El yoga de la limpieza de la mente (16/03/1968)

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( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 07 cap. 3 )

El yoga de la limpieza de la mente

16 de Marzo de 1968

Prashanti Nilayam

El hombre es Sathyam, Shivam, Sundaram; es decir, Verdad, Belleza y Bondad; por esto es atraído a lo verdadero, lo bello y lo bueno; él odia ser llamado mentiroso, feo o malo. El hombre tiene que esforzarse de manera especial para andar por el sendero de la falsedad; es más difícil para él sostener una mentira que apoyar la verdad. Así está dando la espalda a su destino cuando se regodea en la falsedad, la fealdad y la maldad.

Rama y Lakshmana, aunque nacidos de madres diferentes, eran atraídos él uno hacia el otro por misteriosos lazos de fraternal reverencia. Cuando todavía era un bebé, Lakshmana lloraba inconsolablemente cuando se encontraba con su madre. Vasishta, el preceptor de la corte, sugirió que el niño fuera colocado en la misma cuna que Rama, nacido unos pocos días antes, y una vez hecho esto, se quedó profundamente dormido. Los dos estaban atados por el mismo destino. El hombre también está atado a Dios (Rama) por un destino similar; puede lograr un dulce y profundo sueño sólo en el regazo de Dios; separado de él, sólo puede llorar.

Tengan siempre el Nombre de Dios en la lengua, en su aliento. Esto evocará su forma como el centro interno de cada cosa, pensamiento o hecho. Esto los dotará de su compañía, del contacto con su infalible energía y bienaventuranza; ésta es la buena compañía que les da el máximo de beneficios. Conversen con Dios que está dentro de ustedes; deriven valor y consuelo de él. Él es el gurú que está más interesado en su progreso. No busquen al gurú fuera de ustedes, en ermitas o lugares sagrados; el Dios en ustedes es padre, madre, preceptor y amigo.

Conocen el sentimiento de los Pandavas con respecto al Señor Krishna. Tan pronto como se enteró de que Krishna había prometido estar del lado de los primos Pandavas en la guerra que iba a comenzar pronto, Dritharashtra, el jefe del clan de los Kauravas, le preguntó a Krishna: «Tú eres también nuestro pariente; ¿por qué entonces pones tu peso del lado de esos hermanos Pandavas?» A lo que Krishna respondió: «Parientes, sí, pero ¡qué diferencia! ¡Ustedes son el fuego y ellos. el agua! El agua que calma la sed de los caminantes en el desierto». Dritarashtra le dijo entonces que el apego que tenía por sus primos era algo inexplicable. Krishna declaró: «Te voy a explicar: Dharmaraja, el mayor de los hermanos, es como mi cabeza; Bhima, el segundo, es como mis hombros; Arjuna, el tercero, como mis brazos, y Nakula y Sahadeva, los gemelos, que son el cuarto y el quinto de ellos, son como mis pies». Noten cuán íntimamente unidos con Dios habían llegado a estar todos ellos. Y esto, a pesar de la larga serie de pérdidas, infamias, calamidades, exilio y pobreza que sufrieron mientras se encontraban bajo su cuidado, como podrían decir los no creyentes. Lo soportaron todo con valor y en un arrobamiento sin mengua. Sin la firme confianza en este Dios siempre presente, el hombre no puede alcanzar la paz. Ahora Dios es negado en los países occidentales y el hombre sólo confía en sí mismo; exagera su inteligencia y sentido de la aventura y se enorgullece del adelanto que ha hecho por medio de la ciencia y la tecnología. Pero la inteligencia sin ecuanimidad está llenando los hospitales mentales. La paz está huyendo de los corazones de hombres y mujeres, la armonía social se está volviendo un sueño distante, la concordia internacional es un espejismo perseguido por unos pocos. El hombre viaja a la luna pero no explora sus propios niveles internos de conciencia y, comprendiéndolos, los limpia y controla.

El instrumento por medio del cual es capaz de dominar a la naturaleza ni siquiera es realmente comprendido por el hombre. Una vez que éste es conocido, todo lo que se comprende a través de él se hará evidente. Esto es lo que los sabios de la India hicieron: buscaron conocer aquello por medio del cual, una vez conocido, todo lo demás se conoce. Las Upanishads establecen el proceso de este descubrimiento.

La expresión de ese descubrimiento en la vida práctica es el amor, pues es el amor el que crea, sostiene y envuelve todo. Sin amor nadie puede reclamar haber tenido éxito en descifrar a Dios y su obra, el universo. «Dios es amor; vivan en amor»; ése es el mandamiento dado por los sabios. El amor puede crecer sólo en un corazón bien arado, libre de malezas. Así, el corazón debe ser preparado por medio de la constante recitación del Nombre divino; bien puede ser llamado un yoga, como el bhakti o jñana o karma yoga. Puede ser llamado el chita sudhi yoga, es decir, el sendero de la limpieza de la conciencia. Carguen cada segundo de su tiempo con la corriente divina que emana del nombre de Dios.

Colonia Vijayanagar,

Hyderabad 16 III 68