Discursos dados por Sai Baba – 38. 24/05/62 Los muros de la prisión

Discursos dados por Sai Baba

{SB 02} (49 de 52 discursos 1961 a 62)

38. 24/05/62 Los muros de la prisión

24 de Mayo de 1962

Maddhur

Aun el entusiasmo debe controlarse, hasta la devoción ha de regularse; no tiene sentido el estar corriendo detrás o delante de Mi automóvil. ¡Vean lo que sucedió debido a su recepción tan entusiasta: esta reunión que Raghavan y los demás habían fijado para las seis de la tarde está empezando a las nueve! Por supuesto que Me encontraba dispuesto a quedarme hasta la medianoche o más tarde si esto ayudaba. Pero tengo que regresar a Whitefield esta misma noche. Entonces, ¿qué sucede? Su impaciencia los ha privado de Mi darshan por más tiempo. También tendré que acortar Mi charla.

¡Qué lástima! Si hubieran permanecido tranquilos y disciplinados desde el comienzo, hubiera podido pasar más tiempo con ustedes. Así es como el hombre pierde la oportunidad que tiene. Cada uno de ustedes sentía un poco de incomodidad, todos empezaron a discutirlo y perdieron la paciencia. Me di cuenta de la incomodidad y el descontento de todos ustedes. Sin embargo, siempre estoy presto a darles bienaventuranza; pero ustedes deben estar dispuestos en todo tiempo a recibirla de Mí.

El Niranjana bhajana mandali está organizando regularmente bhajans aquí, Lo sé. No piensen que vengo a este lugar por primera vez; estoy aquí en cualquier momento en que canten a la gloria. Por tal razón he venido físicamente para decirles que deben continuar con esta repetición del Nombre. Así como han cambiado los tiempos y las condiciones de vida, hay que modificar los rigores del sadhana. Hace años, el hacer severas prácticas de austeridad era una proeza; ahora, el repetir el nombre del Señor se está volviendo un hecho igual de difícil. Por lo tanto, se dice que el recordar su nombre es suficiente; recordarlo puede hacerse al mismo tiempo que todas las otras actividades de la vida. La pureza interna es lo que importa, no los movimientos de los labios. Dado que es una actividad interna, la recordación ayuda a esa transformación interna.

Esta reunión también tiene algo que ver con la Sociedad de la Vida Divina. Bien, la vida humana es vida divina. Ésta es la razón, la justificación, la meta de aquélla. El leer libros en la biblioteca de la Sociedad es inútil; la erudición huele a orgullo; está ansiosa por obtener victorias pomposas; se vale de cualquier oportunidad para mostrarse más lista que su oponente; se esfuerza por lograr reconocimientos y honores. Rayana era un famoso sabio que había dominado los Vedas. Pero eso no le sirvió para forjar su carácter; con todo, cayó al abismo. Por supuesto, es costoso el gastar tiempo precioso en el mero estudio sin ningún propósito de convertirlo en acción. No necesitan darme su palabra ahora; pero por lo menos traten de poner en práctica algunas de las cosas buenas que les llamen la atención y que les ayuden a darles paz y contento. Para evocar a la divinidad dentro de ustedes no hay mejor método que la recordación del Nombre.

Su bhajana mandali se llama Niranjana, como la representación sin forma del principio de Brahma. Ahora bien, no es posible cantarle a lo Niranjana, al principio no manifestado, puro y absoluto. Pueden definir con nombre y forma ese principio de Niranjana y darle forma y atributos con el fin de imaginarlo vívidamente. Luego en etapas paulatinas encontrarán que esa forma particular encierra a todos los seres y que, por lo tanto, adquiere una naturaleza universal. Poco a poco se desprenderá de sus ataduras de tiempo y espacio y, como la azulosidad de Krishna, penetrará el cielo y el mar y se volverá un símbolo de lo más profundo de la eternidad.

Sin entrega, sin renuncia, no puede haber liberación. Mientras se aferren al estrecho «yo», los cuatro muros de la prisión los encerrarán. Eliminen al «yo» y estarán libres. ¿Cómo eliminarlo? Colóquenlo a los pies del Señor y digan «tú» y no «yo»; así se librarán de la carga que los agobia. Asocien siempre a lo vasto, a lo ilimitado, a lo divino con el Niranjana; sueñen y hagan planes para fundirse con lo Absoluto; llenen sus oídos con el llamado del más allá y de lo infinito. Trasciendan las paredes, las barreras, las cerraduras y las cadenas. Y esto lo pueden hacer de manera muy fácil fijando su mente en su propia infinidad.

No tilden de mono a la mente ni hagan cosas por el estilo. La mente es un instrumento muy refinado con el cual pueden lograr tanto la liberación como la esclavitud. Todo depende de cómo la empleen. Su mente acatará sus órdenes hasta el más mínimo detalle. Los llevará, si así lo desean, por el camino real, derecho hasta la puerta de la realización. O los liará vagar por los callejones sin salida donde cada paso los conduce al lodo.

Deberían agachar la cabeza avergonzados cuando por los periódicos se enteran de que seres humanos iguales a ustedes están inventando y probando armas que pueden matar millones de hombres y dañar aun a las generaciones futuras. ¡En lugar de ello se sienten orgullosos de la inteligencia y viveza del hombre! ¡Algunos hasta admiran a tales inventores! Sí, admiren y enorgullézcanse de personas que inventen algo que ayude a los hombres a llevar vidas felices, pero usen las palabras apropiadas cuando califiquen a quienes fabrican esas arma, para asesinar poblaciones enteras. En el hospital psiquiátrico encontrarán todas las clases de locura que afectan al hombre: algunos locos escupen sobre los otros, los de allá muerden, más acá otros se rascan, o tiran piedras, o lanzan insultos. Aquellos dementes están ocupados en lanzar bombas, esa es su insania.

¡El mundo está lleno de gente desquiciada que, sin embargo, está todavía afuera de los manicomios! De repente, cuando el odio envuelve a un país, aun las personas ordinariamente cuerdas enloquecen y se comportan como salvajes. Pero a veces en el hospital psiquiátrico encuentran un cierto tipo de «loco». Se queda sentado en una esquina, descansando sin cesar, observando las travesuras y desvaríos de los otros internos. Los doctores le estarán agradecidos, pues no necesita cuidado alguno, no causa problemas. Tal vez su locura sea melancolía o quizá él sea jñani. El hombre que tiene a Dios como destino es así. Él es el Único hombre cuerdo en este mundo loco.

Cualquier cosa que les ocurra, tómenla como una lección para fortalecer su carácter, templar sus nervios y elevar su renunciamiento. Esto les dará paz y felicidad.