Discursos dados por Sai Baba – 22. 24/08/91 Mantengan la palabra dada

Discursos dados por Sai Baba

{SB 24} (30 discursos 1991)

22. 24/08/91 Mantengan la palabra dada

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 24 cap. 22 )

Mantengan la palabra dada

24 de Agosto de 1991

¡Encarnaciones del Amor Divino! Hoy en el mundo, el número de intelectuales dedicados a dividir al Uno en muchos y promover las fuerzas divisivas está en aumento. Por otro lado, el número de aquellos que reconocen la unidad en la diversidad está declinando. En un mundo erizado por la desunión, el desorden y el caos, sólo el sentido de unidad que subyace en la multiplicidad traerá paz. Hoy, el mundo necesita urgentemente personas imbuidas de este sentimiento.

La unidad que subsume en la multiplicidad se manifestará si se lleva a cabo una indagación objetiva, pura y desinteresada.

Histórica, social, biológica y científicamente, es evidente que comer y beber son comunes a todos los seres humanos. “El alimento puede variar, pero el hambre es igual para todos”, dice un adagio telugu. Un hombre rico puede aplacar su hambre con una amplia variedad de platos deliciosos. Un mendigo satisface su hambre como puede. No obstante, el hambre es común a un millonario y a un mendigo.

El sueño y el temor son igualmente comunes a todos los seres humanos. Un hombre rico puede dormir confortablemente en un lecho lujoso. Un mendigo puede dormir profundamente sobre el suelo duro. El lugar donde duermen puede variar, pero el sueño en sí es común a ambos. Más que todas estas cosas, las experiencias más importantes comunes a todos por igual son el nacimiento y la muerte. Éste es un índice del principio unificador de la humanidad. El millonario no desciende del cielo.

El mendigo no emerge de las entrañas de la tierra. Ambos nacen del vientre materno. Este proceso de nacimiento es común a todos los seres humanos. Del mismo modo, la muerte les llega a todos, ya sea en un bosque o en una ciudad, esté uno en la cima de una montaña o en el fondo de un valle, dondequiera que se encuentre. Así, el nacimiento y la muerte señalan lo que es común en lo diverso.

La existencia humana es un viaje Este principio de unidad en la diversidad es explicado claramente en el Katopanishad. Este Upanishad ha comparado al cuerpo humano con un carruaje y al Atma (el Espíritu Morador Interno) con el auriga, y ha señalado que la existencia humana es un viaje en este carruaje. El cuerpo y el Espíritu están relacionados integralmente entre sí. Sin embargo, en su ignorancia, el hombre ha separado a uno del otro y ha desarrollado tendencias divisivas.

Los pensamientos de un hombre son responsables de todas sus alegrías y tristezas, sus dificultades y disfrutes. Su felicidad y su aflicción están relacionadas con sus acciones. Así como piensa, eso se vuelve. Cuando los pensamientos son equivocados, los resultados también lo son. Por lo tanto, el primer objetivo del hombre debería ser desarrollar un pensamiento correcto.

Dos fuerzas están operando dentro del hombre. Una es el impulso demoníaco. La otra es el impulso divino. El hombre, al usar mal las capacidades otorgadas por Dios (la mente, la condición, la riqueza y la posición) y caer víctima de malas tendencias como el deseo, el odio, la codicia, etcétera, desciende al nivel de un animal. Aquel que se esfuerza por dar un buen uso a sus talentos manifiesta su naturaleza divina.

El secreto de la verdadera felicidad Desafortunadamente, hoy los hombres emplean mal los dones que Dios les ha otorgado, se arruinan y le causan daño al mundo. La razón de ello es que se alientan las fuerzas divisivas en lugar de la unidad, y que la codicia ha aumentado. “Mameti paramam duhkham; na mameti paramam sukham” (El sentimiento de lo “mío” es causa de gran pesar; la ausencia de sentido de posesión es causa de suprema felicidad). La verdadera felicidad reside en renunciar a la codicia, entregarse a Dios y experimentar Atma-ananda (la bienaventuranza del Espíritu).

Los hombres deberían esforzarse por alcanzar esta clase de felicidad abandonando las ideas estrechas, desarrollando una visión amplia y realizando la Divinidad que lo sostiene todo. La contemplación de lo Divino es la clave de toda felicidad y prosperidad.

El hombre debería dedicar todos sus pensamientos y acciones a Dios en todo momento y en toda situación. “Ya sea que uno esté inmerso en el yoga o el disfrute físico, en la sociedad o en la soledad, si dedica su mente al Supremo, experimentará únicamente éxtasis” (Swami recitó una estrofa del “Bhaja Govindam” de Adi Sankara.) Cuando uno indaga acerca de la Realidad con ahínco y objetividad, comprende que la Divinidad lo satura todo. Dios es eterno, es la bienaventuranza encarnada. Entre los innumerables nombres del Señor, el más significativo es Sat-Chit-Ananda.

Esto significa que el cosmos es la encarnación de Sat-Chit- Ananda (Ser-Conciencia-Bienaventuranza) y viceversa. Están inextricablemente unidos.

La Divinidad es la forma unificada de Sat-Chit-Ananda Todo en el universo, desde una hormiga hasta lo Absoluto, es una manifestación de Sat-Chit-Ananda. Sat es aquello que trasciende las tres categorías de Tiempo: Pasado, Presente y Futuro. Chit se refiere a Paripurna-jñana (la conciencia total).

Donde éstas dos brillan al unísono, hay Bienaventuranza Divina.

Por lo tanto, Ananda (Bienaventuranza) no es algo separado de las otras dos. No pueden ser trisecadas. El Uno es radiante en las tres como una expresión integral. Por ejemplo, el fuego posee tres cualidades; calor, luz y rojez. Éstas no se hallan separadas unas de otras. Del mismo modo, la Divinidad es la forma unificada de Sat-Chit-Ananda.

Hoy los hombres que han leído las escrituras o escuchado los discursos de los eruditos, imaginan que Sat-Chit-Ananda se encuentra en algún lugar especial. Ésta es la causa radical de su ignorancia de lo Real. Ustedes son la encarnación de Sat- Chit-Ananda. Todo alrededor de ustedes es una manifestación de Sat-Chit-Ananda. Olvidando su verdadera naturaleza y separándose de lo Divino, el hombre se expone a numerosas dificultades.

Un hombre ciego sabe que el mundo existe, pero no puede verlo. Del mismo modo, las personas creen, sobre la base de las enseñanzas de las escrituras y de los eruditos, que Sat-Chit- Ananda existe, pero pocos tienen una experiencia directa de lo Divino. Deben esforzarse por obtener tal experiencia directa.

Éste es el objetivo primordial del hombre. Los Upanishads han declarado que no se puede hacer que exista lo que no existe.

No se puede hacer que deje de existir lo que existe. Por lo tanto, el hombre tiene que aceptar lo que existe y basar su vida en ello. Sat-Chit-Ananda es la naturaleza esencial de todos. La realización de esto requiere un esfuerzo espiritual.

La verdadera devoción es el reconocimiento del Dios interno Hoy, la mayoría de las personas no tiene una idea real de lo que es la devoción y lo que es la disciplina espiritual. Se considera devoción a las diferentes formas de adoración, los peregrinajes, la meditación y cosas semejantes. Esos no son índices de Bhakti (devoción). Son todas acciones que pueden conferir cierta satisfacción mental. Para realizar su naturaleza interna, deben dirigir sus esfuerzos hacia adentro. Mientras piensen que Dios se encuentra en algún lugar fuera de ustedes, no pueden recibir la Gracia Divina. La verdadera señal de devoción es reconocer que Dios está dentro de ustedes y alrededor de ustedes, en todas partes. Deben desarrollar la fe de que ustedes son una manifestación de Dios. Las escrituras instan a todos a descubrir “¿Quiénes son?”.

No hay otra senda que la de la dedicación a Dios y la entrega total a la Voluntad de lo Divino. El emperador Bali fue un ejemplo de esta doctrina de Saranagati (entrega total) a Dios. A pesar de las protestas de su preceptor, Sukracharya, Bali sintió que era su deber ofrecerle todo al Señor y, obrando en contra del consejo de su gurú, le regaló todo al Señor, que había venido en la forma de Vamana (el joven célibe). Al hacer una ofre
nda a Dios, no es necesario seguir las instrucciones del preceptor. El Señor es el preceptor supremo manifestado en cada forma divina.

El emperador Bali se adhirió a dos resoluciones. La primera:

darle a cualquier persona lo que pidiera. La segunda: jamás faltar a la palabra dada. Bali sostenía que no había pecado más grande que faltar a la palabra dada. Él declaró firmemente que, sin importar lo que pudiera ocurrirle, aun si le costaba la vida, no faltaría a su promesa. De este modo, Bali se convirtió en un glorioso defensor de la verdad.

¿Quién es un verdadero emperador? No aquel que ha conquistado muchos países y gobierna un vasto imperio. En una ocasión, Adi Sankara reunió a sus discípulos y les hizo la pregunta:

“¿Quién es un verdadero conquistador?”. Los discípulos dieron diversas respuestas. Sankara les dijo que el verdadero conquistador es aquel que ha dominado su mente. ¿De qué sirve lograr muchas cosas si no se controla la mente? Ésta fue precisamente la pregunta que Prahlada le hizo a su padre, Hiranyakasipu, quien había adquirido control sobre todos los elementos pero no había adquirido el control de sus sentidos.

La verdad es el aliento vital de la palabra hablada Los hombres deberían aprender a mantener sus promesas.

Jamás deberían faltar a su palabra. La verdad es el aliento vital de la palabra hablada. Muchos antiguos gobernantes estaban incluso dispuestos a dar sus vidas para mantener la palabra dada.

El emperador Bali era la Verdad encarnada. Siempre dedicado al bienestar de sus súbditos, él se esforzó siempre por conducirlos por la senda de la verdad para asegurar la prosperidad de su reino. El abuelo de Bali, Prahlada, poseía las mismas nobles cualidades.

En una oportunidad hubo una discusión entre el hijo de Prahlada, Virochana, y el hijo del sabio Angirasa. El hijo de Angirasa declaró que el debate debía tener lugar ante un juez que decidiera quién era el ganador de la discusión. Dijo que el padre de Virochana, Prahlada, debía ser el juez. Ambos fueron a ver a Prahlada. Convinieron en que aquel que perdiera el debate debía entregar su vida al ganador. Prahlada escuchó los argumentos imparcialmente y declaró que Virochana, su hijo, había perdido y que el hijo de Angirasa había ganado. Reconociendo el compromiso total de Prahlada con la justicia, sin tener en cuenta la relación con su hijo, y admirando su sentido de justicia, el hijo de Angirasa le dijo a Prahlada que le devolvía la vida de Virochana, que le había sido entregada.

Ésta es una ilustración del supremo valor que se le asignaba a la verdad en la antigüedad. La verdad era considerada la misma forma de Dios. Es el deber primordial del hombre defender la verdad, llevar una vida buena y compartir sus alegrías con otros.

La reacción de Bali ante la advertencia de su preceptor ¡Encarnaciones del Amor Divino! Defiendan la verdad aun a costa de sus vidas. Eso fue lo que hizo el emperador Bali cuando tuvo que mantener la palabra que le había dado a Vamana.

Su preceptor, Sukracharya, le advirtió a Bali que el joven brahmán enano no era otro que el Señor Vishnu Mismo, y que sería desastroso para Bali hacer el regalo que pedía Vamana. Deben notar cómo reaccionó Bali ante la advertencia de su preceptor. Él declaró que cuando el Señor del universo Mismo había venido a él con una mano extendida, pidiendo un regalo, ¿qué mayor fortuna podía tener él (Bali) que hacer el regalo?

“La palma que derrama su gracia sobre el mundo entero, la palma que puede librar a los hombres de todos sus pesares y dolores, que sostiene todo el proceso de la creación y la disolución, la palma que sostiene la liberación del temor para cada devoto, ahora está extendida ante mí pidiendo un regalo. Mi mano ha estado dando generosamente a todos. ¡Qué afortunado soy ahora que la sostengo sobre la palma del Señor! La unión de las dos manos significa la unión del alma individual con el Ser Omnímodo, ésta es una ocasión supremamente auspiciosa.

Por lo tanto, no faltaré a mi palabra, sin importar quién se oponga”.

El emperador Bali era la encarnación del sacrificio. Él era el depositario de todas las cualidades buenas y nobles. Él explicó la importancia del advenimiento del Avatar en la tierra. “Por amor a la gente, Dios desciende a su nivel en la tierra. Junto con Su Conciencia Divina, Él mantiene Su conciencia humana”.

Bali declaró que él había descubierto ese día esta verdad sagrada.

Bali se sintió sumamente feliz cuando el Señor le pidió un regalo.

Hoy, las personas mirarían hacia otro lado si la Divinidad les pidiera algo. Dios no necesita nada de este mundo. Krishna declaró en el Gita: “No hay nada que Yo necesite de los tres mundos. No obstante, cumplo con Mi deber”.

El deber del Avatar es promover el bienestar de los devotos ¿Por qué Me dedico a diversas actividades? ¿Por qué Me intereso tanto por los devotos? ¿Por qué he establecido tantas instituciones? Ése es Mi deber (como Krishna declaró ante Arjuna).

Promover el bienestar de los devotos es el deber que el Señor se ha impuesto. Estoy llevando a cabo numerosas actividades por su bien. Sin embargo, las personas no reconocen este hecho. Y por eso están perdiendo su buena fortuna. La razón de esto es su egoísmo. Al menos en los días venideros, deben tratar de experimentar felicidad y prosperidad llevando vidas que tengan sentido. Deben santificar sus pensamientos, porque “así como piensan, eso se vuelven”.

La hija de Bali, Ratnavali, desarrolló un sentimiento maternal hacia Vamana, al ver su bella forma de niño. Luego, cuando se recuperó de un trance y encontró el pie del Señor –como Trivikrama– sobre la cabeza de Bali, la furia se apoderó de ella y corrió a matarlo. Bali la detuvo. Ratnavali volvió a nacer como Puthana, la ogresa, durante el avatar de Krishna, por haber mimado primero a Krishna y luego haber tratado de matarlo. La moraleja de este episodio es que los pensamientos de uno tienen sus consecuencias, tarde o temprano.

Por lo tanto, es esencial tener buenos pensamientos y realizar buenas acciones para escapar del ciclo de nacimiento y muerte. Esto fue lo que el emperador Bali buscó del Señor.

La violencia demente prevalece en la actualidad Todos deberían estar dispuestos a ofrecer todas sus acciones a Dios. El cosmos debería ser considerado como la forma omnipenetrante de Dios. Sólo mediante el sentimiento de unidad en la diversidad, el individuo y la nación pueden ser redimidos.

Hoy, las fuerzas divisivas imperan en todas partes. Hay discordia entre un hombre y otro. El mundo se está convirtiendo en una especie de manicomio. Todas las naciones parecen estar afectadas por algún tipo de demencia. Para matar a un hombre están dispuestas a sacrificar cien vidas. No tienen ningún respeto por la vida.

Los hombres desean los frutos de las buenas acciones, pero no llevan a cabo buenas acciones. Quieren evitar las consecuencias de las acciones pecaminosas, pero se dedican a acciones pecaminosas. ¿Cómo es esto posible? No es fácil escapar de las consecuencias de las propias acciones. Sin embargo, no es necesario desesperar. Si uno obtiene incluso una pizca de Gracia Divina, una montaña de pecados puede ser reducida a cenizas. Si uno se siente genuinamente arrepentido, busca el perdón de Dios y se refugia en Dios, todas las acciones se transformarán. Sin embargo, esto no ocurrirá sin un arrepentimiento sincero.

Sigan el ejemplo del emperador Bali Las gloriosas cualidades del emperador Bali son alabadas con toda razón. Sin embargo, ¿cuántos están cultivando incluso unas pocas de estas cualidades? Bali les prometió a sus súbditos que una vez al año él aparecería ante ellos. La celebración de Onam es para regocijarse con la aparición de Bali en medio de ellos, observando este día como una ocasión festiva.

Este día se preparan platillos dulces, pero no es Bali quien los consume. Lo que deberían ofrecerle son los sentimie
ntos dulces en sus corazones. Ésa es la forma correcta de celebrar Onam. Tienen que manifestar su amor genuino por Bali. Deben practicar los ideales que él representó. Observen las muchas formas en que sirvió al Señor. Él estaba completamente dedicado al bienestar de su pueblo. Desarrollen la cualidad del amor. Eliminen las diferencias de casta, credo y nacionalidad.

Promuevan la unidad entre todos los pueblos. Consideren a todos hijos de un solo Dios.

Habiendo nacido en la sagrada tierra de Bharat, si no practican al menos algunos de los ideales de Bharat, no tienen derecho a llamarse a sí mismos bharatiyas. La necesidad más grande de hoy es que todas las personas cultiven la unidad. Sólo entonces la nación se librará de sus problemas y experimentará prosperidad.

La gente de Kerala es extremadamente afortunada en muchos aspectos. A pesar de diversos cambios políticos, los keralitas se han adherido a su herencia cultural y han observado las festividades como Onam, con un escrupuloso respeto por la tradición. La devoción por Dios está profundamente arraigada en sus corazones. Incluso si algunos de ellos no muestran abiertamente su devoción, por diversos motivos, ella está grabada en sus corazones. Debido a esto, observan la sagrada festividad de Onam con entusiasmo y alegría año tras año. Pueden ver la profundidad de su devoción a partir de este hecho solamente.

De los numerosos estados de la India, sólo el pueblo de Kerala celebra su festividad única en Prashanti Nilayam con fervor y devoción ilimitados. Ningún otro estado ha realizado tal celebración en Puttaparti. El modo en que los keralitas, con todas sus mujeres y niños, celebran la festividad aquí, da testimonio de su devoción por Swami, que trasciende los apegos regionales.

“Swami” lo es todo para ellos. La devoción por el Señor es expresada en Kerala, hoy, de muchas formas. Su entusiasmo y devoción son muy loables. El presidente de la Corte Suprema de Justicia de Kerala, Sri Jagannadha Rao, y el ministro de Transportes de Kerala han expresado en nombre del pueblo de Kerala el deseo de que Swami visite su estado y bendiga a la gente.

Para conferirles alegría a todos en este sagrado día de Onam, les estoy haciendo la promesa de visitar Kerala muy pronto. Les doy Mi promesa de que compartiré Mi dicha con ustedes, disfrutaré de la dicha que sienten en Mi compañía y derramaré Mis bendiciones sobre todo el pueblo de Kerala.

Discurso en el Auditorio Purnachandra el 24 de agosto de 1991, día de Onam.