Discursos dados por Sai Baba – 03. 27/02/61 Cree en ti mismo

Discursos dados por Sai Baba

{SB 02} (49 de 52 discursos 1961 a 62)

03.27/02/61 Cree en ti mismo

Crean en ustedes mismos

27 de Febrero de 1961

Udumalpet

Desde que entré en su ciudad esta mañana he estado viendo su devoción y entusiasmo; pude observar su fervor durante la procesión por las calles. Aun ahora creo que tan solo con sentarMe aquí podría darles alegría otorgándoles darshan ya que puedo escuchar sus oraciones silenciosas y ustedes pueden sentir Mi amor. Esto es suficiente. Eso da bienaventuranza. Nacen, crecen, viven y se funden en ella; esta es la verdad, aunque pocos lo saben. Por esto se los recordé al llamarlos encarnaciones de la bienaventuranza (anandaswarupa). Su forma propia es la bienaventuranza, no importa cuánto lo hayan ignorado.

La India, Bharath, ha proclamado esto durante siglos; los Vedas lo declaran, los Sastras insisten en ello, el Gita y otros textos sagrados describen la manera de experimentar tal verdad. Adquieran fe en el Atma y en los Sastras, que son los dos ojos que les ayudarán a lograr la Visión. No desaprovechen esta oportunidad exigiendo espacio para sentarse, causando confusión o perturbando a quienes están escuchando. Esto es trágico: cuando se dicen cosas buenas encuentran difícil poner atención; pero cuando se pronuncian cosas degradantes, argumentos distrayentes, los oídos están alertas… Bien, ahora escuchen quietamente y mantengan la calma.

El hombre debe ser el amo de su comportamiento; no ha de dejarse llevar por el impulso del momento; tiene que estar consciente siempre de lo que es conveniente para él. Debe llevar a cabo su tarea diaria de tal manera que no haga sufrir a otros ni sufra él mismo. Esa es la señal de una vida llevada con inteligencia. No se abandonen a accesos de ira o de dolor, de júbilo o de desesperación. El desorden que han causado ahora es el resultado de cualidades tamásicas y rajásicas. Sean sátvicos, tranquilos, ecuánimes y sosegados. Cuanto más caridad tengan por todos los seres, contrición por sus propias faltas, temor al mal y temor de Dios, tanto más firmemente estarán establecidos en la paz.

El nombre mismo de Bharath se deriva de dos palabras, Bhagavan y Rati, o sea el apego a Dios; por esto la India tiene el papel de “Maestro del Mundo”. También se conoce como el “Corazón de la Humanidad” y se reverencia como tal por los buscadores. Pero ¿cómo pueden alimentar a los demás quienes están pasando hambre? Es deber de ustedes sembrar y cultivar, almacenar y alimentar al mundo con ese gran nutrimento espiritual establecido en los Vedas y los Sastras.

En esta esfera espiritual de paz mental y felicidad interna la responsabilidad por el buen éxito o el fracaso es de cada quien. No tienen derecho a pasársela a otros. El fuego se apagará si se acaba el combustible; por ello dejen de alimentarlo. No añadan combustible al fuego de los sentidos. Desprendan la mente de lo temporal y apéguenla a lo eterno. El poder negativo y el poder positivo producen la luz. Siembren la semilla de la devoción; a saber, el ejercicio preliminar de la recordación del Nombre (nasmamarana) en la mente. Esta se convertirá en un árbol con las ramas de la virtud, del servicio, del sacrificio, del amor, de la ecuanimidad, de la fortaleza y del valor. Se tragan el alimento, pero no están conscientes de la manera en que es transformado en energía, inteligencia, emoción y salud. Así también traguen ese alimento para el espíritu, ese namasmarana, y observen cómo se transmuta en virtud y lo demás sin que ustedes tengan conciencia de ello.

Ravana descubrió que Rama y Kama (el mal) no pueden coexistir en la mente. Adquieran firmeza en la recitación del nombre de Dios y en el valor de ese nombre. Entonces, aun cuando el mundo entero les diga: “hagan el mal”, ustedes se rehusarán a obedecer; todo su sistema se rebelará contra ello. Y aun si el mundo entero les pide que desistan, ustedes insistirán en hacer el bien. Tienen que cultivar cuatro tipos de fuerzas: fuerza de cuerpo, de intelecto, de discriminación y de conducta. De tal modo se volverán inconmovibles; estarán en el camino de la victoria espiritual.

Una vez vino una persona a verMe y arguyó que no había Dios y no estaba dispuesto a creer en ninguno. “Bueno”, le pregunté: “¿Tienes al menos fe en ti mismo? ¿Quién es ese ti mismo? Ese es Dios. Confías en tu juicio, en tu inteligencia, en tu capacidad porque Dios dentro de ti te dice no vacilar ni temer. Esta seguridad brota de adentro, de tu propia verdad básica que, de otra manera, se llama Dios. No importa si la denominas Dios; es suficiente que tú creas en ti mismo; esa es la verdadera prueba del teísmo”, le dije.

Lo mismo les digo a ustedes ahora. El cuerpo es el templo de Dios; en cada cuerpo Dios está instalado, lo reconozca o no lo acepte el dueño del cuerpo. Es Dios quien los inspira a hacer buenas acciones y les advierte contra las malas. Escuchen es Voz. Obedézcanla y no les pasará nada adverso. Una dama lloraba porque se le había perdido o le habían robado su collar; lo buscó por todas partes y se puso tristísima. Luego, al pasar delante de un espejo, se dio cuenta de que el objeto extraviado se hallaba alrededor de su cuello. Había estado allí siempre. Similarmente, Dios se encuentra allí, como el Morador Interno, tengan o no tengan conciencia de ello.

El amor es de tres clases: swartha o centrípeto que, como un foco, ilumina solamente una pequeña habitación; anyonya o mutuo que, como la luz de la luna, se extiende mas, pero no es claro; y parartha o centrífugo, que como la luz del Sol, es penetrante y nítido. Cultiven el tercer tipo de amor; esto será su salvación. Pues todo el servicio que hagan a otro a través de ese amor será en realidad efectuado a ustedes mismos. No han ayudado a los demás, sino a ustedes mismos, recuérdenlo.

Quizá Me hayan oído hablar de la recordación del Nombre (namasmarana) y de sus frutos; de cómo cambia lentamente el carácter y modifica la conducta y los suaviza y lleva más cerca de la meta. Bien, hay dos formas de hacer esto: con un japamala o rosario, dándole vuelta a las cuentas de modo tan mecánico, puntual y cuidadoso como realizan cualquier otra rutina de la vida diaria… o, como debe hacerse… repitiendo el Nombre, sin importar el número de veces que se propusieron, pero deteniéndose profundamente en la Forma que representa y en los atributos divinos que connota, saboreándolo, deleitándose en Él, disfrutando de los contextos y asociaciones del Nombre, gustando de Su dulzura, perdiéndose en Su música… Por supuesto que sentirán deseo por el sabor del Nombre solamente cuando tengan los dolores del hambre. Si sufren de estreñimiento como consecuencia de excesos en los asuntos mundanos no pueden disfrutar del Nombre ni de la Forma.

La mente es la embrolladora; salta de una duda a otra; pone obstáculos en el camino. Teje una malla y ella misma se deja enredar en la urdimbre. Siempre está descontenta; corre en pos de cien cosas y abandona otras cien. Es como un conductor que manejara el coche con el amo dentro por donde se le antoja. Por ello emprendan la tarea de entrenarla para que sea una sirviente obediente; es educable, si saben hacerlo. Coloquen ante ella cosas más sabrosas y entonces sentirá deseo sólo por éstas. Una vez que se dé cuenta del valor de la recordación del Nombre, seguirá ese método para obtener la paz y alegría. Así es que empiecen ahora mismo. Este es Mi mandamiento (ajña) para ustedes hoy.