Discursos dados por Sai Baba – 36. 28/09/79 Tres akashas

Discursos dados por Sai Baba

{SB 14} (47 de 60 discursos 1978 a 80)

36. 28/09/79 Tres akashas

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 10 cap. 45 )

Tres akashas

28 de Setiembre de 1979

¿ES REAL EL UNIVERSO? ¿Es relativamente irreal? Desde hace mucho tiempo y en todos los países, este problema ha estado sacudiendo la mente del hombre. Los realistas y los idealistas, durante siglos, han razonado sobre sus explicaciones. Por mucho tiempo, los científicos, o realistas, han creído que el Universo es la conglomeración de átomos en muchos patrones que han asumido muchas formas y nombres. Pero esto sólo es una verdad parcial. Los espiritualmente orientados señalan a los materialmente orientados que para que sucedan todas estas transformaciones es esencial que haya una base firme. El Universo debe tener una fuerza o energía o fenómeno básicos tanto como el barro para las ollas. Ese principio fundamental es, de acuerdo con ellos, el Alma.

Sin embargo, el intento en el que el hombre está actualmente involucrado es negar la arcilla y desarrollar la fe en la olla. Este proceso está condenado al fracaso. El Universo cognoscible, que es descartado como no verdadero, debe tener la verdad como su base, al igual que la soga en la cual se sobrepone la serpiente. Esa verdad básica es el Alma.

Por supuesto, el Universo en el cual existimos es conocido por nuestros sentidos; lo tomamos como verdadero y real, pero no se le puede aceptar como verdad, porque cualquier cosa que cambia no merece llamarse así. Además, aparece en forma diferente a los distintos seres vivientes según los varios niveles de conciencia. Los animales, pájaros e insectos están conscientes del Universo en diferentes formas. Es configurado y moldeado de acuerdo con los deseos y percepciones de cada uno. Y, ¿cómo se crean éstos? El Alma penetra en el cuerpo como el motivador interno y despierta los pensamientos y sentimientos. En ausencia del Alma el cuerpo es inerte, en ausencia del cuerpo los pensamientos no surgen y en ausencia del pensamiento, el Universo no es aparente; no existe. Los tres son inextricablemente interdependientes; el cuerpo con todos los poderes de conciencia encerrados en él, el Universo y el Alma, ya sea individualizado o universalmente inmanente.

Tanto el materialismo como el espiritualismo buscan la base universal fundamental; uno la descubre en la materia y el otro en el espíritu. El espíritu o Alma asume la forma del cuerpo para experimentar y conocer el Universo, así como el algodón toma la forra del hilo, para ser conocido y experimentado como una tela. La tela es ambas cosas: hilo y algodón. El algodón es la base fundamental, el Alma. Toma nombre y forma y se vuelve hilo (el cuerpo), y finalmente se le conoce como tela (el Universo), el producto de los pensamientos que emanan del cuerpo.

Hay otra forma de comprender e interpretar este proceso. En las Upanishads y el Vedanta se mencionan cinco características del Universo: Verdad, Conciencia, Bienaventuranza, nonnbre y forma. De éstos, los últimos dos son temporales y, por lo tanto, triviales. Los primeros tres son las facetas de la eterna Verdad, el Alma. Las categorías de Sat Chit Ananda también están correlacionadas en el Vedanta con bhuta akasha, chita akasha y chif akasha, respectivamente. Akasha es el nombre de una esfera de la conciencia. Bhufa akasha es la conciencia cósmica, chita akasha es la conciencia del chita o el centro de discernimiento en los seres vivientes, y chit akasha es la conciencia pura, sin mezcla, que fluye del Alma. El bhuta akasha es el vasto e ilimitado espacio en el que el sol y sus planetas sólo son diminutos puntos de energía. Es tan extenso que la luz de algunas de sus estrellas situadas a millones de años luz, todavía no ha llegado a la Tierra.

La luz viaja a 300.000 kilómetros por segundo (en realidad la velocidad es 302.492 kilómetros). Así que pueden imaginarse el enorme tamaño del bhufa akasha que incluye todas las estrellas y mucho más.

El chita akasha incluye ese inmensurable bhuta akasha, porque la conciencia ilumina y se vuelve consciente de todo lo que existe. El chita akasha es inducido a la actividad por el chitakasha, el chit (la conciencia) de Sat Chit Ananda (diferente del instrumento interno de discernimiento llamado chita). Para activar el chita de manera que pueda atraer hacia sí el cosmos, todo el Universo objetivo, es suficiente una fracción infinitesimal del Alma.

Por esta razón, todos deben ser firmes en la creencia de que ellos son el Alma y no el cuerpo con sus sentidos de percepción y acción, con su equipo interno de mente, intelecto, chita y ego. Deben saber que no sufren ningún cambio, que no pueden morir o ser destruidos. Cuando está sumergido en el bhuta akasha, el hombre siente que es equivocado concebirse como el cuerpo perecedero y sus partes. Frecuentemente trae a su memoria esta verdad. Es decir, está consciente del sat (Ser), de que su existencia es eterna; mientras el chita akasha es contemplado, está consciente de que es el vehículo de la conciencia (el chit). Mientras está saturado de la conciencia del chitakasha, el fulgor del Alma, es la encarnación de la bienaventuranza (ananda), la tercera faceta de! Alma. Cuando la conciencia se vuelve hacia adentro, se logra el estado final de la bienaventuranza del Alma.

El cuerpo humano está compuesto de células que toman su fuerza vital y su vida de los alimentos; éstos extraen su valor nutritivo de la tierra. La tierra, la comida, el hombre, ése es el ciclo, y éste se completa cuando el hombre regresa a la tierra. La Tierra es bhuta akasha (conciencia cósmica), la comida que emerge de la tierra se vuelve conciencia, el chita akasha (conciencia pura), y el chita (la conciencia del centro del discernimiento) se funde en la conciencia del Alma. Una semilla germina dentro del suelo y se eleva sobre la tierra como un arbolito; produce hojas y ramas y flores; las flores dan frutos que maduran y contienen semillas, a partir de las cuales se puede repetir el proceso de germinación y crecimiento. La tierra es la base de este desarrollo y transformación, si guardan las semillas en la palma de su mano y las mojan, no van a crecer. El suelo y la semilla producen la tercera entidad, la planta. Las células en ambas tienen una afinidad que es extraña. Las células en la tierra son su Alma; las células en las semillas son su Alma. La tierra es la sustancia de la comida a partir de la cual el hombre nace y con la cual se nutre y sustenta, pero el cuerpo es el templo del Alma. Por ello, nadie debe profanar el cuerpo con ningún pensamiento, palabra o acto maligno.

El esplendor del Alma revela e ilumina todas las cosas. El Alma, sin embargo, se revela y se ilumina por sí misma. Brilla en todas partes y en todas las cosas. A pesar de cualquier número de cambios, el individuo persiste. Dentro del niño está latente el anciano, y se despliega convirtiéndose en el joven, el hombre de mediana edad y finalmente el anciano con la espalda encorvada. Así, de igual manera, es el chitakasha (conciencia pura) que se despliega en el chita akasha (la conciencia del discernimiento) y finalmente en el bhuta akasha (conciencia cósmica), el Universo objetivo.

Por ejemplo, cuando alguien me toma una fotografía, aparezco en el negativo como un Sai Baba muy pequeño; pero se puede ampliar al tamaño que queramos. El Sai Baba que está en la fotografía grande y el Sai Baba de la fotografía pequeña es el mismo. ¿Pueden ustedes aseverar que sólo es Sai Baba este cuerpo de 1,57 metros y que la figura en esa pequeña foto no lo es? Lo diminuto y lo inmenso son verdaderos. Son lo mismo, pero vistos desde un ángulo diferente.

Por lo tanto, ¡oh encarnaciones de amor!, vuelvan su visión del universo externo a la gloria interna, al esplendor del Alma que ustedes realmente son.

Prashanti Nilayam

28 IX 79