La mente salta de un objeto a otro con una velocidad increíble. Se eleva a las alturas y cae a las profundidades con cada parpadeo. Se esconde, engaña y distorsiona. Solo se la puede dominar a través de la concentración. El proceso puede ser practicado en una u otra de dos direcciones: A-rupa o Sa-rupa. A-rupa significa «no sujeta» a la forma. Uno siente que no es el hacedor ni el que disfruta; es solo un agente de Dios, una herramienta, un instrumento. No se ve afectado para bien ni para mal, cuando la acción resulta bien o mal. Uno no se identifica con la rupa (la forma o el cuerpo). La meditación sa-rupa se pierde en dualidades de placer y dolor, ganacia y pérdida, pues considera válidos el nombre y la forma, el cuerpo y sus actividades. Del mismo modo, el hombre puede elegir entre dos caminos: el Pravritthi Marga (el camino de involucrarse) o el Nivritthi marga (el camino de no involucrarse). Cuando se involucra, el hombre se enfrenta a los seis enemigos interiores: lujuria, ira, codicia, apego, orgullo y odio. Cuando no se involucra, el hombre recibe la ayuda de los seis amigos interiores: el control de los sentidos, el control de la mente, la fortaleza, la satisfacción, la fe y la ecuanimidad. El cuerpo humano es divinizado como un templo, sí, pero los enemigos tienen que ser evacuados y los amigos admitidos, antes de que la Divinidad pueda establecerse allí. Sathya Sai. (Discurso del 3 de mayo de 1986)