Discursos dados por Sai Baba – 36. 20/08/96 El primer milagro de Shirdi Baba

Discursos dados por Sai Baba

{SB 29} (53 discursos 1996)

36. 20/08/96 El primer milagro de Shirdi Baba

( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 29 cap. 36 )

El primer milagro de Shirdi Baba

20 de Agosto de 1996

Con los ojos físicos sólo se percibe la Naturaleza. Pero al usar la visión espiritual, vemos que el universo entero es sólo Bhagavan. Desde la perspectiva de Prema (amor), todo parecerá Divino.

Un joven que había estudiado la filosofía de Adhi Shankara, vino a Mí y dijo: “¡Swami! Shankara dice: Brahma Sathyam:

Jagath Mithya. Por favor, permíteme saber qué es verdad y qué es irreal”.

Swami le dijo: “¡Simplón! Deja que la Naturaleza demuestre qué es real y qué es irreal. Tú preocúpate por conocer tu propia realidad.

No necesitas indagar acerca de la naturaleza de Prakrithi (el universo fenoménico). No arguyas”. Un hombre que no es consciente de su verdadera naturaleza, ¿cómo estará calificado para conocer la realidad u otros aspectos del cosmos?

Un hombre considera su cuerpo visible como real y al Espíritu invisible como irreal. No comprende que lo invisible es la causa de su placer y su dolor. “Que nadie imagine que la belleza, la juventud y la vitalidad durarán para siempre. La vejez se asoma adelante y traerá consigo una sucesión de padecimientos.” Dheha y Dhehi Hay dos entidades en el hombre: el Dheha (cuerpo) y el Dhehi (el Espíritu Interior). El cuerpo está gobernado por tres factores:

Vatha (viento), Pittha (bilis) y Kapha (flema). El factor viento es responsable de 80 tipos de enfermedades. La bilis ocasiona 82 tipos de dolencias; la flema es la causa de 224 clases de males. En total, los tres ocasionan 386 tipos de enfermedades. Reconociendo la multitud de enfermedades a las que el cuerpo es propenso, los sabios de antaño procuraron liberarse del apego al cuerpo, mientras lo cuidaban para los propósitos esenciales.

Muchas de estas enfermedades son insidiosas y por eso, quizás no se las advierta en una persona aparentemente fuerte. La enfermedad yace oculta en prácticamente cada acción del hombre, desde la respiración hasta la acción de comer. El cuerpo es, por su misma naturaleza, perecedero. Pero el Dhehi (el Espíritu Interior) es inmortal. Mediante el cuerpo transitorio, el espíritu eterno ha de ser experimentado. Los hombres están inmersos en la búsqueda de los placeres efímeros de los sentidos y olvidan la bienaventuranza perdurable que se obtiene del espíritu. Las personas deberían comprender que la verdadera felicidad puede obtenerse sólo a través de la unión con Dios.

Algunas personas imaginan que Dios les concede una gracia excesiva a algunos, parece indiferente hacia algunos otros, e ignora totalmente a otros. Todas éstas son sólo aberraciones de las personas que albergan tales pensamientos. Para Dios, todos son iguales. Pueden ver la imagen real de ustedes sólo en un espejo que está cubierto por atrás con el mercurio del amor. Todos dicen que no han experimentado a Dios, pero eso no es culpa de Dios. El sentimiento de que Dios favorece a algunos y no a otros nace de los celos.

Quisiera relatarles un episodio de la niñez de Shirdi Baba.

Shirdi Baba y Venkuusa Cuando Shirdi Baba tenía unos diez años, Patel se lo llevó a Venkuusa. Patel tuvo un sueño en el que se le dijo: “¡Patel! Es probable que no vivas mucho más. Al niño que has criado hasta ahora nadie lo puede cuidar. Hay una persona llamada Venkuusa, en cierto lugar. Llévale al niño y déjalo a su cuidado”.

Venkuusa daba lecciones espirituales a una cantidad de niños.

Cuando le estaban por llevar al niño, Venkuusa tuvo una premonición de su llegada. Él llamó al niño: “¡Aoji! ¡Aoji! (Ven, ven). He estado esperándote durante todos estos años”. Le habló amorosamente y le pidió que entrara y tomara su alimento.

A partir de ese momento, Venkuusa desarrolló un gran afecto por el muchacho. Al ver esto, los otros estudiantes sintieron envidia y comenzaron a hablar de él entre ellos. “¿Cómo es posible que el maestro esté mostrando tanto amor hacia el niño nuevo? Hemos estado aquí durante años, y él no nos ha mostrado un amor semejante”.

Así hablaban algunos de ellos. Otros decían: “Él es afortunado al recibir tanto amor”. Otros observaban: “Quizás nuestro maestro espera recibir algún dinero de Patel, que es un hombre rico”.

Un plan para matar a Baba El apego entre Venkuusa y el joven Baba crecía día a día. En una oportunidad, ambos se dirigieron a un bosque llamado Sikhara.

Después de su partida, los otros muchachos trazaron un plan para eliminar al joven Baba. “Entonces Venkuusa nos querrá más”, pensaron.

Fueron al bosque y se apostaron tras una choza. Uno de los muchachos más grandes, de acuerdo con el plan que ya habían ideado, tomó un gran ladrillo y se lo arrojó a Baba. Venkuusa sentía un gran amor hacia Baba. Al advertir el ladrillo, Venkuusa se paró inmediatamente delante de Baba y dejó que el ladrillo lo golpeara a él. Lo que iba dirigido a Baba golpeó a Venkuusa. La sangre caía de la cabeza de Venkuusa.

Baba rasgó inmediatamente un trozo de tela de Su túnica y vendó la cabeza sangrante de Venkuusa. Cuando Baba y Venkuusa estaban hablando acerca de la herida, algunos de los muchachos corrieron hacia ellos trayendo un cuerpo muerto. Era el cuerpo del muchacho que había querido matar a Baba. “El mordedor mordido”, dice el proverbio. (Si intentas herir a otros, te estarás hiriendo a ti mismo).

Los muchachos exclamaron: “¡Guruji! Perdónanos”, y cayeron a sus pies. Venkuusa les dijo: “¡Niños! Yo he envejecido. Este muchacho está realizando todo el trabajo que yo hacía. Sólo el amor puede protegerlos. Cuando no hay amor, nadie puede salvarlos”.

Al oír estas palabras, los muchachos cayeron a los pies de Baba y colocaron el cuerpo muerto ante Él. Baba soltó una carcajada.

¿Por qué reía? No porque estuviera muerto el niño que había intentado matarlo. Él sabía que la muerte podía llegar en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier situación. Incluso a tan temprana edad, Baba había comprendido esta verdad relacionada con el cuerpo. Baba trascendía el tiempo. La edad no tenía importancia para Él, que era la Persona Cósmica.

Les dijo a los niños: “Hoy ha muerto este muchacho. El turno de cada uno puede llegar mañana. Nadie es inmortal”.

Los niños exclamaron: “¿Cómo explicaremos esta calamidad a los padres?” Baba les dijo: “Díganles lo que sucedió realmente”.

Los niños comprendieron que si decían la verdad pasarían vergüenza.

Si relataban algo que no había sucedido, estarían diciendo una mentira. Reconociendo este dilema, Baba les preguntó:

“¿Qué es lo que quieren ahora?” “Por favor, devuélvele la vida a este niño”. Inmediatamente, Baba colocó la cabeza del muchacho sobre Su regazo y pasó Su mano sobre ella. El niño revivió. Éste fue el primer milagro de Shirdi Baba.

El polvo al polvo vuelve Los estudiantes deben comprender que el cuerpo está formado por elementos que provienen de la tierra y regresarán a la tierra cuando la vida se extinga. El cuerpo es como una vasija de barro que sirve para un propósito por cierto tiempo y, cuando se rompe, se vuelve con el tiempo una con el barro del cual fue hecha. Una semilla plantada en el suelo crece hasta convertirse en un árbol con ramas, flores y frutos. Todo lo que hay en un árbol proviene de la tierra. Del mismo modo, el cuerpo está compuesto por los cinco elementos. Se lo debe usar correctamente.

La esencia del Vedanta puede ser resumida en una frase: “El Atma en ti es igual a lo Divino”. Sólo quienes poseen este sentimiento pueden experimentar a Dios.

Discurso pronunciado en el Sai Kulwant Mandap, el 20-8-1996 cuando Bhagavan narró las circunstancias en las que Shirdi Baba, a la edad de diez años, realizó Su primer milagro al devolverle la vida a un niño muerto
que había intentado matarlo.

El deber de uno es actuar; actuar bien, actuar con temor de Dios: actuar dentro de los límites de la moralidad; actuar en amor; seguir actuando; las consecuencias seguirán naturalmente, así como el fruto surge de la flor. Uno no necesita preocuparse ni alborozarse. Actúen con entusiasmo, con fe: el éxito es de ustedes.

—BABA