Discursos dados por Sai Baba – 38. 29/09/68 La tercera fuerza

Discursos dados por Sai Baba

{SB 08} (44 de 45 discursos 1968)

38. 29/09/68 La tercera fuerza

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 06 cap. 61 )

La tercera fuerza

29 de Setiembre de 1968

Prashanti Nilayam

LAS ENSEÑANZAS DE los sabios y visionarios de esta tierra están centradas alrededor del modo de vida, de la disciplina en la práctica diaria, de las maneras de comportamiento familiar y social, de las actitudes e impulsos, de las obligaciones de la vida comunitaria, de los lazos de servicio y afinidad afectuosa. Enfatizan los aspectos prácticos del Vedanta; de hecho, no hay otro Vedanta. Su propósito es limpiar la mente, agudizar el intelecto, purificar las emociones, concentrar la facultad pensante de manera que la realidad pueda ser experimentada en su plena claridad. Librarse de los golpes de la alegría y del dolor puede lograrse sólo por medio del conocimiento de esa realidad que es una e indivisible. Cuando se quita la gruesa capa de musgo que flota sobre la superficie del lago, se revela el agua clara; cuando se quita el polvo acumulado sobre el espejo, esto les permite verse a sí mismos. Cuando la persona se ve a sí misma como una imagen, es sólo una verdad parcial; cuando ella sabe que es la persona y no una imagen, esto es la verdad. Bimba (el Yo, lo Real) debe conocerse, debe saber que es bimba. El Yo debe tomar conciencia del Yo; eso es autoconocimiento. El ojo puede ver la estrella que está a mil millones de años luz, pero no se puede ver a sí mismo. El ojo debe ver al ojo para que pueda proclamar que tiene autoconocimiento, una visión de sí mismo como es verdaderamente.

A menos que se conozcan a ustedes mismos, no pueden conocerme. Cuando ven un aeroplano en el cielo, saben que debe tener un piloto; pero si desean verlo, deben subir y estar en el avión, después de comprar el boleto. Gánense la calificación; merezcan la visión. Vivekananda una vez dijo que ninguna persona que careciera de discernimiento e inteligencia despierta podía entenderlo a él y su misión. Los estudiantes de medicina disectan cadáveres ¡tratando de aprender acerca del cuerpo vivo! El conocimiento de Dios que se obtenga mediante un análisis y estudio del mundo será más o menos de la misma categoría. Cuando el doctor trata a un paciente y éste se somete al tratamiento, ambos ignoran que entre ellos hay una tercera fuerza, más potente y más decisiva. Si llegan a la orilla de un río en una tierra extraña, no siguen el consejo de un paralítico o de un ciego para averiguar el mejor punto para vadear; siguen al que ha vadeado el río a menudo y no es ni paralítico ni ciego. El hombre que puede ver es el sabio, el hombre que puede caminar es la persona con experiencia. El hombre con ambas capacidades es un buen guía, no aquellos que dicen cosas aprendidas de libros o que dan fórmulas hechas, sin fijarse en el nivel alcanzado por el que escucha, o que andan por allí en busca de personas de quienes obtener dinero.

Cualquier gurú que embrutece su intelecto y su innato poder de discernimiento en vez de alentarlos a buscar, examinar, experimentar y creer, es un peligro para la humanidad, pues el intelecto es el único instrumento para lograr la realización. Sólo el conocimiento puede otorgar la visión de la verdad última. Es por esto que el mantra Gayatri (oración védica) es una oración para despertar el espíritu de indagación e iluminar el camino por medio de la Luz interna del espíritu. Es por esto que Krishna dice en el Gita: «Yo soy, de los seres vivientes, la inteligencia». Arjuna (que significa puro, sin mácula) era un gudakesha, es decir, una persona que había superado la indolencia y tenía control sobre el sueño; su nombre mismo indica que era de virtudes sin par, un gran guerrero. Gracias a eso, el Señor mismo le enseñó el modo de vida del Gita. Sean como él, desarrollen el espíritu de renunciamiento que él mostró. Escuchen al Señor tan atenta y tan inteligentemente como él lo hizo; ustedes también pueden obtener el Gita del Señor, enseñado desde el carro de guerra del cual él, en atención a su oración, es el auriga.

Prashanti Nilayam

29 IX 68