Baba – 40. 28/09/65 Derecho e izquierdo

Discursos dados por Sai Baba

{SB 05} (58 discursos 1965)

40. 28/09/65 Derecho e izquierdo

Extraído de: Mensajes de Sathya Sai Vol. I.

Publicaciones Sai

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 05 cap. 11 )

Derecho e izquierdo

28 de Setiembre de 1965

Prashanti Nilayam

Dásara

Los Vedas y los Shastras proporcionan la luz para guiar los pasos del hombre, pero para el ciego está siempre oscuro, no importa cuán brillante sea la luz; para aquellos que han perdido la fe, el andar tropezando y cayendo es el único camino. Los Shastras y los Vedas señalan los medios para obtener el secreto de la felicidad duradera, pero el hombre está buscando alegrías falsas, placeres fugaces llenos de maldad y daño. Está tratando de sacar agua con una jarra llena de huecos: los sentidos dejan colarse la ale gría que él pueda sacar; son como sirvientes salvajes, sin edu cación, que ordenan a su amo, la mente, en lugar de obedecerlo. La mente debe ser puesta bajo control de ustedes, entonces los sirvien tes se inclinarán a sus pies. La mente es el monarca; los sentidos (indriyas) son los soldados; ahora éstos dominan al rey, porque él les presta oídos e ignora a la inteligencia (budhi), que es el primer ministro.

Dejen que la inteligencia se haga cargo; en un momento, los sentidos se verán obligados a volver a su lugar y la mente podrá salvarse.

El Atma, Espíritu Universal, es el sol en el firmamento del corazón.

Ahora la luz del sol está obstruida por las espesas nubes del deseo por los objetos y placeres de los sentidos; dejen que el fuerte viento del arrepentimiento y de la resolución disperse las nubes para que el Atma pueda brillar con esplendor.

El hombre piensa que disfruta de los placeres; pero en verdad son los placeres los que están disfrutando de él, pues agotan sus energías, secan su discernimiento, reducen sus años y se cuelan en su mente, infestándola de egoísmo, envidia, maldad, odio, codicia y lujuria.

No deben lanzarse a las acciones movidos por un impulso momentáneo; mediten profundamente en los pros y los contras; sopesen los beneficios esperados contra los probables perjuicios; luego, actúen de manera que ustedes escapen al dolor y no lo provoquen a otros. Esto es válido tanto en los asuntos mundanos como en los espirituales.

Una mujer escuchó a alguien exponer acerca de la famosa sentencia “Tat-tuam-asi”, “Tú eres Eso”; la adoptó de inmediato y se comportaba como si no tuviera que comer y beber y actuar en la sociedad y convivir con su familia de allí en adelante. La verdad del “Tattuamasi” debe llevar al sentimiento de no dualidad, no a pretender escapar de la dualidad en la acción, pues cuando uno está actuando en el campo del karma (acción) la dualidad es inevitable.

Los dos aspectos de Dios, Saguna (con atributos) y Nirguna (sin atributos), crean la misma duda en las mentes de los aspirantes acerca de si ambos pueden ser ciertos. Es como la mantequilla endurecida y la líquida. El hielo y el agua son lo mismo; el agua toma la forma del recipiente que la contiene, no tiene forma propia.

Sin embargo, no hay diferencia esencial entre el hielo y el agua. En la práctica espiritual la adoración de Dios con forma y la meditación sobre Dios sin forma son como el pie izquierdo y el derecho, ambos necesarios para el viaje. Durante la adoración de Dios con forma, el aspecto básico sin forma debe estar sosteniendo la mente; nin guna descripción puede agotar la gloria, ninguna palabra puede aproximarse a la majestad. Durante la meditación sobre lo sin atributos, la fe de que Dios no pierde su gloria o majestad al tomar forma, atributos y nombre debe ser la fuerza sostenedora. La etapa final, sin embargo, debe ser el pie derecho, considerado auspicioso, la etapa de Nirguna.

El Atma individual (jiva) está destinada a perder su nombre y forma separados y a fundirse en lo sin forma y sin nombre. Todo debe encontrar su destino último en el Nirguna. Pero hay quienes dicen que como el jiva está enredado en los nacimientos y muertes, él nunca puede lograr fundirse de nuevo con lo eterno; que tiene que permanecer eternamente separado y distinto, que nace del pecado, que está sumido en el pecado, que se regodea en el pecado y que, cuando mucho, se le puede otorgar sólo la admisión a la presencia del Señor. Una persona que sostenía esta opinión una vez fue a una aldea y dio un discurso sobre la imposibilidad de que el hombre logre la fusión con lo absoluto y universal. Un seguidor de la filosofía de la no dualidad (advaitin), que estaba entre el público, se levantó y dijo: «Esa declaración es hecha aun por el más ignorante de los campesinos presentes aquí; de hecho, nuestro lavandero la hará ahora». Llamó al lavandero y le preguntó: «Dime, ¿quién eres tú en verdad?». El hombre se asustó ante esa repentina invitación a anunciar su naturaleza, y dijo: «Yo soy un bajo y vil pecador». Dirigiéndose al pandit que había dado la conferencia, el advaitin dijo: «Si tú puedes decirnos algo más de lo que este lavandero dijo, entonces habla». El hombre debe esforzarse por romper los lazos, limpiar el pecado, recobrar la gloria perdida, alcanzar la más alta majestad. Ésa es la meta que vale la pena esforzarse por alcanzar con todas las habilidades de las que uno está provisto.

Los Vedas y los Shastras han estado enseñando una cosa; pero aquellos que pretenden cambiarlos o invalidarlos están practicando otra cosa. Había un muchacho en la escuela que, en lugar de escuchar al maestro, miraba a una rata que estaba entrando por un hueco en la pared opuesta. De repente el maestro se volvió hacia él y le preguntó: «¿Ha entrado?», queriendo decir: «¿Ha entrado el punto en tu cabeza?», y el muchacho respondió: «La cola está todavía fuera del hoyo», tomando la pregunta como si fuera acerca de la rata que estaba observando. Ésa es la condición de los hindúes hoy: escuchan los Vedas y observan las vanidades del mundo, los pe queños problemas y las personalidades que se pavonean en el escenario del mundo por un momento y luego desaparecen. Los Shastras señalan los pasos en la práctica espiritual de manera que el hombre pueda tener paz, satisfacción y alegría. Familiarícense con ellos, por medio de estos pandits que han dedicado su erudición y su experiencia para beneficio de ustedes. El primer paso es des brozar el jardín de su corazón, sacando de raíz las malas hierbas de la lujuria, la codicia, el odio y el orgullo y plantando las fragantes flores del amor y los árboles de la rectitud.

Prashanti Nilayam, Dásara, 28-IX-65

Ram;

traducido por Arlette Meyer del original: Sathya Sai Speaks.