Discursos dados por Sai Baba – 29. 23/11/87 Las formas en que se manifiesta lo Divino

Discursos dados por Sai Baba

{SB 20} (31 discursos 1987)

29. 23/11/87 Las formas en que se manifiesta lo Divino

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 20 cap. 29 )

Las formas en que se manifiesta lo Divino

23 de Noviembre de 1987

¡Encarnaciones del Amor Divino! Los indios han sido capaces de ganar su independencia, pero no han tenido éxito en lograr la unidad.
La libertad sin unidad es como un cable sin corriente eléctrica.
La eterna religión védica, el Sanatana Dharma, es la gran herencia de los hijos de la India. Es una cultura sublime, sagrada y ennoblecedora. Ha sido testigo del advenimiento de muchas encarnaciones de lo Divino (Avatares). En Bharat han nacido numerosos sabios, hombres de Dios, guerreros y grandes mujeres que han defendido la castidad.
Como las nubes que ocasionalmente cubren el sol, el refulgente rostro de la cultura india puede haber estado tapado por algunos hechos desafortunados y ciertas tendencias modernas, pero seguirá brillando siempre. Hasta el día de hoy grandes almas han encarnado en esta tierra. De hecho, en todas las épocas de la gran historia de la India, han aparecido grandes figuras.
Hoy en día, personas de países lejanos han puesto sus ojos en la India y llegan al país no solo para estudiar su filosofía, sino, sobre todo, para tener una visión espiritual. Sin embargo, los mismos indios están abandonando su herencia cultural. Esta es la paradoja de la situación actual.
Los indios deben destacarse como ejemplo para el mundo Lamentablemente, a pesar de la grandiosidad sin par de la cultura de la India, los mismos indios, en su afán de gozar de comodidades y placeres mundanos, se están apartando de su gloriosa y divina herencia cultural. Sin duda, las comodidades materiales son necesarias, pero solo si, además, preservamos nuestros tesoros espirituales y culturales, podremos ser un ejemplo para el mundo. Por desgracia, incluso el gobierno ignora la herencia cultural de la nación.
A pesar de sus valientes palabras y las altisonantes manifestaciones de fe en la grandeza de la India, su mirada está enfocada en la cultura occidental. Los indios, en general, están muy entusiasmados con la civilización occidental y con sus logros, y buscan imitar las costumbres de Occidente. Esta es una terrible desgracia.
Si tienen al dorado monte Merú, ¿para qué buscar plata y oro?
Si tienen el Kalpataru, el Árbol Colmador de Deseos, ¿para qué buscar otros frutos?
Si tienen la generosa Vaca Kamadhenu, ¿por qué buscan en otra parte para comprar una vaca?
Un viejo adagio sostiene que la India es un país que contiene todo lo que es bueno y precioso y que no se encuentra en ninguna otra parte. Es terrible que un país repleto de tantas cosas buenas y grandes sea mirado con desdén hasta por los mismos indios y sea motivo de críticas y comentarios poco serios.
La visión interna La grandeza de la herencia espiritual y cultural de la India está más allá de toda descripción. Pero para sentirla y disfrutarla, hay que estar debidamente preparado. Uno puede ser un erudito, estar bien educado o destacarse de alguna forma, pero, si no siente ningún impulso espiritual, lo otro no servirá de nada. Solo aquellos que han dirigido su visión hacia adentro y experimentado la bienaventuranza de lo Divino tienen pleno derecho a apreciar y comprender la grandeza de la cultura india.
Todos los indios son hijos de una sola madre y miembros de una sola familia, aunque pueden hablar diferentes idiomas, llevar diferentes trajes y tener costumbres distintas. Los indios deben considerar a la humanidad una sola familia, de la cual el Supremo Señor es el único padre. Si no se ganan la gracia de ese Señor, todos los demás logros carecerán de valor. Sólo el amor puede atarlo a uno a Dios, porque el amor es Su ser. Aquel que es la encarnación misma del amor puede ser realizado sólo por medio del amor y de ninguna otra forma. Los seres humanos también han sido dotados de amor. Por medio de ese amor el hombre debe obtener el amor de Dios, llenarse de amor y llevar una vida colmada de amor.
Los hombres obtienen riquezas dedicándose a algún negocio o profesión. Esto no es permanente. Deberían esforzarse por adquirir riqueza espiritual, que es duradera y permanente. Esta riqueza debe conseguirse amando a Dios y ganando Su gracia y amor.
Dios responde sólo al Amor Supremo El amor es como la brújula del marinero, que apunta siempre al norte. Los pensamientos de un devoto lleno de amor están siempre dirigidos a Dios, no importa lo que esté haciendo o diciendo.
Ese amor ha sido descripto como Amor Supremo o Parama Prema.
Dios responde sólo a un amor así. No es fácil comprender la naturaleza de este amor. El amor en el hombre, si está basado en el ego, adopta formas indeseables. Si está dirigido al Atma, redime al hombre y lo sublima. Por eso, todos debería esforzarse por alcanzar la realización átmica.
Muchos creen que están ocupados buscando el Espíritu. La sola idea de buscar el Atma es desacertada. El Espíritu es Omnipresente y es el principio activo de todas las cosas en todas partes. No hay nada en el mundo que carezca del Espíritu. Pero, cuando falta la visión espiritual, parece que existiera lo no espiritual o fenoménico (anatma). Por lo tanto, la búsqueda del Espíritu requiere cambiar la visión. Pero no se refiere a la visión física. Es la visión interna que busca contemplar al Uno la que les permite ver a los ojos. Así, la búsqueda espiritual es un intento de conocer al Veedor detrás de la facultad de la vista.
Hoy en día, todas las prácticas espirituales se hacen a través de la mente. Pero, mientras la mente domine los ejercicios espirituales, no se podrá alcanzar la meta de la autorrealización. La mente es como un ladrón que no dejará que lo atrapen. De nada sirve confiar en la mente para realizar al Ser. Si la visión se concentra en el Ser, la mente desaparece.
Cuando ansían la autorrealización, los aspirantes buscan recibir mensajes espirituales (upadesha). Pero ¿pueden convertirse en mensajes espirituales palabras tan simples como “Namo Narayanaya” o “Namah Shivaya”? El significado original de la palabra upadesha es “llevar a uno a la morada de lo Real o Dios” (svasthana o el propio lugar de uno). Con la sola recitación de nombres, no se puede llegar al destino divino. Repetimos los nombres de Rama, Krishna, Govinda, Narayana. Todos estos nombres han sido otorgados por alguien y no han surgido por sí solos. Estos nombres adquiridos no pueden ser eternos. Antes que todos los nombres está la palabra “yo” (Aham). Hasta el Pranava (Om) vino después de Aham. Cada uno debe averiguar quién es este “yo”. Cuando uno pronuncia la gran sentencia Aham Brahmasmi (“Yo soy Brahmán”), incluso allí está presente Aham. Por lo tanto, uno debe indagar y averiguar quién es este ?“yo”. Cuando se conoce la verdad acerca del “yo”, Brahmán se hará evidente.
Los grandes pronunciamientos (Mahavakyas) Hoy en día estamos perdiendo el tiempo con ejercicios físicos y mentales que nos conduzcan a la realización espiritual. La verdad es que hay un solo Espíritu Divino, que es inmanente a todo. No hay ninguna dicotomía entre lo mundano y lo espiritual. El universo fenoménico es una proyección del Espíritu. Todo lo que existe en el Cosmos es como chispas de una llama divina. Todos los seres vivientes han emanado de lo Divino y poseen todos las cualidades de lo Divino.
Consideremos los otros grandes pronunciamientos: “Tat Tvam Asi” (“Tú eres Aquello”). ¿Qué es lo que eres? Solo el que sepa qué es ese “Aquello”, podrá comprender el verdadero significado de esta declaración upanishádica. De una semilla, ha brotado una planta, que se ha convertido en un árbol, con ramas, hojas, flores y frutas.
Todas las hojas, flores y ramas declaran que han salido de la semilla que luego se hizo una plantita. La semilla es la base de todo el árbol.
Mientras la semilla seguía siendo semilla, no podía convertirse en árbol. Solo cuando la semilla abandona su forma para convertirse en planta, puede empezar a producir ramas, hojas, flores.
El hombre también debe percatarse de su naturaleza esencial y no confundirse al identificar su verdadero ser con la conciencia del cuerpo, la cual es responsable de todos los sufrimientos del hombre.
Mientras siga engañándose a sí mismo, no podrá alcanzar la fruta de la bienaventuranza (ananda). La semilla del apego al cuerpo debe dejarse a un lado para permitir que crezca el árbol de la vida y produzca la flor de la sabiduría (jñana) y la fruta de la bienaventuranza (ananda). Los Upanishads han declarado que la inmortalidad puede alcanzarse sólo por medio del sacrificio (tyaga) y no a través de los rituales, la progenie o la riqueza.
El Uno es la base de los muchos Jactarse del propio conocimiento, erudición o dominio de los Shastras es realmente una señal de ignorancia. El hombre sabio es aquel que conoce su propia naturaleza. Mientras uno esté lleno de ego, no puede experimentar lo Divino. Las acciones emprendidas para destruir el ego se convierten en actos desapegados (akarmas).
La devoción llena de amor es el camino más fácil hacia lo Divino.
Deben amar a todos. La gran cualidad del amor es ser el camino real hacia la unidad. Toda la diversidad y multiplicidad que vemos en el mundo ha venido del Uno, que es la base de los Muchos.
Una vez que reconozcan la Unidad que subyace tras la diversidad, los problemas que surjan de las diferencias podrán resolverse.
Desarrollen el sentido de unidad humana La tarea más grande a la que se enfrentan hoy los indios es lograr la unidad. Sin unidad, ni siquiera la tarea más pequeña puede realizarse. En esta nación de 780 millones de personas, los individuos no se relacionan de la manera apropiada. Las personas están inmersas en sus propios asuntos de un modo egoísta. ¿Es este el verdadero valor de un ser humano? El egoísmo y los intereses propios, y las diferencias basadas en castas y creencias deben dejarse completamente de lado. Todos deben considerarse miembros de la familia humana. Las distinciones de castas se basan en diferencias físicas, parecidas a las divisiones por edad o sexo. Todos los cuerpos están hechos de los cinco elementos básicos (éter, aire, fuego, agua y tierra), sin diferencias en cuanto a la casta. Todos los elementos son comunes a todos los seres. Reconociendo estos elementos comunes básicos, debemos desarrollar el sentido de unidad humana.
Para promover el sentimiento de unidad, debemos participar en actividades de servicio y utilizar el cuerpo para cultivar buenas cualidades, pensamientos puros, hacer buenas acciones y experimentar sentimientos sagrados. Solo mediante los actos sagrados puede nuestra vida ser santificada y digna.
¡Encarnaciones del Amor Divino! No se dediquen a los debates especulativos mientras avanzan por el camino espiritual. El legado espiritual de Bharat no es producto de la fe ciega. Es el fruto maduro de las investigaciones y las experiencias espirituales de sabios y santos, que lo disfrutaron y lo transmitieron a la humanidad para su disfrute y emancipación. Esta herencia es la manteca que se obtiene al batir los Vedas, los Shastras y los Puranas. La India no debe verse como un pedazo de tierra y una masa de carne. Es el mismo néctar. Es un tesoro de bienaventuranza. Contiene la crema de todos los Shastras. Si no se comprenden estas verdades, es ridículo dedicarse a toda clase de habladurías superficiales.
Cómo se manifiesta lo Divino.
No es fácil comprender la naturaleza de lo Divino. Como lo Divino es omnipresente, puede emprender toda clase de actividades. Nadie está capacitado para preguntar si Dios puede hacer esto o aquello, si puede obrar a través de una u otra entidad. No hay nada que esté fuera de Su poder. Puede hacernos llorar o puede evitar nuestras lágrimas.
Puede convertir a un hedonista en un yogi, y a un yogi en un hedonista.
Puede curar la locura o causarla. Puede crear, proteger, castigar, destruir. Solo lo Divino sabe qué hacer, cuándo, cómo y en qué circunstancias, con respecto a cualquier individuo en particular. Nadie tiene autoridad para decirle a lo Divino cómo debe actuar. En el caso de Hiranyakashipu y Prahlada, por ejemplo, Dios castigó al primero y protegió al segundo. Dios trata a una persona de acuerdo con sus acciones pasadas y con los requerimientos de la situación.
El cosmos es la encarnación de lo Divino. Las diferencias surgen cuando alguien actúa por motivos egoístas. Pero lo Divino no tiene ningún interés propio. Por eso, todo lo que hace es solo para el bien de los demás. Todos sus actos son sagrados. Es acción correcta (dharma). Es verdad (sathya).
Puesto que lo Divino es la personificación misma de la acción correcta y de la verdad, nadie está capacitado para cuestionar sus acciones. Hasta los grandes sabios, después de todas sus indagaciones y estudios, solo pudieron decir acerca de lo Divino: “No es esto, ni es esto”. No podían definir lo que era. Se puede decir lo que no es. Pero ¿quién tiene la capacidad de decir lo que es? Él es el director de escena, el dramaturgo y el actor cósmico. Incluso actúa en la forma que uno tiene. Es el crítico y el criticado. Es quien llora y quien hace llorar. Siendo así la naturaleza de la Divinidad, ¿qué puede decir una persona cualquiera acerca de lo Divino?
El poder de atracción por el Amor Sin embargo, hay una sola cosa que es el atributo único de lo Divino:
el poder de atracción por medio del amor. Este poder magnético no se halla en todos. El océano es vasto y profundo más allá de toda medida. Un vaso de agua sacada del océano no puede tener su vastedad. Puede tener el mismo sabor que el agua de mar, pero carece de los otros atributos del océano. Los seres humanos pueden tener algunas de las cualidades divinas de acuerdo con su propia historia, sus logros espirituales y de otra clase, y según lo que merezcan, pero esas cualidades estarán estrictamente limitadas.
Hoy son testigos de la presencia de miles y miles de personas.
¿Qué las ha atraído hasta aquí? ¿Se les envió alguna invitación?
¿Hubo alguna publicidad en los medios de comunicación? La única razón para venir aquí es la atracción del amor divino. Esto fue lo que impulsó a Thyagaraja a cantar:
¿No es debido a que tú tenías la joya Chintamani que confiere bienaventuranza, oh, Rama, que todos ellos se reunían a tu alrededor, con sus corazones al unísono, para experimentar la alegría perenne de la fuente de toda Prosperidad, del Océano de Compasión y de la Personificación de la Inteligencia que Tú eres, sin igual?
(Swami cantó la canción telugú “Lekhana ninnu juttukunnaaru” con Su dulce voz, y todo el público quedó extasiado).
El Amor de corazón a corazón Estos miles de personas han venido de todas partes del mundo debido a que esta Joya de Amor colmadora de deseos (Chintamani) se manifiesta aquí. ¿Alguien podría señalar a alguna persona que pueda atraer semejante concurrencia? En otros lugares, incluso si la gente es llevada en camiones, prefiere salir corriendo. Aquí, aun cuando tratamos de disuadir a las personas de venir por falta de alojamiento apropiado, los devotos no desisten y se quedan debajo de los árboles o al aire libre. Este es el amor que fluye de corazón a corazón. Nadie está obligado a venir aquí. Es el cordón del amor el que ata a las personas. Ese es el poder de lo Divino.
Algunos podrían decir que Swami está haciendo una demostración (pradarshanam) de esta u otra facultad. Para mí, es simplemente una manifestación (nidarshanam). Para Mí esto es algo natural. Estoy haciendo lo que es innato en Mí. Es la manifestación del amor divino. No es algo que todos pueden hacer. Ni todos los shastras y sutras pueden capacitar a alguien para actuar así. Solo aquellos que han experimentado el poder del amor pueden comprender este fenómeno. El amor no es algo que pueda comprarse. Es inherente a uno. Cuando uno trata de experimentarlo naturalmente, se da cuenta de ello.
Canten el nombre de Rama Ramadas cantó en éxtásis:
¡Oh, devotos! Aquí está el maravilloso dulce que ha sido preparado de los Vedas y Puranas:
el dulce nombre de Rama.
¡Vengan, todos ustedes, y participen de él! Este caramelo de Rama tiene muchos colores y es la cura de todos los males.
No les cuesta nada.
¡Vengan y tómenlo, oh, devotos! Para participar del amor de Swami, no deben gastar nada salvo el costo del viaje. Pero hasta este gasto es una ofrenda sagrada.
Consideren los gastos del traslado a Puttaparti no como un gasto sino como una bendición. Sin ese desembolso, no podrían obtener esta gracia. No tienen ningún derecho a obtener algo sin dar otra cosa a cambio. De igual manera, a menos que hagan un pequeño sacrificio no pueden tener la experiencia de bienaventuranza plena que obtienen aquí. El amor del Señor por el devoto es mutuo: dar y recibir amor.
A partir de ahora, tengan fe firme en que aquello que piense, diga o haga lo Divino es para el bienestar del mundo y no para Sí mismo. No existe el más mínimo rasgo de interés propio en ello.
Créase o no, todos son iguales para mí. Pero lo que cada uno merece recibir, varía de acuerdo con sus acciones; puede merecer una recompensa o un castigo. El océano está lleno de agua, pero lo que cada uno puede tomar de él depende de la capacidad del recipiente que trae. De la misma forma, la suerte o fortuna de cada uno depende de su propia historia y de lo que ahora merece.
Fortalezcan su fe en Dios Lo que deben hacer hoy es fomentar los buenos pensamientos. La acción procede de los pensamientos. El sadhana se basa en la acción.
El carácter es el resultado del sadhana y determina lo que están destinados a obtener (Praapti). En consecuencia, lo que ustedes consideran su buena o mala fortuna está basado, en el análisis final, en sus pensamientos.
Los frutos serán como sus pensamientos. No pueden evitar cumplir con su deber, cualquiera que este sea. Deben seguir haciéndolo.
Pero, mientras están ocupados cumpliendo con sus obligaciones, no puede haber nada más gratificante que recordar a Dios y meditar en Él.
Sin embargo, si albergan pensamientos e intenciones malas pero se comportan como si tuvieran buenos pensamientos, serán culpables de engañar a Dios. No hay lugar para jugar al gallito ciego con la riqueza. Deben cultivar buenas cualidades, no hacer gala de la riqueza. Fortalezcan su fe en Dios. La vida debe basarse en el principio de entrega a lo Divino.
Algunos se preguntan: “He entregado todo a Dios. Entonces ¿por qué estoy sometido a tantas pruebas y tribulaciones?”.
Aquel que se ha entregado verdaderamente a Dios no formulará esas preguntas. El que se cuestiona de esa forma demuestra que su entrega no es verdadera, pues, si lo ha entregado todo, no puede haber lugar para el “yo”. Para la persona que se ha entregado por completo, todo lo que experimenta (bueno o malo) es un don de Dios.
¡Oh, hombre! ¿Puedes escapar de las consecuencias de tu Karma?
Así lleves tu vasija a un pozo o al ilimitado océano, puedes llenarla sólo hasta su capacidad.
No puedes obtener más de lo que tu Karma te permite.
Recuerda esto, ¡oh, hombre!, adondequiera que vayas, sea lo que fuera que puedas estudiar, sean cuales fueran tus penitencias, ¡no puedes escapar a los decretos del karma! El poder de la Gracia Divina Sin embargo, hay una manera de superar las consecuencias del karma. Si logran alcanzar la gracia de lo Divino, montañas de pecados pueden quedar convertidas en polvo. Sólo lo Divino tiene la facultad de otorgar esa gracia. Una chispa puede reducir a cenizas un montón de algodón. ¿Cómo lograr que la chispa prenda en la “montaña” de dificultades humanas? Solo por medio del amor. Desarrollen el amor. Sirvan a todos con amor, recordando siempre el nombre del Señor. Sin el nombre del Señor en sus labios, la mente estará corriendo de aquí para allá. En la mente nace la intranquilidad. Por eso, dedíquense a la acción concentrando sus pensamientos en Dios.
¡Encarnaciones del Amor Divino! A partir de hoy, cuando celebren su cumpleaños, deben recordar y practicar tres cosas: (1) Eviten juzgar a los demás. Criticar a otros es un pecado grave, y criticar lo Divino es un pecado aún mayor. No hablen de los defectos de otras personas. (2) Saluden a todos con amor. Cumplan con sus deberes con dedicación. (3) Presten servicio en las aldeas con entusiasmo.
A menudo he declarado: ”Grama Seva es Rama Seva” (“Servir en las aldeas es como servir a Rama”). Ramarajya es el reino del amor. Manténganse alejados de los gobernantes.
Tres cosas para tener en cuenta Hay algo que todas las personas relacionadas con la Organización Sai no deben olvidar: sean cuales fueran las actividades que emprendan, la Organización no debe tener ninguna conexión con el gobierno. Dejen que los gobernantes hagan su trabajo. Nuestras actividades deben limitarse a lo que nosotros podamos hacer, hasta el máximo de nuestra capacidad, sin depender del gobierno. No hay ninguna necesidad de llevar a cabo grandes empresas. Si está bien hecha, hasta una pequeña obra es suficiente.
Tengan presente estas tres cosas: primero, nuestra organización debe mantenerse alejada del gobierno; segundo, dedíquense a la sociedad y presten servicio; tercero, eviten criticar a los demás.
¡Esta es la verdadera práctica espiritual.
No vacilen en reprender a aquellos que se dedican a las murmuraciones.
Hay que corregirlos de inmediato, para que no persistan en ese mal hábito. Deben decirles que no es correcto que un ser humano hable mal de sus semejantes. El que se dedica a esas habladurías recibirá lo mismo multiplicado por diez. Cuando empiecen a cultivar el amor, todos estos rasgos negativos irán desapareciendo.
De ahora en adelante, dedíquense al servicio social, recordando y adorando a Dios y reconociendo su Divinidad inherente. Esta es la manera de santificar sus vidas.
Sean conscientes de la divinidad que llevan dentro. No es necesario buscar a Dios en ningún lugar fuera de ustedes. La vestidura corporal no debería producir la ilusión de que son el cuerpo. Dejen a un lado ese engaño y reconocerán al Brahmán que realmente son.
Canten bhajans y mantengan el nombre del Señor siempre en los labios. No desperdicien ni un minuto. Cantando el nombre de Rama, Hanuman, el mono, se volvió todopoderoso, la personificación de la paz y el ejemplo de todas las cualidades nobles. Sita lo colmaba de alabanzas. Estas son las cualidades que deben esforzarse por cultivar.
Discurso pronunciado en el auditorio Purnachandra, el día del cumpleaños número 62 de Bhagavan, el 23 de noviembre de 1987.
Lo Divino no tendrá en cuenta la posición social, la pompa o la ostentación. Al Señor sólo lo atrae la devoción del devoto.
–Baba