Discursos dados por Sai Baba – 52. 08/12/64 El alimento y el néctar divino

Discursos dados por Sai Baba

{SB 04} (52 discursos 1964)

52. 08/12/64 El alimento y el néctar divino

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 05 cap. 3 )

Anna y amrita

9 de Diciembre de 1964

Hyderabad

Prashanti Vidvanmahasabha; 3° día

Deben de estar ya cansados de tanto estar sentados, aunque sé que se están beneficiando con estos discursos que han oído en los últimos tres días. Para alcanzar la meta uno debe saber dónde está, cuán gloriosa es y cuáles son los obstáculos y la disciplina preparatoria. Un poquito de cansancio es inevitable en el intento de conocerlos. Estos pandits les explicaron las declaraciones de los Vedas y de los Shastras que revelan estos puntos y deben agradecer les el cuidado que han tenido en la preservación de tan valiosa sabiduría.

El primer requisito para el buscador es la cualidad de desprendimiento o renunciación, una cualidad que es producto de un profundo discernimiento sobre la naturaleza y las características de los sentidos, la mente y el intelecto, además de la naturaleza de los objetos a nuestro alrededor. Piensen profundamente en la validez relativa de las experiencias durante las etapas de vigilia, sueño y sueño profundo y del Yo o Ser que es el testigo de estas experien cias.

Ese testigo son ustedes mismos, el verdadero ustedes, una chispa del Testigo Universal Eterno. ¿Cómo pueden entonces correr de trás de tan pobres propósitos y efímeros éxitos cuando tienen una herencia y un destino tan grandiosos? Es por medio de esta discriminación que quedarán establecidos en el desapego.

Cuando sepan que el “diamante” que tanto atesoran es sólo un trozo de vidrio no necesitarán que los persuadan para desecharlo.

Ocúpense en algo útil; ganen pero no se aferren a las riquezas con fanático celo. Sean como un tesorero, que cuida de los fondos que le son confiados, en el nombre de Dios, para fines que él quiere y aprueba. Un director de escuela, cuando lo transfieren de una escuela a otra, va al nuevo lugar despreocupado y alegre, dejando atrás el labo ratorio, la biblioteca, los muebles, los pupitres, escritorios y piza rrones que él amó y cuidó; él sabía, en el momento que los cuidaba y apreciaba por su utilidad, que sólo los tenía en custodia durante cierto tiempo, y que un día u otro, más tarde o más temprano, tendría que dejarlos e irse. Desarrollen la misma actitud frente a las riquezas que acumulan y estiman. Entonces podrán morir en paz y vivir contentos.

Una gran tentación que afecta a las mentes débiles hoy en día es la publicidad. ¡Hasta una donación de cinco rupias para alguna organización caritativa es anunciada con grandes titulares! De este modo es alentado el engreimiento y el hombre cae bajo el hechizo de la baja ostentación. La bondad debe fomentarse en el silencio de la mente. Las semillas no deben tirarse en la superficie pedregosa; deben plantarse en lo profundo para que puedan germinar.

La vida hoy en día le pone al hombre muchos obstáculos en su marcha hacia Dios. Por todas partes las fuerzas del mal están al acecho para arrastrarlo al polvo; la fe en Dios y en su omnipresencia debe ser inquebrantable para que el nombre pueda ganar. El cinismo es una de aquellas fuerzas: cinismo en la con versación, en juzgar las obras de arte, los logros de la ciencia, los logros de la aventura, las alturas del sadhana o los pronunciamien tos de los sabios. «Si se sientan en un lugar a recitar el nombre de Dios, así sea Rama, Krishna, Govinda u otro —preguntan los cínicos—, ¿podrán obtener alimento y ropa?» No saben que Dios puede darles a los hombres no sólo anna (alimento) sino también el amrita (néctar divino). El Nombre es suficiente; tiene toda la potencia necesaria.

Un simple suspiro, un pequeño gesto, un grito angustiado, un alarido de agonía, es suficiente para obtener la respuesta de Dios.

Entréguenle su ego, dedíquenle cada momento y cada movimien to; él le aseguró a la humanidad que él otorgaba la liberación del dolor y el mal. Cuando se le pregunta a la gente dónde está Dios, señalan hacia el cielo o a alguna región distante; es por esto que él no se manifiesta. Tomen conciencia de que él está en ustedes, con ustedes, detrás de ustedes y alrededor de ustedes; y que puede ser visto y sentido en todas partes. Dense cuenta también de que él es todo misericordia, deseoso y ansioso de responder a sus plegarias si surgen de un corazón puro.

Aquel que les habla de este Dios todopenetrante es el verdadero gurú, no aquel que les promete la salvación si ponen su dinero a sus pies. No se dejen engañar por tales hombres mundanos llenos de codicia y egoísmo. Pídanle a Dios que ilumine su mente, despierte su inteligencia y sea su gurú. Él, con toda seguridad, los guiará por el sendero desde el altar de su propio corazón. Para muchos gurús de hoy, la cerca es más esencial que la cosecha; así, enfatizan las restricciones y reglas en detrimento del sadhana, para cuya protección éstas fueron diseñadas. Así, insisten fanáticamente en la observación de regulaciones y controles anticuados, mientras el ob jeto mismo de estos reglamentos se deja decaer. Magnifican el papel del destino y de la consecuencia del karma sin consolar al mismo tiempo al hombre describiendo la irresistible fuerza de la gracia de Dios.

Si hay una férrea ley del karma que ata al hombre de pies y manos, ¿por qué ensalzan los Shrutis (conocimientos captados por los sabios y transmitidos oralmente) y los Smritis (conocimientos recordados y transmitidos por escrito) los intensos esfuerzos y austeridades de los aspirantes? Esos esfuerzos y austeridades con toda seguridad pueden transmutar la mala consecuencia de las acciones y salvar al hombre del destino que él mismo se ha tejido.

La historia de Markandeya, cuya cita con la muerte fue cancelada, es un ejem plo al respecto. Sus austeridades lograron esa victoria al atraer la gracia de Dios. Hay incontables casos en las carreras terrenales de todos los avatares para demostrar que la gracia es mayor que el karma que se pueda haber acumulado. Sea lo que sea que Dios otorgue es para su bien, para su liberación, no para su caída o esclavitud. Un Dios que hace el mal no es Dios. Dios no tiene simpatías ni antipatías; él está por encima y más allá de todos los rasgos y características, él carece de gunas (cualidades o características), es Gunathita. De manera que ¿cómo puede él odiar o ser vengativo? Él es amor, es misericordia, es bondad; él es sabiduría, es poder. Él les da lo que ustedes piden; de modo que tengan cuidado con lo que piden. Aprendan a pedir los dones realmente beneficiosos.

No vayan al Árbol Colmador de Deseos regresando alborozados con un pedazo de tela en la mano, que fue lo que pidieron y recibieron.

No les prescribo elaborados ejercicios de repetición del nombre divino y meditación para que ganen la gracia. Controlen su lengua, háganla dulce y suave, no cedan a los caprichos de sus sentidos, moren siempre en el pensamiento de Dios, acuérdense siempre de la gloria y majestad de Dios: esto es suficiente disciplina religiosa para ustedes. Pasen todo el tiempo que dispongan en la recitación de su nombre, eso es suficiente sadhana para ustedes.

Hyderabad, 9-XII-64, Prashanti Vidvanmahasabha; 3° día