La cultura bharatiya condena la violencia como bestial, y aun peor. Si bien las epopeyas y antiguas leyendas de la India hablan de demonios, hombres y dioses como diferentes, son solo nombres para los atributos que todos compartimos, en mayor o menor medida. La humanidad debe luchar por librarse de la escoria del demonismo, e investirse del esplendor de la divinidad. Por lo tanto, permanezcan siempre atentos a que sus actividades no los arrastren a las profundidades demoníacas; que los eleven, en cambio, a las alturas de la divinidad. Es realmente digno de encomio que tantos se dediquen a los Bhajans, Nagar Sankirtan y Namasmarana. Que el nombre del Señor provenga del corazón, no de los labios. Sean Prahladas en la tierra que está harta de tantos Hiranyakasipus. El nombre del Señor es el Narasimha que los salvará y los sostendrá. Purifíquense, y purifiquen la atmósfera en la cual y por la cual tienen que vivir. Este es mi consejo y esta mi bendición. (Discurso, 12 de mayo de 1970)